Ocho palabras clave de un año feminista
Hace unos días supimos que el “personaje del año” para la revista Time fueron las mujeres que “rompieron el silencio” sobre el acoso sexual. Así, 2017 termina marcado por la ola de denuncias que puso en primera plana una problemática tan extendida como –hasta hace unos meses- invisibilizada. El abuso sexual fue uno de los términos que se impusieron este año, uno de los más “feministas” de los últimos tiempos. Sin ánimos de exhaustividad, algunas palabras que lo marcaron. Pussy hats. El año comenzó con Washington y decenas de ciudades estadounidenses inundadas por una multitud de mujeres con gorros rosas que salieron a la calle para condenar la misoginia y el racismo del flamante presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y defender la diversidad. De la mano de miles de personas anónimas y de personalidades como Cate Blanchett o Whoopie Goldberg, estos “pussy hats” se convirtieron en el símbolo de lo que se llamó la “Marcha de las Mujeres”. Tetazo. El último verano argentino fue testigo de esta convocatoria organizada para repudiar el operativo policial que impidió que tres mujeres hicieran topless en Necochea. En esta línea, pero en el mundo de las redes sociales, Facebook salpicó el año “despublicando” varias fotos de pechos femeninos: el conductor Lalo Mir llamó a esta actitud “miedo al pezón” en un divertido descargo que publicó en Instagram hace unos días. Paro nacional de mujeres. El Día Internacional de la Mujer fue celebrado en numerosos países con un “paro”. ¿Los objetivos? Visibilizar el trabajo del hogar, que es llevado adelante principalmente por mujeres y no sólo no es remunerado, sino que resulta casi invisible socialmente. En Argentina fue organizado por el colectivo #NiUnaMenos, quienes el 3 de junio y por tercer año consecutivo, también convocaron a la multitudinaria marcha contra la violencia de género y su consecuencia más grave y visible, los femicidios. Estereotipos. La Mujer Maravilla no solo rompió taquillas, sino clichés de cómo las chicas deben comportarse, y les permitió a una nueva generación soñar con un modelo de superheroína que las tenga como protagonistas de sus aventuras -su relevancia fue tal que hasta fue nombrada embajadora honoraria de la ONU para la igualdad de género (rol que finalizó hace unos días)-. Las series también tuvieron gran influencia femenina, al punto que las grandes ganadoras de los premios Emmy fueron The Handmaid’s Tale, Big Little Lies y Veep. Sororidad. Este término –cuyos inicios se remontan a unos cuarenta años atrás- busca destacar las relaciones positivas y de apoyo mutuo entre las mujeres, nombra a la hermandad o fraternidad entre mujeres. Adele dio una lección práctica de sororidad cuando subió al escenario de los premios Grammy -a los que algunos acusan de ignorar a los artistas negrospara agradecer el premio al mejor álbum del año y dijo que “no podía aceptarlo” porque el disco Lemonade de Beyoncé era mejor que el de ella. Hepeated. El “diccionario feminista” se enriqueció con nuevas palabras que nos permiten describir mejor la realidad y ponerles un nombre a distintos comportamientos sexistas que antes quedaban “mudos”. La espontaneidad de Twitter dio origen al término hepeated: “cuando una mujer sugiere una idea y es ignorada, pero luego un hombre dice lo mismo y todo el mundo lo ama”, escribió una astrónoma desde Estados Unidos. Ese comentario fue viral en septiembre, pero durante todo el año la red social se vio inundada, además, de imágenes que denunciaban mesas de dirección en las que todos vestían saco y corbata, así como eventos con paneles exclusivamente masculinos. Paridad. La reciente aprobación de la Ley de Paridad de Género resulta una buena noticia en este sentido: desde las elecciones parlamentarias de 2019, las listas deberán incluir un 50% de mujeres, intercaladas sucesivamente con los candidatos varones. Así, resulta una buena herramienta para “nivelar la cancha” y lograr un equilibrio de género en el Congreso Nacional. ■