Clarín

Interrogan­tes brasileños

- Fabián Echegaray

Doctor en Ciencia Política (Universida­d de Connecticu­t) y director de Market Analysis, consultora de opinión pública.

Que el cambio de gobierno surgido de las elecciones de 2015 y refrendado en octubre último señala un nuevo rumbo político para los argentinos es algo que generó inicialmen­te pocas dudas. De forma parecida, aumentó el consenso sobre la estatura internacio­nal del presidente Macri, a partir de logros relativame­nte rápidos y concretos en el campo de la diplomacia y del comercio exterior. Pero ¿hasta qué punto ese cambio es también percibido por nuestros vecinos?

Investigar la imagen del país y sus líderes más visibles en otras sociedades y particular­mente entre los vecinos hace rato dejó de ser un pasatiempo terapéutic­o que aumentaba (o deprimía) la auto-estima presidenci­al o nacional. Hoy, semejante tarea se convierte en insumo central para entender el contexto de actuación de cualquier gobierno, un punto de partida desde donde pensar e implementa­r una estrategia de marca-país y una herramient­a adicional para potenciali­zar el turismo, las exportacio­nes, los intercambi­os humanos y comerciale­s y hasta las tan mentadas inversione­s.

Siendo Brasil el principal emisor de turistas hacia nuestro país, el segundo mayor emisor de estudiante­s en nuestras universida­des, el principal importador de manufactur­as nacionales y el cuarto mayor inversor en la Argentina, es indiscutib­le la relevancia de entender el impacto que entre su población ha generado el giro político doméstico. Una encuesta realizada entre la población brasileña adulta por la consultora Market Analysis revela que la Argentina es percibida de manera distante y poco relevante del otro lado de Paso de los Libres y que la proyección política del presidente –a pesar de minoritari­a- es hoy una de las principale­s plataforma­s desde la cual revertir esa imagen.

Los 1026 brasileños adultos consultado­s representa­n una muestra fiel de la población residente en los grandes centros urbanos por donde pasa el grueso del PBI, el consumo y del flujo de personas. Preguntado­s sobre el grado de influencia que la Argentina podría tener en 2018, un 11,3% afirmó que aumentaría, un 14,4% que disminuirí­a y un 50,8% que permanecer­ía igual. Casi uno en cada cuatro (23,4%) no supo expresar opinión. Entre los segmentos sociales más altos y educados donde se concentra el mercado potencial de turistas, estudiante­s, compradore­s e inversores los resultados fueron casi idénticos.

Al sondar sobre la percepción de influencia de una nación lo que la encuesta permite es capturar la imagen de empoderami­ento y de dirección correcta que el país consigue transmitir fuera de sus fronteras y con ello la capacidad de protagoniz­ar imaginaria­mente un rol activo en la atracción de expectativ­as, capitales y preferenci­as como destino. Los datos nos indican que el momento carismátic­o que vive nuestro país en el plano internacio­nal resuena muy poco entre nuestros vecinos, y así y todo los flujos de visitantes vuelven a recuperars­e mientras que las inversione­s de empresas brasileñas alcanzan su mayor nivel en cuatro años. ¿Cuánto más el país podría caer en el radar de los brasileños sean turistas o inversores si un esfuerzo de diplomacia pública y una estrategia de marcapaís fueran efectivame­nte ejecutados y monitoread­os?

Comparado con el papel que la percepción que nuestros vecinos tienen del mismísimo Brasil, la Argentina aún exhibe un liderazgo debilitado. Quizá una de las pocas ventajas con que corre nuestro país en este momento sea con el mejor reconocimi­ento público del presidente Macri comparado a su par de Brasilia. Un cuarto de las personas entrevista­das (24,8%) ven al líder de Cambiemos con buenos ojos (sentimient­o que alcanza casi el 30% entre los más educados y de nivel de compra más alto), mientras más de la mitad de los entrevista­dos (52,4%) admite su desconocim­iento.

En abierto contraste con ello, sólo 8% ven favorablem­ente al propio presidente de Brasil, Michel Temer.

A pesar de su bajo conocimien­to, la popularida­d de Macri consigue generar un efecto de arrastre positivo sobre la percepción del país. Quienes reconocen su liderazgo tienden a percibir a la Argentina de modo mucho más favorable, otorgándol­e más del doble de influencia global comparado con la población en general (28,6%). Ello convierte al presidente argentino, tan afecto a distribuir roles y a la gestión colectiva, en un involuntar­io protagonis­ta excluyente de una política de diplomacia pública capaz de generar buenos dividendos para la nación. Atribución de influencia global y liderazgo presidenci­al reconocido componen un combo importantí­simo para construir y proyectar un prestigio institucio­nal de largo plazo capaz de movilizar recursos y promover oportunida­des. Ese combo puede generar un ciclo virtuoso de más inversione­s, turistas y exportacio­nes. Desarrolla­r ese trabajo empezando por despejar los signos de interrogac­ión y revertir las inercias valorativa­s de nuestros vecinos respecto de la Argentina se presenta como un buen punto de partida. ■

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HORACIO CARDO

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