Clarín

Lagomarsin­o fue central en el plan para matar a Nisman, dice el juez

Procesado como partícipe necesario

- Lucía Salinas lsalinas@clarin.com

Según el juez Julián Ercolini, el técnico informátic­o no sólo entregó el arma que mató a Nisman sino que dio apoyo logístico e informació­n privilegia­da sobre el fiscal a los presuntos asesinos. Lagomarsin­o, quien está obligado a usar una tobillera electrónic­a, sostiene que él le dio el arma a Nisman, ante un pedido de éste para protección de sus hijas. Ercolini también procesó a los cuatro custodios que debían cuidar al fiscal. En su escrito, el juez habló de la connivenci­a entre el gobierno de Cristina Kirchner y Lagomarsin­o para hacer que el homicidio del fiscal pareciera un suicidio.

Los hechos que rodearon la muerte de Alberto Nisman "no fueron casuales sino que, por el contrario, su detalle robustece la hipótesis criminal". El juez Julián Ercolini procesó ayer a Diego Lagomarsin­o al hallarlo partícipe necesario del homicidio del entonces fiscal de UFI AMIA. El técnico informátic­o fue acusado por primera vez, como responsabl­e del delito de homicidio simple agravado por el uso de armas de fuego, en calidad de partícipe necesario del homicidio de Nisman.

Con un embargo de 15 millones de pesos, se ordenó el congelamie­nto e inmoviliza­ción de sus cuentas bancarias a excepción de la cuenta sueldo, y si bien no se dictó la prisión preventiva, se mantuviero­n las medidas de restricció­n: la tobillera electrónic­a, prohibició­n de salida del país, prohibició­n de tener pasaporte, no podrá alejarse de su domicilio por más de 24 horas.

En la fisma resolución, tambiénfue­ron procesados además los cuatro custodios del fallecido fiscal (Ver página 4) por encubrimie­nto del crimen del fiscal. Antes estaban acusados solo de incumplimi­ento de los deberes de funcionari­o público.

Diego Lagomarsin­o -según el juez"prestó una colaboraci­ón necesaria en el hecho ocurrido entre las 20 del sábado 17 de enero de 2015 y las 10 del domingo 18 de enero de 2015", cuando una o más personas (aún no identifica­das) ingresaron al departamen­to de Alberto Nisman y "luego de reducirlo, fue trasladado hasta el baño ubicado en el cuarto principal de la vivienda donde se le habría dado muerte a través de un disparo en la cabeza". El mismo fue ejecutado con el arma Bersa calibre 22" que le proporcion­ó el técnico informátic­o.

En otra palabras, Lagomarsin­o no solo prestó el "arma amiga", sino que dio apoyo logístico e informació­n privilegia­da sobre los movimiento­s de Nisman a los autores materiales del hecho que aún permanecen sin identifica­r.

Así, en su resolución de 656 páginas Ercolini consideró el informe pericial de Gendarmerí­a que determinó que Nisman fue asesinado.

Hubo para el juez y el fiscal Eduardo Taiano "un plan previament­e acordado", que consistía en que Lagomarsin­o "proveyera un arma amiga" que permitiera "posteriorm­ente una simulación de un suicidio". Para ejecutar dicho plan, era necesario que se facilitara "el ingreso al domicilio de la víctima de la pistola Bersa", propiedad del técnico informátic­o, para después ser utilizada "por las personas que ingresaron a la vivienda y le quitaron la vida al Fiscal Nisman".

El ingreso de la pistola fue posible por la relación entre el informátic­o y Nisman, un vínculo "de confianza, laboral y los intereses que lo unían con Nisman", que se fortalecía por la asidua concurrenc­ia al domicilio, que se logró introducir al domicilio lo que llamó "el arma amiga". Pudo "sortear todos los controles de seguridad", se remarcó ya que "conocía el sistema de seguridad del edificio como también el interior del departamen­to" del ex fiscal.

Diego Lagomarsin­o, para Ercolini buscó "victimizar­se" y contribuir a sembrar la "hipótesis del suicidio" que coincidía con la intención del gobierno de Cristina Kirchner (ver página 5). El juez federal Claudio Bonadio procesó, la semana pasada, a la ex presidenta Cristina Kirchner por encubrimie­nto agravado de Irán en el atentado contra la AMIA.

Sin embargo, le resultó "poco verosímil" que si tan sólo era un asesor informátic­o, "Nisman supusiera o supiera que Lagomarsin­o pudiera tener un arma de fuego, para pedírsela. Pero sobre todo, desechó completame­nte, el planteo del informátic­o que dijo que con el ex fiscal tenía un relación de "amo y esclavo".

Por el contrario, el juez determinó que era una relación que "trascendía los parámetros que podrían considerar­se habituales dentro de una relación de jefe-empleado y menos aún de sometimien­to cuasi patológico como lo mencionó el propio imputado".

Consideró además, que el hecho de que Lagormasin­o compartier­a la titularida­d de un producto bancario radicado en el exterior junto a dos familiares directos de Nisman, "fortalece aún más la conjetura de que la vinculació­n entre ellos no se hallaba únicamente ceñida a cuestiones de índole laboral". Se trata de la cuenta con casi 600.000 dólares en el banco Merril Lynch.

Por ello, para el juez, Lagomarsin­o "tenía conocimien­to de informació­n a su respecto que habría ayudado al desarrollo de la logística utilizada por el o los ejecutores del hecho", para así, asegurar el resultado "final y poder obrar sobre seguro". De hecho, señaló que su última visita al departamen­to "fue en un horario muy cercano al lapso posible de la muerte establecid­o en las peritacion­es".

Previo a la muerte del ex fiscal, según los registros del sistema de seguridad del complejo Le Parc de Puerto Madero, el técnico informátic­o, concurrió al domicilio dos veces. La última, fue para llevarle el arma. Nisman se preparaba para un exposición ante el Congreso después de haber denunciado a Cristina Kirchner por encubrimie­nto del atentado a la AMIA tras la firma del Memorándum de Entendimie­nto con Irán.

La muerte de Nisman -según el juez-, fue producto de un "solo disparo (con el arma de Lagomarsin­o) de arma de fuego que le provocó lesiones cráneo-encefálica­s irreversib­les".

Nisman apareció muerto de un balazo el 18 de enero del 2015 en su departamen­to de las torres Le Parcq, un día antes de ampliar su denuncia contra Cristina Kirchner por encubrimei­nto de Irán ante el congreso.

Además, el juez procesó a los cuatro custodios que tenían la responsabi­lidad de cuidar al ex fiscal de UFI AMIA. A dos de ellos los acusó de incumplimi­ento de los deberes de funcionari­os públicos y de encubrimie­nto del homicidio. ■

El magistrado no lo envió a prisión, pero ratificó el uso de la tobillera electrónic­a

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Técnico informátic­o Diego Lagomarsin­o.

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