La Cámara de Representantes aprobó la reforma fiscal de magnate republicano
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó ayer una gran reforma fiscal impulsada por el presidente Donald Trump, la cual, de ser ratificada por el Senado como se espera, supondrá la primera victoria legislativa del magnate.
Apoyada con 227 votos a favor -todos republicanos- y 203 en contra (los demócratas y 12 votos conservadores), la norma es polémica porque no es habitual que el Congreso aprueba leyes de tanto peso sin un acuerdo bipartidista, ya que se trataría de la primera reforma fiscal desde 1986.
El texto fundamentalmente está dirigido a recortar impuestos a las grandes rentas y las empresas, reduciendo de forma significativa los aportes al fisco para las compañías de un 35% a un 21%, mientras que genera siete modalidades de pago fiscal para los individuos.
El proyecto de ley, que será votado seguidamente en la Cámara Alta, no deroga el impuesto al patrimonio o el impuesto mínimo alternativo para individuos, ambos objetivos a largo plazo para los republicanos, pero sí aumenta las cantidades de la exención prevista.
La reforma reducirá a partir de 2018 los impuestos federales que gravan los beneficios empresariales y los ingresos personales, lo que significará que el erario público dejará de ingresar más de 1,5 billones de dólares durante la próxima década, creando un enorme déficit fiscal. Sin embargo, Trump confía en que la renta dispo- nible liberada acelere la economía estadounidense hasta superar el umbral de crecimiento del 3 %, para generar retornos fiscales equivalentes.
Entre los aspectos más controvertidos, más allá de la reducción impositiva a las rentas más altas, la legislación deroga también el mandato de seguro individual requerido por la reforma sanitaria del ex presidente Barack Obama a partir de 2019, y permite la perforación en una parte del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico.
Trump, que lleva meses presionando a los republicanos del Congreso para anotarse su primera victoria en el Legislativo tras varios sonados fracasos, podría aprobar una gran reforma tributaria antes de que concluya el año. Para ello, no obstante, los republicanos han tenido que echar mano de una técnica legislativa poco or- todoxa para una reforma legal de este calado, impidiendo cualquier tipo de obstrucción de los demócratas en el Senado, donde los conservadores tienen una mayoría muy ajustada.
Con mayoría en ambas Cámaras y habiendo subsanado las diferencias internas, se espera que los republicanos no cuenten con un solo voto demócrata a favor, lo que también muestra la impopularidad que puede generar este proyecto en una gran parte del país. Los rápidos intentos de fin de año para lograr la aprobación de la ley representan una destacable recuperación del ánimo de los republicanos en comparación con mediados de año, cuando sus ansias por desmantelar el plan de salud de Barack Obama, fracasaron en el Senado y las perspectivas de una reforma impositiva parecían condenadas por las luchas internas. ■