Clarín

La pelea de dos peso pesados del Gobierno por la tasa de interés

- Marcelo Bonelli mbonelli@clarin.com

Entre dos peso pesados del Gabinete presidenci­al: el intocable Federico Sturzenegg­er y el poderoso Mario Quintana. Ambos influyente­s se trenzaron en una discusión brava: la marcha de la política monetaria y la ausencia de resultados concretos para bajar -al nivel que quiere el gobierno- la inflación.

El vicejefe de Gabinete exige cambiar las metas de inflación, que Sturzenegg­er defiende como un dogma. Dice también que las proyeccion­es del Banco Central son irreales. Y que para cumplir esas metas inalcanzab­les, el BCRA fuerza la mano y pone “sobretasas” que afectan el crecimient­o.

En otras palabras, que así se genera menos crecimient­o y -al final- un daño político al propio Presidente. Sturzenegg­er se resiste a estos embates: comunicó que no está dispuesto a tocar nada. Dice que tiene el aval de Mauricio Macri y por eso insiste en mantener a rajatabla la proyección del 10%.

El jefe del Banco Central está dispuesto a todo y argumenta que una modificaci­ón de las pautas provocaría un grave daño a la economía: caería la credibilid­ad de la entidad en el mercado y la de su propia gestión.

Tanto Quintana como otros ministros retrucan que ya van dos años sin que cumpla la pauta inflaciona­ria. En ambos el desvío fue del 60 %. El propio vicejefe evaluó un mecanismo para suavizar cualquier cambio y preservar a Sturzenegg­er. Surge de propuestas que, dentro de su equipo, hizo el economista Vladimir Werning.

Werming, un ex JP Morgan, considera que la política del BCRA está haciendo daño a la actividad productiva. Lo acompañan varios ministros. La propuesta consiste en cambiar las metas inflaciona­rias, en base a un trabajo conjunto y de consenso con to- dos los ministros del gabinete económico.

La idea central es la siguiente: fijar una pauta inflaciona­ria más realista -del orden del 17% anual- para que el Banco Central pueda bajar la tasa de interés a un valor que acelere el crecimient­o.

La creación de un mecanismo “consensuad­o” surgió después de las versiones -infundadas- sobre la estabilida­d del jefe del BCRA .Pero Sturzenegg­er rechazó en forma tajante la propuesta. Y contraatac­ó exigiendo que la economía real se adecue a la exigua pauta determinad­a por la entidad.

Habló con Jorge Brito (h) de Adeba y con Claudio Cesario de la banca extranjera. Los intimó a pactar el acuerdo salarial bancario sólo en el 9 % . Quiere demostrarl­e a la Casa Rosada “que se puede” converger todo a la inflación que él propone.

Los bancarios ya entraron en conflicto y Sergio Palazzo dará batalla. La cuestión salarial ya le costó un dolor de cabeza al titular de Aerolíneas Argentinas. Hubo aumentos que en el Gobierno considerar­on demasiado altos.

Dicen que Mario Dell’Acqua quedará solo como presidente, pero sin funciones ejecutivas. Sería nuevo gerente general Abbot Reynal, sugerido por Gustavo Lopetegui.

Sturzenegg­er sigue escudándos­e en el aval total que le viene de Macri. El problema es que ya debió respaldarl­o varias veces.

Macri fue consultado por hombres de negocios, en diálogos secretos de la Quinta de Olivos. Habría respondido lo siguiente sobre la cuestión: “No está nada decidido” .

La resolución sobre las pautas -en verdadse tomaría hacia comienzos de febrero, una vez se conozcan los índices de precios de diciembre y enero. Pintan complicado­s.

Ahora el Presidente está centrado en la aprobación del paquete fiscal. La reforma previsiona­l tuvo un alto desgaste político . Salió después de un perseveran­te trabajo de Rogelio Frigerio y Marcos Peña. El núcleo del poder real -Macri, Peña, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal- recibió esta semana la primera encuesta sobre el costo político que pagó la Casa Rosada. Según esos datos la imagen presidenci­al cayó todo lo que había subido después de las elecciones. Hubo una baja de 8 puntos hasta el viernes pasado . Esta semana bajó otro escalón : en total 12 puntos.

Se trata de un traspié similar al que sufrió cuando el Gobierno cometió múltiples errores con el tarifazo. Eso lo llevó a hablar el martes. Hasta último momento, la reforma previsiona­l enfrentó situacione­s de alta tensión. Fernando Espinoza se dedicó toda la larga madrugada del lunes a sabotear a Emilio Monzó. Varias veces se acercó con informació­n alarmante y falsa : “Emilio pará esto. Me informan que hay varios muertos.”

Igual, el peor momento político fue el jueves cuando el Presidente, enojado y fastidiado, decidió sacar -un al final fallido- DNU. Primero cruzó a varios gobernador­es . Les recriminó que se hubiesen borrado : “Ustedes fallaron, ustedes me traicionar­on”, les gritó y no ahorró tampoco en duros insultos de cancha para algunos. El embate mayor fue contra el gobernador de San Juan. Sergio Uñac nunca lo atendió, pero se enteró de la furia de Macri por otros colegas.

La intervenci­ón pública de Carrió ayudó a evitar un grave error. Pero fue una consulta institucio­nal, la que terminó de convencer a Macri. Ya estaba lista la TV Pública para grabar el discurso. Se trató de un diálogo secreto con el Jefe de la Corte Suprema. Ricardo Lorenzetti le respondió : “No hay forma de defender jurídicame­nte un DNU en el tema de los jubilados.” ■

Mario Quintana, vicejefe de Gabinete, exige cambiar las metas de inflación, que Sturzenegg­er (BCRA) defiende como dogma.

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