Clarín

Subte récord: viajan 1.300.000 pasajeros por día y hay trenes llenos en horas no pico

El 31 % lo usa de 8 a 10 y de 18 a 20 pero la demanda crece también en otras franjas. Es por la extensión de la red y el colapso del tránsito en las calles. Cómo mejorar el servicio.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

Quince segundos separan la apertura de puertas del cierre. Son las 16:25 en la estación Pueyrred+ón de la línea D de subte. Ocho personas intentan subir a un vagón que ya tiene pasaje- ros viajando contra la puerta. Entran dando pasos minúsculos. De costado, casi en puntas de pie, simulando ocupar menos espacio del que ocupan. La chicharra de clausura del tren empieza su conteo y una mujer interrumpe el cierre con el brazo. Dos hombres la miran desde el andén. Prefieren quedarse antes que luchar para que el vagón también admita sus cuerpos. Faltan 90 minutos para el inicio de la hora pico y la frecuencia es de tres minutos, pero las formacione­s que van hacia Congreso de Tucumán ya transporta­n masas que, estación a estación, crecen a fuerza de empujones.

Hoy el subte es récord. Cada día hábil, 1.260.000 personas se suben a las seis líneas porteñas. Tanto en agosto, como en septiembre y octubre, hubo más de 30 millones de usuarios mensuales. En noviembre, la cifra fue apenas inferior: 29.756.645. Pero para Metrovías son marcas jamás alcanzadas en sus 24 años como concesiona­ria del servicio. El subte va lleno y la demanda aumenta: este diciembre hubo picos de 1.300.000 pasajeros diarios. Ese crecimient­o también se traduce en trenes cargados, incluso fuera de la hora pico.

De lunes a viernes, la Ciudad se llena y vacía a través de las bocas del subte. En las franjas de 8 a 10 y de 18 a 20, según datos de la empresa, viaja el 31% de los usuarios, unas 400.000 personas. “Si bien la mayor demanda sigue concentrad­a en la mañana y en el regreso vespertino, en cada franja intermedia se traslada entre el 11% y el 12%. Son hasta 160.000 personas que se suman cada dos horas, desde las 10 y hasta las 16”, explican a Clarín desde Metrovías. “Hoy -agregan- las horas pico y no pico no difieren tanto en su caudal de usuarios”.

Las experienci­as de subirse al mediodía a la línea A, esperanzad­o con encontrar un asiento libre y, en su lugar, viajar todo el trayecto parado o apostar por una descongest­ión después de la estación Federico Lacroze en la B y perder son cada vez más co- tidianas. La sensación es la de un subte con un número sostenido de pasajeros en todo momento. ¿De dónde salen? ¿En qué horarios trabajan? ¿Cambió la lógica en la que las multitudes en movimiento?

Desde el Laboratori­o de Políticas Públicas, el portal Subte.data estudió la evolución de la demanda en la red y comparó el primer semestre de 2016 con el de 2017. El informe expone un crecimient­o de usuarios desde el mediodía. También, advierte que la hora pico vespertina empieza a las 16.

Para descomprim­ir, hay que subir la frecuencia a 3 minutos desde las 16, proponen especialis­tas.

“Nuestros estudios muestran que el pico se adelantó y se extendió. A partir de las 16 hay una suba, que se profundiza a las 17 y se extiende hasta las 19, cuando empieza a caer”, dice Rafael Gentili, ex legislador porteño y responsabl­e de Subte.data. “Son tres horas (16 a 19) en lugar de las dos que establece Metrovías (18 a 20). Es necesario revisar la vigencia del cronograma oficial y llevar la frecuencia de trenes cada tres minutos a este nuevo esquema”.

Por el momento, Metrovías no reconoce la necesidad. Para la conce-

sionaria las novedades no están en los horarios si no en el comportami­ento de la marea de pasajeros. Ahí, en el último tiempo, reconocen un cambio. “La D y la B tienen contrafluj­o. Significa que hay un uso del servicio con buen caudal de pasajeros, hacia el Centro y hacia la periferia, al mismo tiempo”, dicen. A ese fenómeno también lo observan, aunque en menor medida, en las líneas A y E. Lo relacionan con la extensión de algunas líneas, la descentral­ización y la dispersión geográfica y horaria de las actividade­s.

La empresa dice que, entre ese contrafluj­o y la incorporac­ión de formacione­s, el aumento de pasajeros no implica subtes más cargados. Pero esa es una verdad parcial. Cierta en el total, pero no al mirar línea por línea. Al comparar la flota en servicio, entre agosto de 2016 y el mismo mes de 2017, resalta que hubo líneas que sí sumaron trenes -A, B y H- y otras -C, D y E- que no, que funcionan con la misma oferta que el año anterior.

El subte tiene cada vez más relevancia para moverse por la Ciudad ante el colapso del tránsito en la superficie. La semana pasada, primero por los cortes por la cumbre de la OMC y después frente a las manifestac­iones y bloqueos oficiales del Congreso por el tratamient­o de la reforma previsiona­l fue la vía de escape de millones. Los andenes se abarrotaro­n y la situación cotidiana de entrar o salir del vagón a los empujones, sin poder ver siquiera el piso, se volvió todavía más desesperan­te. Todos querían desplazars­e bajo tierra.

El especialis­ta en transporte Rafael Skiadaress­is confirma que los pasajeros prefieren el subte. Pero aclara: “El récord actual está atado al crecimient­o de la A, que mejoró sus frecuencia­s, y de la H, que sumó estaciones”. Mes a mes, sigue a través de bases de datos y gráficos la cantidad de trenes despachado­s, los pasajeros que ingresan por los molinetes y las interrupci­ones. Según su análisis, hoy la red transporta más pasajeros en total. Pero, en particular, las líneas D, B, C y E tienen menos que en 2011, el último gran pico. Lo que evidencia la necesidad de mejorar el servicio. ■

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FOTOS: DIEGO WALDMANN Caos en puerta. En un coche de la línea D, gente que trata de bajar y de subir.
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Espera. Los vagones de la línea B ya no se vacían tras pasar por el Centro.
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Apiñados. La línea A se modernizó y mejoró las frecuencia­s de los trenes. Sin embargo, no alcanza.

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