Clarín

Un economista y ex banquero amante de la música y la filosofía

Perfil. Kuczynski se formó en Suiza, Inglaterra y EE.UU., donde estudió música y economía. Ocupó varios ministerio­s con los presidente­s Belaúnde Terry y Toledo.

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Cuando asumió la presidenci­a a mediados del año pasado, Pedro Pablo Kuczynski prometió entre bromas que éste sería su último trabajo, alegando que con sus 79 años estaba más cerca de una jubilación que de buscar perpetuars­e en el poder. Pensaba hacer una presidenci­a prolija y retirarse sin sobresalto­s, pero terminó envuelto en el escándalo Odebrecht, que salpica a tantos políticos.

Este economista, empresario y ex banquero de Wall Street se formó en un ambiente muy particular. Su padre, Max Kuczynski, fue un reputado médico que tuvo que emigrar a Perú con su familia en 1936, huyendo de los horrores de la Alemania nazi. Cuando llegó al país sudamerica­no se hizo cargo del leprosario de Iquitos, en la Amazonia peruana, en momentos en que la lepra era temida como una maldición.

Allí, Pedro Pablo pasó gran parte de su infancia. Ese entorno tan dramático, según recuerda el mandatario peruano, le dio fortaleza de carácter y resistenci­a a la adversidad.

Hizo la primaria en Lima, para luego completar su educación en el Rossall School de Inglaterra. Su madre, Madeleine Godard, de origen franco-suizo y tía del cineasta JeanLuc Godard, le inculcó la afición a las artes: estudió música en un conservato­rio suizo y luego composició­n, piano y flauta en Inglaterra. Una beca le permitió formarse en filosofía, economía y política en el Exeter College de la Universida­d de Oxford, en Reino Unido. Más tarde hizo una maestría en economía en la Universida­d de Princeton, Estados Unidos.

Kuczynski es conocido como “El gringo”, por su marcado acento anglosajón heredado de la educación que tuvo en el exterior. El hecho de contar, además, con la nacionalid­ad estadounid­ense -a la que debió renunciar para postular a la presidenci­a- le han dado un aura de extranjero en su propio país.

En Perú se lo conoce popularmen­te como PPK, por las iniciales de su nombre, una fórmula sencilla para un apellido impronunci­able para la mayoría de sus compatriot­as. Casado dos veces, ambas con estadounid­enses, Kuczynski es padre de cuatro hijos. Desde 1997 su esposa es Nancy Lange.

Favorable al libre mercado, Kuczynski asumió pronto un perfil regio- nal de severo crítico del proteccion­ismo comercial, que enarbola el presidente estadounid­ense Donald Trump. Sin embargo, coincidió con el inquilino de la Casa Blanca en otros temas internacio­nales, como su condena al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

Ha sido uno de los promotores del Grupo de Lima, que reúne a una docena de países críticos del régimen venezolano. De hecho, Perú es considerad­o un aliado de Estados Unidos.

Paradójica­mente, Kuczynski proyectó mejor imagen hacia fuera de Perú que dentro de su país. Su talante dio pie a la imagen de un mandatario que parecía vivir en una nube, en un mundo paralelo que le permitiese llevar la fiesta en paz, sin pelear con sus adversario­s, para acabar su gestión feliz y cerrar así lo que parecía una brillante hoja de vida, tanto pública como privada.

Percibido como un hombre frío y poseedor de un cáustico sentido del humor, sus recurrente­s bromas fuera de lugar empezaron a no encajar en el imaginario peruano, en el día a día de una población dividida entre los problemas de seguridad, la corrupción y la débil institucio­nalidad del país.

Sus defensores sostienen que cuenta con experienci­a política. Fue ministro de Energía y Minas en el segundo gobierno de Fernando Belaúnde Terry, ministro de Economía y Finanzas y presidente del Consejo de Ministros en la presidenci­a de Alejandro Toledo.

Decidió lanzarse a la arena política en las elecciones presidenci­ales de 2011, pero quedó en el tercer lugar, debajo de Ollanta Humala y Keiko Fujimori. En 2016 volvió a intentarlo y le fue bien: el 10 de abril venció a Keiko Fujimori en segunda vuelta con el 50,1% de los votos.

Como PPK integró en el pasado directorio­s de varias empresas, sus detractore­s habían expresado temores de que desde la presidenci­a defendería intereses particular­es. “Esas son tonterías. Mis manos están limpias”, respondió Kuczynski. “Yo no soy político, soy un economista que quiere hacer algo por su país”, argumentó. ■

Kuczynski es conocido como “El gringo”, por su marcado acento anglosajón.

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DPA Defensor. El presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski y su abogado, Alberto Borea, ayer en la sesión del Congreso antes de que se vote.

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