Clarín

ABEL SE COMIÓ LA CANCHA

Durante dos horas y media, recorrió sus 22 años de carrera, con sus once álbumes. Hoy repite desde las 21.

- Camila Valero Especial para Clarín

Pintos se presentó el sábado en un River colmado, donde repasó sus 22 años de carrera. Hoy hará una nueva función.

La tormenta eléctrica al acecho lo aceleró todo. En la noche calurosa del sábado, Abel Pintos salió al escenario del Monumental a las 20.15, extremadam­ente puntual y listo para enfrentar los rayos que se veían resplandec­er sobre las tribunas repletas.

El adivino fue el tema elegido para abrir uno de los shows más convocante­s de su historia. Pintos entró en el selecto grupo de artistas que lograron llenar el estadio Antonio Vespucio Liberti; y en su caso no una, sino dos veces (repite hoy desde las 21).

“Es un regalo maravillos­o de la vida el poder estar en este momento aquí. Sentirlos y ver resumidos 22 años en un segundo. Es maravillos­o. Lo más orgulloso que me hace sentir de la relación que tenemos, es que viene gente de todas las edades y nos cuidamos como una familia”, dijo emocionado hasta las lágrimas. Y a lo largo de las dos horas y media del recital continuó agradecien­do a su “familia”.

La emoción comunitari­a se transformó en cantos a viva voz para el último hit del bahiense, Oncemil. Vestido con un traje plateado, camisa roja y anteojos redondos, Pintos lució sus dotes de sensual bailarín en Mariposa. Delicado y con movimiento­s muy precisos, logró que las mujeres de la platea suspiraran.

La convocator­ia tuvo una excusa inicial: la presentaci­ón de 11, su más reciente disco de estudio, multipre- miado a lo largo de 2017. No sólo se convirtió en disco de platino, sino que también fue reconocido con tres Gardel, y el oro por tercera vez.

“Vamos a estar un buen rato cantando y tocando. Es importante que sepan que tengo muchas expectativ­as de escucharlo­s cantar conmigo. Han venido a escucharme y yo he venido a escucharlo­s a ustedes. Hace muchos años soñé algo muy parecido a esta noche. De alguna manera, yo Ya estuve aquí”, dijo, para presentar el tema del disco Abel (2013). Con Aventura llegó la primera invitada. Marcela Morelo cantó abrazada a él y sintetizó: “Sos un sol, un trabajador incansable. Gracias por dejarme compartir este momento con vos”.

La cantante se fue rápido, pero las sorpresas continuaro­n. “Les quiero presentar a un artista que quiero mucho y es muy grande en su país. Una persona muy generosa que me abrió las puertas de sus escenarios”, anunció al colombiano Santiago Cruz, que llegó para bailar Tiempo.

El verdadero experto en danza llegó justo después. Hernán Piquín dio una clase magistral bailando Tanto amor, Sin principio ni final y El mar. Muy atento a toda “su familia”, Abel se movilizó a un escenario situado en el medio del campo para cantar el segundo de estos temas. Sus seguidoras ubicadas en las tribunas superiores corearon felices el mimo.

Enseguida les cantó una sentimenta­l como Una razón, y otra más para bailar, Todo está en vos. Y para seguir moviendo los pies, Tu voz contó con apoyo del club de fans. Estratégic­amente distribuid­as por los sectores del campo, las más fanáticas sacaron tubos de espuma que apretaron como en época de Carnaval.

Con cambio de vestuario -sombrero, lentes y traje negro-, Abel comenzó a cantar Pensar en nada, y la sorpresa la dio un ovacionado León Gieco sumándose a la fiesta. Pero el momento de mayor euforia llegó con Reevolució­n, junto con las primeras gotas que pronto se transforma­rían en diluvio. “Aguante la familia, carajo”, gritó Pintos entonces. Y sonó A-dios, como broche de oro de una fiesta de amor monumental. ■

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MARTIN BONETTO Impermeabl­e. Ni la tormenta pudo detener el recital de Abel Pintos.

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