Cómo armas europeas pasaron de EE.UU. y Arabia Saudita al ISIS
Revelación. Dos investigaciones descubren un flujo de armamento, incluso pesado, adquirido en Bulgaria y Rumania que acabó al poco tiempo en manos del califato.
Estados Unidos y Arabia Saudita compraron armas en países europeos con destino a los grupos rebeldes sirios que acabaron en manos de la banda terrorista ISIS en Siria y en Irak apenas dos o tres meses después de que salieran de las fábricas.
Esta es la conclusión del último informe de Conflict Armament Research, un instituto financiado por la Unión Europea que ha estado siguiendo la pista de las armas del ISIS. El instituto ha examinado más de 40.000 piezas, entre fusiles, ametralladoras, lanzagranadas, cohetes y - las más sofisticadas– proyectiles guiados anticarro recuperadas.
Bulgaria vendió cohetes y tubos lanzacohetes al ejército de EE.UU. a través de una firma estadounidense y con el preceptivo certificado según el cual no podían ser reexportados. En menos de dos meses pasaban por las manos del llamado del prooccidental Ejército de la Libertad en Siria y acababan en poder de la banda. Lo mismo ocurrió con armas fabricadas en Rumanía. El informe del instituto es consistente con el elaborado en el 2016 conjuntamente por la Red Balcánica de Periodismo de Investigación y el Proyecto de Información sobre el Crimen Organizado y la Corrupción, que señala la implicación de ocho países en el tráfico de armas, cinco de ellos miembros de la UE.
Croacia, Bulgaria y Rumanía como principales suministradores, pero también la República Checa, Eslovaquia, Serbia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro, obtuvieron en conjunto, entre el 2012 y el 2016, unos beneficios de 1,2 miles de millones de euros en la venta de armas a Arabia Saudita, Jordania, los Emiratos y Turquía, países todos ellos implicados en la guerra siria. Antes del 2011 –año del inicio de la guerra- el comercio de armas entre estos dos bloques era inexistente. Arabia Saudí corrió con el grueso del gasto: 829 millones de euros.
En el 2013, y a iniciativa de Francia y Gran Bretaña, la UE levantó el embargo de armas a Siria. Países miembros de la UE produjeron un tercio de los cohetes antiblindados de 40 milímetros incautados al ISIS en la región y casi el 70% de los de 73 mms. El 41% de estos estaban fabricados en Bulgaria y el 28%, en Rumanía. En muchos casos este armamento había sido vendido legal y directamente a Irak, siendo capturado por los yihadistas. Contra la muy extendida versión de que el ISIS se abasteció del material de guerra estadounidense que poseían las fuerzas armadas iraquíes, éste sólo representa el 2% del total. Así, por ejemplo, la munición hallada en la región es de origen ruso y chino, y responde a suministros de Rusia en Siria y de China en Irak a través de Irán.
De hecho, el grueso del material en poder de la banda terrorista procedía de los envíos de EE.UU. y Arabia Saudita a los rebeldes sirios, que los recibían a través de las fronteras de Jordania y Turquía, y podían permanecer en Siria o reaparecer en Irak.
Todo comenzó, según la investigación de la red de periodistas, en el invierno del 2012, cuando docenas de aviones de carga volaron desde Zágreb (Croacia) hasta Jordania con armas viejas (de la época de la antigua Yugoslavia) compradas por Arabia Saudita. Croacia había hecho una oferta a través de EE.UU., revelaba en febrero de 2013 The New York Times. La UE mantenía un embargo de armas pero Croacia no era todavía miembro de la Unión (ingresó en julio del 2013), y además reconocía a la Coalición Nacional Siria, la oposición política en el exilio.
Robert Ford, embajador de EE.UU. en Damasco entre 2011 y 2014, reconoció que el tránsito estaba organizado por la CIA, en Turquía y sobre todo en Jordania, dado el interés de Washington en apoyar a los rebeldes moderados del sur de Siria. Sin embargo, parte de un lote de armas antiblindado procedente de Croacia fue a parar al Frente Al Nusra, la rama siria de Al Qaeda.
Otra de las preocupaciones de EE.UU. era que las armas que llegaban al norte de Siria desde Turquía beneficiaran a grupos islamistas próximos a los Hermanos Musulmanes y apoyados por Qatar, que en un pri- mer momento había sido el principal proveedor de los rebeldes. Pero esto cambió en 2013: Qatar cedió a Arabia Saudita el apoyo a la insurgencia y a partir de marzo el flujo de armas desde este país fue continuo.
El Congreso estadounidense, que había suspendido el envío de armas tras el saqueo de un almacén del Ejército Libre Sirio por milicias islamistas, optó por volver a aprobar el suministro. Ante el decaimiento de esa milicia y la pujanza de Al Nusra y el ISIS, decidió apoyar al conglomerado de milicias llamado Frente Islámico.
Desde Serbia, Bulgaria, Eslovaquia y República Checa hubo un flujo de vuelos hacia aeropuertos y bases militares de Arabia Saudita, Jordania y los Emiratos, operados por compañías de transporte de Bielorrusia, Georgia y Jordania. Desde Arabia Saudita, una compañía moldava realizó vuelos a Turquía. Los centros de mando militar montados en Turquía y Jordania para apoyar a los rebeldes sirios se ocupaban de la distribución de las armas. Sin embargo “EE.UU. pudo no jugar un papel en la logística de la entrega de armas por parte de los países del Golfo”, dijo el informe de la red de periodistas. Este aspecto es dudoso, porque se supone que Washington sólo suministraba armamento a las milicias “aprobadas”. Según el embajador Ford, Arabia Saudita y Turquía entregaron armas a milicias no aprobadas por EE.UU.
A pesar de esta supuesta falta de control, entre el 2014 y el 2016 Washington gastó al menos 25 millones de euros en compras de armas a Bulgaria y otros 11 millones en compras a Serbia. En diciembre del 2015 facilitó 4.700 toneladas de armas, que fueron enviadas por barco desde Bulgaria y Rumanía. Y con la reciente ofensiva contra el Estado Islámico para expulsarlo de Raqqa se habría gastado 700 millones desde septiembre del 2015. La base aérea de Ramstein, en Alemania, también habría servido para el tránsito de armas de países del este europeo hacia Siria.
Las investigaciones muestran cómo la Europa del Este, protagonista de la última ampliación de la OTAN en la primera mitad del decenio, ha sido instrumental para los intereses de EE.UU. Desde el punto de vista práctico, recurrir a las armas de estos países era la mejor opción por cuestiones de compatibilidad con el armamento de origen ruso o soviético ya existente en Siria. ■