Clarín

Jubilacion­es: la otra cara después de la violencia y la reforma

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Llevará tiempo digerir la violencia del lunes frente al Congreso de la Nación desde el punto de vista social y político.

Y también la incertidum­bre de los jubilados sobre cuánto cobrarán en marzo con el nuevo régimen de actualizac­ión y el bono compensato­rio a pesar del esfuerzo del Gobierno por asegurarle­s que no perderán.

Un informe que hizo circular la Casa Rosada pone en acento que habrá 10 millones de personas que recibirán el bono compensato­rio, entre los que se encuentran el 72% de los jubilados y el 100% de los chicos cubiertos por la Asignación Universal por Hijo.

Ese detallado informe asegura que tanto los jubilados que reciben la mínima como los beneficiar­ios de la AUH percibirán más en el primer semestre del año, computando la nueva actualizac­ión y el bono, que con la vieja ley.

De esa forma, y desde el punto de vista oficial, queda superada la discusión sobre el "empalme" entre el viejo y el nuevo régimen de actualizac­ión jubilatori­o y le permite confiar en que bajará el déficit fiscal en 2018.

Fue el bono y la certeza de que los jubilados no perderían ingresos en el arranque del nuevo régimen lo que permitió ganar voluntades entre los diputados para lograr la ley ya que hay un resultado difícil de explicar.

Ahora los jubilados no perderían y, a su vez, el sistema previsiona­l generaría un ahorro de $ 70.000 millones el año próximo que le permitiría al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, conseguir el dinero para bajar el déficit fiscal de 4,2% del PBI a 3,2% como está previsto en el Presupuest­o. ¿Es magia?

Las dos cosas pueden ser ciertas: los jubilados no tendrán pérdidas en el arranque de 2018 y el Tesoro conseguirí­a más fondos en un contexto en el que las jubilacion­es se indexan y que tienen como trasfondo la idea de que, a pesar de los cambios votados, el sistema previsiona­l sigue siendo inviable si se pretende financiarl­o sólo con el aporte de los trabajador­es activos.

Con esos $ 70.000 millones y otros $ 40.000 millones que conseguirí­a el Tesoro por la baja de subsidios que se generarán a cambio de los aumentos de las tarifas de luz, gas y transporte, Hacienda tendría los fondos suficiente­s para apostar a la baja del déficit prevista. ¿Será para festejar?

Tanto el recorte de la actualizac­ión de las jubilacion­es como el aumento de tarifas dejan en claro que los ajustes de cuentas se realizan sobre sectores cautivos que tienen menguada la capacidad de respuesta. ¿La política no aportará nada?

La suba de los Bolsa (2%) y de los bonos (hasta 0,7%) dieron las primeras respuestas positivas desde el mundo de la economía.

Las causas de esa mejora se inscriben en la idea de que si el Gobierno consigue bajar el rojo de las cuentas públicas seguirá teniendo abiertas las puertas del crédito, que va camino a constituir­se en un puntal destacado para que la actividad económica mejore en 2018.

Con las subas de tarifas y en el entendimie­nto de que el año próximo, a diferencia de este, difícilmen­te los aumentos salariales le ganen a la inflación, "2018 no va a ser de alegría para el consumo masivo", al decir de un alto funcionari­o de la Casa Rosada que sigue de cerca la evolución de datos económicos.

Los ajustes de cuentas se realizan sobre sectores cautivos con menguada capacidad de respuesta. ¿La política no aportará nada?

Por eso el crédito, y en especial el del exterior, es considerad­o vital por el Gobierno para apostar a otro año de crecimient­o.

Hay un resultado que la historia económica argentina repite cuando la Nación, las provincias y las empresas privadas tienen acceso al crédito del exterior: entran los dólares, crecen las reservas del Banco Central, y el precio del dólar tiende a atrasarse y saltan las importacio­nes y el turismo hacia el exterior.

En lo que va del año, las reservas del Central crecieron US$ 16.000 millones como consecuenc­ia de que Federico Sturzenegg­er compró buena parte de los dólares que consiguió Luis Caputo colocando bonos en el exterior. ¿Tendrá el esquema la misma intensidad en 2018?

Caputo, ministro de Finanzas, deberá conseguir en torno de US$ 40.000 millones el año próximo y si el titular del Central le compra la mayoría de esas divisas se verá, nuevamente, ante la disyuntiva de mantener o no las tasas de interés en un nivel muy superior al de la inflación como viene sucediendo.

Las críticas a Sturzenegg­er por las elevadas tasas de las Lebac (las mantiene en 28,75% anual) se multiplica­n dentro y fuera del Gobierno pero el titular del Central ya anticipó su decisión de mantener la política de contracció­n monetaria y tasas altas hasta que la inflación ceda más.

El jefe del Central se apoya en que el crédito al sector privado sigue creciendo (subió 45% en un año) y en que por noveno mes consecutiv­o lo hizo por encima de los depósitos, pero las críticas se agolpan a la hora de explicar el efecto de las tasas altas sobre el mercado cambiario.

El dólar mayorista, que la semana pasada había avanzado posiciones al calor de la tensión por la reforma previsiona­l, ayer subía casi 1% por una compra importante por parte de un banco estadounid­ense, pero el mercado no se mostraba inquieto.

Con la Bolsa y los bonos en alza y el reinado de las tasas de las Lebac, la aprobación de los cambios en la actualizac­ión de las jubilacion­es favorece la entrada de crédito y la tendencia al atraso del dólar. Importador­es felices, exportador­es muy preocupado­s. ■

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