El fútbol tuvo al caso Guerrero como el más impactante
El fútbol también dijo presente en los casos de doping de este año y Argentina no fue la excepción. El caso más resonante fue el de Paolo Guerrero, la máxima figura de Perú, que ante la Selección, en las Eliminatorias, dio positivo por benzoilecgonina -uno de los principales compuestos de la cocaína- y estuvo muy cerca de perderse el Mundial (el miércoles le redujeron la sanción a seis meses). Pero en el ámbito doméstico hubo varios resultados analíticos adversos.
Fernando Barrientos, volante de Lanús, dio positivo en un control realizado en marzo tras el partido de la Copa Libertadores ante Nacional. Al jugador, de 25 años, le encontraron un diurético prohibido y fue suspen- dido por siete meses además de aplicársele una multa de 20 mil dólares. Desde principios de octubre volvió a estar habilitado para jugar.
Nicolás Figal, central de Independiente, obtuvo el mismo resultado por una sustancia similar en un control realizado tras un encuentro con Alianza Lima en abril por la Copa Sudamericana, pero fue suspendido por nueve meses. El máximo ente del fútbol sudamericano no argumentó por qué la diferencia en las sanciones. Figal volverá a estar en condiciones de jugar en enero.
La polémica del doping también incluyó a River y, aunque en principio se llegó a hablar de casos múltiples, los positivos diagnosticados fueron los de Lucas Martínez Quarta y Camilo Mayada en dos partidos distintos de la Libertadores (en mayo ante Emelec y Melgar, respectivamente). También dieron positivo por un diurético (hidroclorotiazida). A ambos se los sancionó con siete meses de suspensión (además de 20 mil dólares) y volverán a las canchas a partir de enero.
Más allá de esos positivos ocurridos en el ámbito de las competencias internacionales, el campeonato argentino también tuvo su doping: el de Luciano Perdomo, difundido a fines de septiembre pero correspondiente al torneo anterior. En el caso del volante de Gimnasia se trató de una droga social. ■