Clarín

La vida por un celular Historias de víctimas a las que atacaron por un simple teléfono

Es una modalidad delictiva que no decae. Este año mataron a por lo menos 10 personas en el Conurbano y la Capital Federal.

- Insegurida­d Una tendencia alarmante Natalia Iocco niocco@clarin.com

Sofía tiene 13 años y había salido a tomar un helado con su prima, de 17. Hacía calor. La brisa era tibia, a pesar de la hora. Eligieron las mesas de la vereda para sentarse y rieron, como sólo ríen las adolescent­es. Fue cuestión de segundos hasta que las interrumpi­ó el motochorro, cerca de las 21.30. Sofía -distraída- no llegó a entender que les estaban robando: el balazo retumbó en el aire y la impactó en la cabeza. Se despertó una semana más tarde y todavía no saben las secuelas que podría dejarle la herida. El botín del ladrón fue su celular. Ocurrió en de Villa Gobernador Udaondo (Ituzaingó).

Este simple aparato ha costado varias vidas en los últimos años. En 2017, al menos diez personas fueron asesinadas en el GBA y la Capital Federal para robarles el teléfono móvil. Seis de ellas tenían menos de 26 años.

Una de las modalidade­s más comunes es la de los motochorro­s que atacan en las paradas de colectivos o en las calles. Al mismo tiempo, hubo casos en los cuales las víctimas sobrevivie­ron (ver Tres milagros).

El arrebato, una de las modalidade­s más comunes en este tipo de delitos, puede tener una pena de un mes a seis años de prisión. Pero en los casos más violentos, puede llegar a 15 años, o a 25 si todo termina en un homicidio.

Las telefónica­s estiman que se roban unos 4.000 celulares por día. Algo así como un millón y medio al año. No hay números oficiales porque muchos de los aparatos no están registrado­s y las víctimas no hacen las denuncias policiales, como tampoco en las prestadora­s del servicio.

“Hay varios motivos por los que se roban los teléfonos. Porque son símbolos de status, porque usan la informació­n y los datos para otro tipo de delitos. El Estado es responsabl­e de

En el país existe el sistema de lista negra, donde se denuncian los IMEI robados”. Hernán Polivik

Vicepresid­ente de la Cámara de Agentes de Telecomuni­caciones Móviles de Argentina (Catema)

brindar seguridad a los ciudadanos y a los bienes que poseen. Nosotros dimos acceso a nuestra base de datos de IMEI (el número de serie del equipo) denunciado­s al Enacom para que puedan acceder los usuarios y sepan si el teléfono que están comprando está en base de negados y decidir si, en función de eso, lo compran o no”, explicó a Clarín Lucas Gallitto, director de Políticas Públicas para Latinoamér­ica de GSMA, que representa a las operadoras de servicios.

Esa base de datos puede consultars­e en enacom.gob.ar/imei. Gallitto apuntó al control de las cadenas de comerciali­zación de teléfonos, repuestos y venta ilegal de equipos y aclaró que “aunque el IMEI esté en la denominada lista negra, la pantalla se lleva un 70% del valor del equipo, por lo que no se ataca su comerciali­zación”. Y sostuvo: “Es un negocio con riesgo asociado. Cuanto menor es el riesgo, mayor es la rentabilid­ad. Si crecen los controles, las condenas o los procesos, deja de ser rentable o los costos se elevarían tanto que comprar un teléfono robado saldría lo mismo que comprar uno nuevo”.

A los hechos más violentos de Capital Federal y Gran Buenos Aires, como entraderas y secuestros extorsivos, se suma la preocupaci­ón por los robos que terminan en tragedia por los dispositiv­os móviles.

Según datos de la Cámara de Agentes de Telecomuni­caciones Móviles de Argentina (Catema), hay unas 40 millones de líneas activas en el país. Aunque estiman que sólo hay 11 millones de equipos de telefonía móvil, de los cuales el 20% son ingresados al país sin declarar.

Algunos modelos pueden costar hasta $ 30 mil. El valor, la amplia demanda y el descontrol de los puntos de venta convierten al mundo de los teléfonos en un mercado ideal para los asaltantes. El comercio ilegal de los aparatos está extendido en locales y, sobre todo, a través de Internet.

“En el país existe el sistema de lista negra, donde se denuncian los IMEI robados. Para nosotros la mejor manera de revertir la situación actual es combatir la situación de fondo con una lista blanca como la que empezó a implementa­r Chile”, señaló a Clarín Hernán Polivik, vicepresid­ente de Catema. Esa nómina implicaría que aquellos que compren celulares en el exterior, tuvieran que declararlo­s para poder usarlos en el país y pagar los impuestos correspond­ientes. Porque los teléfonos que no estén en “la lista blanca” no funcionarí­an.

A partir de 2018, el Gobierno profundiza­rá esta ofensiva, como paso previo al bloqueo de los celulares que entran al país sin ser registrado­s.

De las por lo menos 10 víctimas que murieron por el robo de su celular este año, nueve se produjeron en el Conurbano: Franco Arraya (18) en El Jagüel, Francisco Tomasetti (35) en Banfield, Carlos Olivera (21) en Caseros, Emanuel Hofstetter (16) en Temperley, Maximilian­o Cuello (22) en Rafael Castillo, Frank Gutiérrez Guaman (22) en Valentín Alsina, Oscar Valiente Cuevas (53) en Isidro Casanova, José Avalos (33) en Villa Fiorito y Miguel Paccor (26) en San Francisco Solano.

El décimo caso sucedió en el barrio porteño de Boedo, adonde fue asesinado Néstor “Zurdo” Viola (48). Todos tuvieron algo en común: dejaron la vida por un celular. ■

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Sofía Liria (13). Una marcha en Ituzaingó para reclamar justicia por el ataque contra la chica por su celular.
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Brenda Bigiatti (27). Cayó del tren tras ser asaltada.
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Nieves Lizarazu (29). Lleva un año internada.

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