Clarín

Explosión en Flores: la angustia de pasar las Fiestas sin saber cuándo volver a casa

El 10 de octubre, cinco familias perdieron todo por una fuga de gas. Ahora viven en departamen­tos alquilados por Metrogas. Pero afirman que la solución se demora por la burocracia.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

“Pensé que el paso del tiempo iba a ayudarme, pero sólo asienta la angustia”, dice Guillermo Ariza, de 51 años. El 10 de octubre, un escape de gas provocó una explosión que dejó su casa y otras cuatro inhabitabl­es. Cuando todo detonó, una contratist­a de Metrogas estaba cambiando caños en la vereda, en Neuquén al 2200, Flores. Hoy en esa misma dirección, detrás de unas vallas metálicas, está el esqueleto incompleto de cuatro dúplex. “Mi casa era un espacio cálido, de contención -sigue-. Un lugar con futuro, que ya no es esto”. Desde la calle, se ve lo que era su cocina: un horno calcinado, el portero eléctrico que perdió utilidad, los azulejos llenos de hollín. No hay paredes ni techo. Es la imagen de una posguerra barrial.

Pasaron dos meses desde la explosión y las cinco familias siguen en la incertidum­bre. Denuncian que el rol de Metrogas se limita a pagarles alquileres en departamen­tos minúsculos. Dicen que nadie les aclara cuándo dejarán de vivir como intrusos. Mucho menos les ofrecen disculpas. “No somos responsabl­es, y los responsabl­es están tranquilos. Yo perdí toda capacidad de disfrute. De- jaron de existir los fines de semana o momentos de distracció­n. Las fiestas, un ejemplo, me pasan por el costado”, agrega.

El año pasado para esta fecha había decorado el frente de su casa con guirnaldas y luces. Ese frente, de ladrillos rojos, rejas negras y puerta blanca, no existe. Voló. Las rejas salieron como lanzas que se incrustaro­n en un edificio de la vereda opuesta. También salieron despedidas puertas y vidrios.

“Me gustaba el ritual que rodea a las fiestas: preparar la casa, agradecer y festejar. Pero ahora pienso en la ilusión rota, en no tener mi lugar, el que tuve tantos años y donde nos reuníamos”, dice. Parecen angustias obvias de un primer tiempo postraumát­ico, pero las enuncia un hombre que trabaja entre 15 y 18 horas diarias para que el cansancio lo tire a la cama. Un hombre que el mes pasado fue internado por estar más de 24 horas sin tomar líquidos, porque no tuvo sed ni percibió que se deshidrata­ba. Que siente taquicardi­a y la garganta se le oprime. Antes del 10 de octubre no conocía esos síntomas.

Hace unas semanas volvió a estar frente a los restos de su casa. Se paró entre los muebles derrumbado­s, los pedazos de mamposterí­a y los objetos derretidos por el fuego que le siguió a la explosión. Lo hizo para guiar a miembros de las asegurador­as que interviene­n en el proceso. “Hace 12 años fui analista de siniestros para empresas de seguros. Tengo bastante conocimien­to. Después me especialic­é en instalacio­nes eléctricas, pero con lo que pasó la experienci­a vuelve”, dice. Hoy Guillermo estudia las paredes, los sectores que se prendieron fuego y los que no, explica cómo salió la explosión por las rejillas de los baños y lavaderos de la construcci­ón. Vive la ironía de analizar su propio siniestro.

El día de la tragedia los vecinos de la calle Neuquén al 2200 habían pasado la mañana y la tarde quejándose con los operarios de APCO, la contratist­a de Metrogas, por un fuerte olor a gas. Pero nadie escuchó. “El informe preliminar de bomberos afirma que hay una relación directa entre el trabajo que estaban haciendo y la explosión. Es una responsabi­lidad probada. Tanto de APCO como de Metrogas, porque los contrató”, le dijo a Clarín el abogado de las cinco familias, Francisco Chirichell­a.

La explosión destruyó los cuatro dúplex, que irán a demolición. También dañó en forma grave una casa lindera. Ahí vivía Marisa Kantor, de 46 años, con su marido Pablo y sus hijos. Marisa es diseñadora gráfica. Estaba en su escritorio cuando la medianera, que separa su vivienda de los dúplex, cayó y empezaron a volar cascotes por el aire. No recuerda haber oído un estruendo, sólo vio los vidrios rasgarse y el fuego. Los pedazos de dúplex cayeron y cubrieron su patio. “Mi casa está igual que el 10 de octubre. Los escombros en el lugar exacto. Pasaron más de dos meses y recién hace unos días cambiaron un vidrio”, se queja.

Ahora viven los cuatro en un departamen­to de dos habitacion­es y un

Los cuatro dúplex afectados deberán ser demolidos. También sufrió daños graves la vivienda lindera.

living chico. En ese último espacio puso el arbolito, que recuperó pese a la destrucció­n. “Estas fiestas van a ser muy tristes. No termino de dar vuelta la página porque pasa el tiempo y tengo adelante el mismo espectácul­o trágico. Por los chicos, junto a Pablo, la remamos, pero ellos saben que nuestra casa ya no va ser el punto de reunión en esta Navidad”.

En su familia y en las otras hubo un cambio de roles. Los que al principio eran positivos hoy explotan, sobrepasad­os de estrés. "Pablo no da más. Está muy decepciona­do. Todo es una burocracia. Nosotros no elegimos vivir donde estamos. ¿Qué hay

que hacer para que nos presten atención?", dice. Gladys Yunguerman, otra de las dueñas de las casas devastadas, agrega: "Siempre está latente el dolor. Con mi esposo estamos en un departamen­to de dos ambientes y mis dos

hijas en otro igual. No es feo, pero es prestado. Me pregunto ‘ ¿por que no tengo mi casa? ¿por qué perdí todo?’

No hay respuesta".

La mayoría sigue teniendo problemas para dormir, algunos se largan a llorar porque sí, otros tienen arranques de ansiedad, otros no pueden hablar sobre lo que pasó. A veces se encuentran sin nada que decir o esperar. La vida estará incompleta por un tiempo largo.

 ?? ANDRÉS D’ELÍA ?? Como en la guerra. Así están las viviendas hoy, tapiadas e inhabitabl­es. El día del accidente, en la cuadra se estaba cambiando un tendido de cañerías de gas.
ANDRÉS D’ELÍA Como en la guerra. Así están las viviendas hoy, tapiadas e inhabitabl­es. El día del accidente, en la cuadra se estaba cambiando un tendido de cañerías de gas.
 ?? GUILLERMO RODRÍGUEZ ADAMI ?? Daños. Los vecinos afirman que tiene problemas de salud por el estrés que sufren.
GUILLERMO RODRÍGUEZ ADAMI Daños. Los vecinos afirman que tiene problemas de salud por el estrés que sufren.

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