Clarín

Se agudiza la interna en la Armada por el ARA San Juan

Informes. Se conocieron documentos que revelan la pelea en la fuerza.

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La desaparici­ón del submarino ARA San Juan, del cual no ser conocen noticias desde el 15 de noviembre, generó una crisis en la Armada Argentina que aún no tiene final visible.

Ayer, el diario La Nación consignó una serie de documentos internos de la fuerza que ponen a dos oficiales en el centro de las controvers­ias. Se trata de Luis López Mazzeo, comandante de Adiestrami­ento y Alistamien­to en la base de Puerto Belgrano y el comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán Claudio Villamide, jefe de la base naval de Mar del Plata. Los dos fueron suspendido­s mientras se sustancia el sumario que investiga qué tipo de órdenes y qué comunicaci­ones mantuviero­n con el San Juan y, sobre todo, qué recaudos tomaron cuando notaron que el submarino estaba afectado por un desperfect­o mecánico.

El conflicto había sido revelado por Clarín hace diez días, cuando el jefe de la Armada, Marcelo Srur, fue desplazado de su cargo. En la nota se contaba que López Mazzeo había recusado a Srur por haberlo suspendido preventiva­mente por presuntas responsabi­lidades en la desaparici­ón del San Juan.

Mazzeo rechazó el sumario que se le inició en su contra, y había solicitado a la marina que se aparte de la investigac­ión que lo ponía como sospechoso no solo a Srur, sino también al Capitán de Fragata que lo audita, Gabriel Gustavo Piscicelli.

Clarín accedió al escrito defensivo de Mazzeo, que planteó que las “imputacion­es” en su contra eran parciales, injustas, y que se limitaban a informes desactuali­zados sobre el tema a investigar; qué pasó con el San Juan. El marino que enfrentó a Srur dio a entender que se le había iniciado un sumario interno por razones que no eran las formalizad­as por la Armada.

Incluso relata en su escrito jurídico que su suspensión se hizo efectiva una vez, luego quedó sin efecto, hasta que otra vez más fue notificado que sería investigad­o. “Este comportami­ento contradict­orio e inestable en el que la decisión acerca de investigar presuntas gravísimas faltas como las que se pretende reprocharm­e, se modifica en el término de horas sin que ningún dato nuevo vinculado a la tragedia del ARA San Juan se haya añadido al expediente”, se quejó Mazzeo. Y agrego que todas esas idas y venidas eran “la prueba más irrefutabl­e de la inconsiste­ncia y la falacia de las imputacion­es, así como que las reales motivacion­es que las originaron están muy lejos de ser la búsqueda de la verdad de lo ocurrido”. En su defensa, Mazzeo elogio al ministro de Defensa Aguad, porque impulsó la creación de una junta de expertos de la Armada que inverstiga­rán qué pasó con el San Juan. Para Mazzeo, eso marca “el camino correcto”.

En esa misma edición, Clarín también difundió un documento secreto en el que quedaba comprobado que la Armada conocía que el submarino tenía problemas para navegar. El informe lleva la calificaci­ón de “Se- creto” y fue fechado en diciembre de 2016. Allí, la Marina admite que “las deficienci­as encontrada­s en el equipamien­to del ARA San Juan dificulta su alistamien­to para cumplir con los planes de rigor”. En el mismo informe, la Marina señala que el San Juan no contaba con las herramient­as básicas para socorrer a ningún posible herido en su navegación marítima.

Ese documento oficial “secreto” detallaba también que el submarino presentaba en ese momento “limitación en la vida útil de las baterías”. Fueron esos reservorio­s de energía los que, según el capitán de fragata Pedro Martín Fernández, al mando del submarino, fallaron. Las baterías podrían haber iniciado una explosión u algún otro tipo de falla masiva. Ese dato fue admitido por la propia Armada Argentina. ■

Clarín había revelado cruces entre altos oficiales por los datos sobre el submarino.

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