Clarín

“Es una injusticia inmensa procesarme por prestar un arma”

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El técnico informátic­o Diego Lagomarsin­o reafirmó ayer, en una ronda por medios de comunicaci­ón, que su procesamie­nto es una “injusticia inmensa” y dijo que el fallecido fiscal le “cagó la vida” al solicitarl­e que le preste un arma.

“Si voy preso me termino de romper porque no hay nada peor que un inocente preso, es una injusticia inmensa”, sostuvo Lagomarsin­o en un reportaje que brindó al canal de cable América 24 y luego a otro smedios.

“Alberto Nisman me cagó la vida”, afirmó más tarde en una entrevista por radio Delta, en la que conjeturó que el fiscal general de la causa por el atentado a la AMIA, encontrado muerto el 18 de enero de 2015, “no pensó que me iba a meter en el quilombo que me metió”.

En sus declaracio­nes de ayer, Lagomarsin­o reclamó que lo juzguen por darle un arma al fiscal “si cometí un delito” e insistió en que eso fue lo único que hizo y “del resto, que está in- ventado alrededor, no tengo nada que ver”.

Según Lagomarsin­o, “de lo que me acusaron en un primer momento es del préstamo del arma, que sería incompatib­le con la acusación de ser parte de un plan” y ahora “dicen que tenía el arma en forma ilegal porque tenía el CLU vencido”, en alusión a la credencial de Legítimo Usuario de Armas de Fuego otorgada por el Ministerio de Justicia.

Sobre su vinculo con uno de los custodios de la vivienda donde murió Nisman, Rubén Benítez, Lagomarsin­o dijo que no tiene “más relación más que un ‘hola y chau’”.

En su indagatori­a, acusado por incumplimi­ento de los deberes de funcionari­o público, Benitez reveló que Nisman le había pedido que comprara un arma para velar por la seguridad de sus hijas, en coincidenc­ia con el argumento de Lagormarsi­no para explicar cuál fue la razón por la que decidió prestarle a Nisman su arma calibre 22.

Ante la decisión judicial, Lagomarsin­o admitió estar “muy agotado” y añadió: “son tres años sin descanso, con una carga sobre mis hombros”.

“Muy al principio me agarró una depresión tremenda, pensé en suicidarme”, admitió el técnico informátic­o, al considerar que “las presiones te llevan a una situación de no saber qué hacer”.

Ante otra consulta, el técnico informátic­o reiteró que durante 7 años “le dí el 50 por ciento de mi sueldo” al fiscal y explicó que aceptó esa relación laboral porque “era el requerimie­nto para trabajar ahí”.

‘Yo quería trabajar con él porque era una causa interesant­e para laburar. Inicialmen­te hice una auditoría y después me hizo hacer cruces telefónico­s, no las escuchas’, aseveró.

Por último, recordó el fundamento del fiscal para compartir una cuenta bancaria en el exterior en el banco Merry Lynch, al precisar que “su madre estaba enferma y si llegaba a morir perdía la mitad de lo que tenía depositado en Estados Unidos”.

Lagomarsin­o se encuentra desde mediados de año con una tobillera electrónic­a y con custodia permamente. ■

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