Yo te abrazo, mi amada Buenos Aires
Yo te abrazo, Buenos Aires. Los asesinos te matan, los violadores te violan, los arrogantes te ignoran, pero yo te abrazo con el alma, ciudad querida. Aprendí a caminar en tus calles, fui diez de la Selección en tus potreros, mandé mi carta a los Reyes desde tus buzones, sos parte de lo que soy y me hiciste a tu manera.
Yo te abrazo, ciudad querida, pasión eterna. Los delincuentes te apuntan, los haraganes te escupen, los furiosos te destruyen, pero yo te abrazo ciudad, porque cobijas los huesos de los míos y cobijarás los míos algún día, cuando transite Corrientes, como tantas veces hice, pero para el otro lado. Te abrazo porque descubrí mi camino en tus librerías, porque besé a la primera muchacha en tus portales, porque mi padre te cantaba en voz baja, porque me hiciste insomne y en cierto modo despierto, ciudad querida.
La derecha te hambrea, la izquierda te parte en mil pedazos, los iracundos te pintan y te manchan, los trastornados te hieren y no te curan, se ríen de tu dolor y bailan sobre tus es- combros, pero yo te abrazo Buenos Aires.
Tus barrios y tus gentes me abrieron puertas, iluminaron mis pasos, me guiaron con sencillez de madre por este camino que volvería a transitar. Desde mi Liniers natal hasta el Sur misterioso; desde el río proceloso del norte hasta las aguas oscuras de la Boca, sos un imperio, ciudad; sos Egipto, sos los griegos y los romanos metidos todos en un tango.
Ciudad mártir, ciudad bella, no te van a tener, ciudad siempre libre que honrás tu nombre, Buenos Aires. Dejáme lamer tus heridas, como un perro fiel. Yo te abrazo, ciudad. No es mucho. Pero es todo cuanto tengo.