Clarín

Marcelo Odebrecht cumplirá el resto de la condena en su mansión

La vivienda, cuyo valor se calcula en US$ 9 millones, está en un complejo de San Pablo y tiene todos los lujos.

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Si el escaso cautiverio de Marcelo Odebrecht fue liviano, lo que resta de su condena promete ser de lujo. El multimillo­nario empresario, artífice del mayor escándalo de corrupción en Brasil y en gran parte de Latinoamér­ica, abandonó la celda de la Policía Federal de Curitiba para iniciar un régimen de detención domiciliar­ia en su mansión de San Pablo, valuada en unos 9 millones de dólares.

Comparada con la celda de 12 metros cuadrados en la que pasó los últimos dos años y medio, la nueva prisión será una jaula de oro: ubicada en Morumbí, uno de los barrios más ricos de la ciudad, la vivienda tiene 3.000 metros cuadrados y cuenta con todo el confort imaginable, incluyendo una gigantesca piscina.

“El Príncipe”, como se lo conoce por ser el heredero de la poderosa constructo­ra, sólo tendrá la molesta presencia de una tobillera electrónic­a, que oficiales judiciales le colocaron ayer para detectar sus movimiento­s, ya que no podrá abandonar el lugar.

Este beneficio le fue otorgado al empresario por la justicia federal de Curitiba gracias al acuerdo de delación que firmó. Sus confesione­s están sacudiendo a varios países latinoamer­icanos e involucran­do a numerosas figuras de la clase política.

En 2015, el heredero de una de las mayores empresas de América Latina fue condenado por corrupción, lavado de dinero y asociación ilícita a 31 años y 6 meses de prisión, pero sólo en dos de los siete procesos abiertos en su contra. Sin embargo, el acuerdo de colaboraci­ón redujo esa condena a 10 años, de los cuales ya pasó dos y medio en las celdas de la Policía Federal de Curitiba.

Lo que le resta se divide de la siguiente manera: los próximos dos años y medio serán de prisión domiciliar­ia; otro período igual en régimen semiabiert­o (puede salir de día a trabajar) y los últimos dos años y medio en régimen abierto (solamente tendrá que estar en la casa los fines de semana).

El empresario, de 49 años, tiene un régimen estricto de visitas. Sólo podrán acceder a la mansión sus familiares cercanos, sus abogados y 15 personas incluidas en una lista que le entregó al juez. Ya coordinó con el magistrado la autorizaci­ón para abandonar la casa en dos oportunida­des: las ceremonias de graduación de sus hijas.

Todas estas reglas le fueron informadas ayer por las autoridade­s judiciales en Curitiba. Desde allí fue trasladado a un aeropuerto privado donde tomó un vuelo particular a San Pablo. En la mansión lo estaban espe- rando su mujer y sus tres hijas.

“El único compromiso que tiene Marcelo Odebrecht en adelante es seguir colaborand­o con la Justicia en los términos del acuerdo de colaboraci­ón que firmó con la Fiscalía”, dijo su abogado, Nabor Bulhoes. “Reiteró que su gran objetivo es volver a la convivenci­a familiar, algo muy importante para él”, agregó.

La caída de “El Príncipe” se produjo el 19 de junio de hace dos años, cuando fue detenido en el marco de la Operación Lava Jato, acusado de pagar sobornos a decenas de políticos de todas las tendencias para obtener contratos en la estatal Petrobras.

Tras resistir casi dos años a una lluvia de acusacione­s y presiones judiciales, el grupo acordó finalmente revelar sus delitos para suavizar las condenas y poder sobrevivir. Las confesione­s condujeron a cientos de investigac­iones contra ministros, diputados y empresario­s de Brasil y de otros países de América Latina.

En Perú, la investigac­ión está a punto de provocar la destitució­n del presidente Pedro Pablo Kuczynksi, y en Ecuador ya llevó a la cárcel al vicepresid­ente Jorge Glas.

En total, 77 ejecutivos y ex ejecutivos firmaron un acuerdo de delación premiada y relataron en detalle los engranajes de la corrupción. Se supo así que en el seno de la constructo­ra existía un departamen­to dedicado exclusivam­ente a mover ese dinero ilegal. Su padre, Emilio Odebrecht, ya anunció que dejará la presidenci­a del Consejo de Administra­ción en abril y que ningún miembro de la familia volverá a presidir el grupo, en medio de un programa de reestructu­ración para digerir el escándalo. ■

Sólo podrán acceder a la mansión sus familiares cercanos, sus abogados y 15 personas más.

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AFP Beneficio. El empresario Odebrecht arriba a su casa de San Pablo, donde pasará el resto de su condena.

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