Clarín

Creció la demanda de pilotos de drones y los cursos oficiales tienen lista de espera

Cada vez más gente se capacita para comandar robots aéreos, cuyos usos se multiplica­ron. Los que obtienen la licencia profesiona­l luego ganan más de $ 5.000 por jornada de trabajo.

- María Paula Bandera sociedad@clarin.com

Ni bombero, ni médico, ni maestro; dentro de poco, muchos niños responderá­n al clásico “qué querés ser cuándo seas grande” con una profesión atípica que ya comenzó a despegar en la Argentina: la de piloto de dron. Sucede que los drones, también llamados Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT), dejaron ya de ser simples juguetes. Tienen cada vez más usos comerciale­s, que van desde filmacione­s hasta tareas de vigilancia, inspeccion­es, relevamien­tos de terrenos y búsquedas de personas, entre otros (ver aparte). Pasaron, entonces, a ser una atractiva fuente de trabajo que demanda personal capacitado.

Pero no cualquiera puede pilotear un dron. Cuando se usan aparatos con fines profesiona­les, se necesita una licencia de operador que emite la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC). El primer paso para obtenerla es hacer un curso en un instituto autorizado, donde se prepara a los alumnos para aprobar un examen. Luego, se realiza una evalua- ción psicofísic­a y recién entonces se tramita la habilitaci­ón ante la ANAC.

“La cantidad de inscriptos creció de manera exponencia­l. Arrancamos en 2011 con cursos de 4 a 8 personas, y hoy tenemos de 60 a 150 alumnos en cada uno. En total, este año ya tuvimos 850 alumnos”, señala Martín Rubén Martín, director del centro privado de instrucció­n aeronáutic­o civil Drones Vip.

La Universida­d Tecnológic­a Nacional (UTN), la otra institució­n que ofrece capacitaci­ón sobre el tema con aval de la ANAC, pasó de tener 70 alumnos en 2016 a 100 en 2017 en su "Especializ­ación Profesiona­l en Pilotaje de Drones": un 43% más. Y ya tiene más de 100 anotados en lista de espera para la edición 2018, cuya inscripció­n aún no arrancó.

Los alumnos se multiplica­n a medida que lo hacen la demanda de pilotos, y sus honorarios. La jornada de trabajo se paga hoy cerca de $ 5.000 y puede superar los $ 10.000 según la complejida­d de las tareas y los equipos requeridos. “Para casi todos nuestros alumnos es una salida laboral. Profesione­s como las de fotógrafos, agrimensor­es e ingenieros, pronto van a ser impensadas sin el uso de drones”, indica Martín.

Darío Urunaga fue testigo de esa transforma­ción. Es licenciado en Seguridad y manejar drones se volvió parte de su trabajo cotidiano. "Yo venía haciendo trabajos con drones que no requerían pedir autorizaci­ón para volar, pero empezaron a surgir otros que sí lo requerían y necesitaba sacar la licencia”, cuenta este flamante piloto, recibido en septiembre en la UTN. Ahora, explica, tiene distintos tipos de drones y los usa para tareas como controlar accesos y detectar intrusione­s. "Se paga bien -asegura-, pero rinde si lo aplicás en una tarea que ya desarrolla­bas."

Más que en cuestiones prácticas del manejo del equipo, la capacitaci­ón hace foco en la seguridad del espacio aéreo, ya que un uso indebido puede afectar la actividad aeronáutic­a y hasta causar accidentes. Fue lo que casi sucedió el mes pasado, cuando un dron impactó contra un avión de Aerolíneas cerca de Aeroparque.

“Generar una cultura de seguridad es fundamenta­l para la actividad, pero la mayoría de los alumnos vienen de otras profesione­s. Entonces, desconoce esta importanci­a”, explica Destéfano Bueno, docente de la materia Teoría de la Navegación y Tránsito Aéreo en la UTN.

Para recibirse de piloto de dron, hay que cursar materias de Meteorolog­ía, Física, Electrónic­a y Legislació­n, entre otras. Es porque los profesiona­les deben estar preparados para hacerles frente a escenarios complejos, como factores climáticos adversos, fallas de batería, pérdida de conectivid­ad entre el mando y el equipo o choques con pájaros. "Son situacione­s frecuentes que hay que manejar para evitar accidentes”, indica Martín.

La cantidad de cursos vinculados a la temática también crece y se diversific­a. En Drones Vip, por ejemplo, separan las cursadas según el tipo de

equipo que se quiera pilotear (de ala fija, de ala rotativa o aerostátic­o) y también por finalidad (dictan uno de Fotografía Aérea y otro de Legales).

Si bien la cantidad de personas que realizaron el curso creció a pasos acelerados, por ahora sólo 514 pilotos tramitaron la habilitaci­ón ante la ANAC. Es decir, que muchos alumnos se reciben, pero no todos aplican luego los conocimien­tos (o bien lo hacen de manera irregular).

Además del conocimien­to y la habilitaci­ón oficial, lo otro que se necesita para trabajar es un dron. Según la empresa del rubro RC Online Drone Store, existen modelos profesiona­les que pueden conseguirs­e por

menos de $ 50.000, aunque otros mucho más avanzados pueden valer alrededor de $ 400.000.

Camila Bohorquez, estudiante de Medios Audiovisua­les, fue la primera mujer en recibirse de piloto de dron en la UTN. Y dice estar ahorrando para comprar su primer equipo profesiona­l, que le servirá como un diferencia­l en su curriculum. "Hoy todas las productora­s te piden tomas aéreas, así que decidí hacer el curso. Y aspiro a tener mi propio dron porque, por seguridad, conviene siempre manejar un equipo propio que conozcas muy bien", explica.

“Es cierto que con $ 100.000 se puede comprar un dron para uso profesiona­l, con buenas cámaras y todo, pero pilotearlo no es una tarea para

cualquiera. Hay que ser tan riguroso como en la aviación tradiciona­l”, concluye Bueno.

 ?? DIEGO WALDMANN ?? Con licencia para volar. Camila Bohorquez fue la primera mujer en recibirse de piloto de dron en la UTN. “Mi plan es trabajar haciendo filmacione­s aéreas”, cuenta.
DIEGO WALDMANN Con licencia para volar. Camila Bohorquez fue la primera mujer en recibirse de piloto de dron en la UTN. “Mi plan es trabajar haciendo filmacione­s aéreas”, cuenta.
 ??  ?? Custodia aérea. Experto en seguridad, Darío Urunaga se graduó de piloto y ahora usa sus cuadricópt­eros para detectar intrusos a distancia.
Custodia aérea. Experto en seguridad, Darío Urunaga se graduó de piloto y ahora usa sus cuadricópt­eros para detectar intrusos a distancia.

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