Clarín

Una polémica bíblica: ¿Jesús enseñó uno o dos Padrenuest­ro?

Revisión. El Papa planteó dudas sobre una de las traduccion­es de la oración más importante del credo católico y dio pie para revisitar el doble origen de su texto.

- Ariel Alvarez Valdés

La única oración que Jesús enseñó a rezar en su vida, es el Padrenuest­ro. Millones de cristianos la recitan cada domingo en reuniones y asambleas. Pero no todos saben que existen dos Padrenuest­ros diferentes en la Biblia: uno en el Evangelio de Mateo, y otro en el de Lucas. Incluso están ambientado­s en dos momentos distintos de la vida de Jesús. Según Lucas, Jesús lo habría enseñado en privado a sus discípulos. En cambio según Mateo, Jesús lo habría enseñado en público durante su sermón de la montaña.

¿Por qué hay dos Padrenuest­ros distintos? ¿Cuál es el que enseñó realmente Jesús? Si comparamos las dos versiones, vemos que la más breve es la de Lucas: sólo trae cinco peticiones, mientras que la de Mateo incluye siete. Ahora bien, según los estudiosos, la versión de Lucas sería la original de Jesús. En efecto, es más lógico pensar que la oración primitiva era más breve, y Mateo la alargó para explicitar­la mejor, que pensar que era más larga, y Lucas se atrevió a acortarla para corregir a Jesús.

¿Cuáles son los cambios que introdujo Mateo al Padrenuest­ro original? En primer lugar, en vez de empezar sólo con “Padre”, como Lucas, le agregó “nuestro”. Porque Mateo es judío y escribe para una comunidad de origen judío. Y el pueblo judío solía darle a Dios el título de “Padre nuestro”, como se ve varias veces en el Antiguo Testamento. Pero además los judíos, para evitar cualquier cercanía irrespetuo­sa con Dios, después de decir “Padrenuest­ro” solían agregar: “que estás en los cielos”. Por eso Mateo también añadió esta fórmula, que no está en Lucas, para hacerla más familiar a la mentalidad de sus lectores judíos.

El segundo cambio que hizo Mateo fue añadir, después de las dos primeras peticiones (es decir: “Santificad­o sea tu Nombre, / venga tu Reino”), una tercera que no estaba en la ver- sión de Lucas: “Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo”. Porque para todo buen judío, era imprescind­ible en cualquier oración pedir que se cumpliera la voluntad de Dios. Para ello se inspiró en el Salmo 135, que dice: “Todo lo que Dios quiere lo hace, así en la tierra como en el cielo”. Y en el Salmo 115: “Nuestro Dios todo lo que quiere lo hace, así en la tierra como en el cielo”.

Un tercer cambio fue que, en vez de “Perdona nuestras ofensas”, como decía Lucas, puso “Perdónanos nuestras deudas”. Lo cual es comprensib­le, ya que los israelitas solían expresar su relación con Dios en términos jurídicos; y cuando un hombre no cumplía con los mandamient­os, se decía que estaba “en deuda” con Dios.

Todo pecado cometido contra Dios era una “deuda” que se contraía. Jesús usa varias veces esta metáfora. Por ejemplo, cuando enseña a perdonar, cuenta la parábola del deudor del rey. Para explicar por qué perdonó a una pecadora pública, cuenta la parábola de los dos deudores. Y para advertir sobre las graves consecuenc­ias de no perdonar, relata la parábola del hombre encarcelad­o por no pagar una deuda. Por eso, el “perdónanos nuestras deudas”, de Mateo, se adecuaba más al lenguaje familiar de sus lectores judíos, que la frase de Lucas.

El último cambio que hizo Mateo al Padrenuest­ro de Lucas, es agregarle una séptima petición. Mientras Lucas termina diciendo: “No nos dejes caer en tentación”, Mateo añade: “y líbranos del mal”. Esta petición en realidad no agrega nada nuevo a la anterior: si uno está protegido para no caer en tentación, ya está libre del poder del mal. Por eso en realidad se trata de una repetición de la petición anterior, hecha con otras palabras. Expresa en positivo lo que antes se decía negativame­nte.

En conclusión, el Padrenuest­ro de Mateo incluye la tercera y la séptima petición, que no figuraban en la versión de Lucas. ¿Por qué hizo estas añadiduras? Porque así la oración quedaba con siete peticiones. Y para la mentalidad judía, el 7 era el número perfecto. De esa manera, quiso significar que el Padrenuest­ro es la plegaria que compendia la totalidad perfecta, el encuentro perfecto del hombre con Dios. Y a la que no se le puede añadir ni quitar nada. ■

Si comparamos las dos versiones, notaremos que la más breve es la del apostol Lucas

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