El regreso de un clásico
Se repone la puesta que en 2009 se había hecho por última vez en Buenos Aires. Se proyectará gratis en la Plaza Vaticano.
El Ballet del Teatro Colón, que dirige Paloma Herrera, cierra su temporada 2017 con una obra clásica de las fiestas navideñas. Se trata de Cascanueces, ballet creado por Lev Ivanov sobre un guión de Marius Petipa y estrenado en 1892. Es preciso aclarar que Petipa, poderoso director de los Ballets Imperiales Rusos, había caído enfermo antes de que empezara el montaje y por lo tanto buena parte de la coreografía quedó en manos de su muy talentoso, aunque modesto, ayudante Ivanov. La partitura había sido encargada a Tchaikovski y ésta fue su última y brillante colaboración con los Ballets Imperiales. La primera función será mañana a las 20, en el Colón. A la misma hora se poyectará, gratis, en la Plaza Vaticano.
Después de su estreno, numerosos coreógrafos a lo largo del siglo XX aportaron sus propias versiones de Cascanueces. La que recupera ahora el Ballet del Colón fue estrenada en 1997 y concebida por Rudolf Nureyev. En aquella primera oportunidad y hasta 2009, la responsable de remontar exquisitamente la coreografía ha sido la repositora francesa Aleth Francillon, elegida por el propio Nureyev. En aquel último año, Francillon había tenido un desagradable enfrentamiento con Pedro García Caffi y Lidia Segni, director del Colón y directora del Ballet respectivamente. Como ni el uno ni la otra siguen en sus funciones, la repositora aceptó, afortunadamente, regresar este año para recrear Cascanueces.
Los protagonistas de la función de estreno son Macarena Giménez (Clara) y Maximiliano Iglesias (en el doble rol de Drosselmeier y Príncipe). “La elección de los protagonistas fue un acuerdo entre la directora del Ballet y yo -cuenta Francillon-. Macarena Giménez hará de Clara y es una bailarina realmente deliciosa. Ha hecho un trabajo enorme; fue mamá hace no mucho tiempo y es muy difícil retomar después de tener un bebé. Yo estuve tres semanas en una primera etapa, luego volví a Francia, regresé a Buenos Aires por estos quince días antes del estreno y vi cómo Macarena evolucionó durante el tiempo que no estuve. Es deliciosa e inteligente, tiene una técnica preciosa y es muy musical. En cuanto a Maximiliano Iglesias, es un muy buen partenaire, aunque para mí ha sido difícil enseñarle un aspecto de su doble rol, porque es un poco joven para el personaje de Drosselmeier. Pero como pareja del primer reparto era evidente que tenían que ser ellos”. ■