UNA VOZ AMIGA
Cultura El libro que muestra cómo los fracasados se convirtieron en éxito / Creadores en acción Eleonora Dafcik, titiritera / Telones y pantallas El gran gesto solidario del director Guillermo del Toro / Escribe Sabrina Díaz Virzi.
Claudia Fasolo es la locutora de Susana Giménez en la tele y tiene ciclo propio en Mega (FM 98.3), donde pasa rock nacional.
En casi 35 años de carrera, Claudia Fasolo trabajó como locutora en una extensísima lista de radios: El Mundo, Rivadavia, Cooperativa y Del Plata, por citar sólo algunas. Y acompañó a figuras de peso, como Juan Alberto Mateyko o Santiago Del Moro. También, como para dejar en claro que su voz se adapta a distintos ámbitos, una voz que puede ser sensual y al mismo tiempo rigurosa, más formal, desde el 2005 se encarga de leer las “publicidades no tradicionales”, entre otras participaciones, en el programa de Susana Giménez, que el domingo celebró sus 30 años en la pantalla con una transmisión en vivo desde el teatro Gran Rex: “Nunca se me ocurriría pedirle a Susana que se sacara una foto conmigo”, le explica Fasolo a Clarín, sentada al sol en un bar de la calle Jaramillo, en Núñez. -¿Por qué? -Porque no, porque ella está trabajando... ¡Imaginate lo que sería si todo el mundo se le acercara para besuquearla! ¡En el programa de Susana hay 500 personas trabajando! -Pero con vos sería distinto: hay otra confianza. No por nada, y al aire, Susana te dice “Claudita”. -Sí. Ya sé que me tiene mucho cariño. Pero hay que respetarla. Yo la admiro muchísimo. Una noche no la vi bien... Hablé con su chofer, con el maquillador, quise saber qué le pasaba. Y me dijeron que tenía 40 grados de fiebre. Le dieron una inyección y se bancó todo el programa. -De la larga lista de bloopers que Susana ha protagonizado, ¿cuál fue el que te causó más gracia? -Susana es así, hace cosas muy graciosas. La vez que un perro le hizo caca encima no podía parar de reírme. Fue una situación desopilante. Susana tiene varios bloopers por programa. Es su estilo, siempre dice lo que siente. Y el público la adora. Por eso, si veo que la critican en Twitter, yo trato de cuidarla. Además de divertirse junto a la rubia más impredecible, Fasolo conduce su propio programa de radio, los sábados de 6 a 9 y los domingos de 6 a 12, en Mega (FM 98.3). -¿Te gustaría entrevistar a Susana? -Me encantaría. Pero, para no molestarla, no la haría ir al estudio. La sacaría directamente por teléfono. Por teléfono, además, se permite decir otras cosas... En su programa sufre mucho cuando se le corta alguna llamada con los televidentes. O cuando llama a alguien que se ganó un premio y no consigue comunicarse. Hace poco se puso muy contenta cuando logró hablar con un sanjuanino que, en uno de los concursos, había ganado 600.000 pesos. El sanjuanino le contó que se dedicaba a criar chanchos. Y Susana, entonces, le recomendó que se comprara una chanchería (se ríe a carcajadas). -En tu programa pasás mucha música nacional, sorteás entradas para recitales, regalás mallas... ¿Cuáles son tus artistas preferidos? -Me gusta el rock nacional, el blues, el metal... Escucho de todo: Tom Waits, Lou Reed, la Velvet Underground... A mí me gusta escuchar a Bobby Flores: la música que pasa, lo que dice... -¿Cuál fue el conductor con el que te sentiste más a gusto? -Hubo muchos. Con Lucho Avilés trabajé en la tele, en Indiscreciones, como cronista. Fueron diez años hermosos. Mateyko me sacó muchos prejuicios, me ensenó que podía escuchar a Luis Miguel desde otro lugar. Jorge Bocacci es otro gran personaje, alguien que sabe muchísimo de tango. Un bohemio. Alejandro Fantino... Y de los últimos años, el más cálido, el más generoso fue Santiago Del Moro. Un conductor de la escuela de Juan Alberto Badía, de Julio Lagos... Alguien que, antes que nada, se destaca por respetar al otro. Y que está muy atento de que sus compañeros se sientan bien. -Después de trabajar muchos años de noche, en la Mega tenés que madrugar. ¿Cómo te adaptaste a ese cambio? -Estoy muy casera. Tengo dos hijos pero vivo sola. Me duermo temprano. Y a todos mis conocidos les digo que no cuenten conmigo si planean hacer algo los viernes o sábados a la noche. -En tu programa también se establece un contacto muy fluido con los oyentes. ¿Se puede entablar una relación con alguno de ellos fuera del aire? -Sí, por supuesto. En mi carrera me hice amiga de muchos oyentes, gente con la que entablé algún tipo de relación y podíamos juntarnos a cenar o salir a divertirnos a algún lado. Antes, el contacto era a través del teléfono o de las cartas. Ahora, todo eso está cambiando: a través de las redes sociales, el ida y vuelta es mucho más inmediato. Cuando trabajaba de madrugada en el programa Parada hot, en FM La Mónika, siempre me comunicaba con un matrimonio increíble. Él se hacía llamar “El mamón”. Y ella, “La garcheti”. Él trabajaba de noche en un conocido frigorífico. Y escuchaba mi programa junto a sus compañeros. Entonces, ella salía al aire y lo ratoneaba, le decía que lo estaba esperando en la pileta como la Coca Sarli. Era muy divertido. La radio es mágica. ■