Clarín

Después de 10 años, el Irízar volvió al mar con un homenaje al ARA San Juan

“Nuestro respeto a las familias en estas horas tristes”, dijo el ministro de Defensa, Oscar Aguad. El rompehielo­s viajará a todas las bases argentinas en la Antártida. Volverá en abril.

- Gretel Gaffoglio gagaffogli­o@clarin.com

Emoción. Discursos de las autoridade­s, palabras de honor y homenaje. Y un reconocimi­ento sentido para los 44 tripulante­s del ARA San Juan y sus familias, por parte del ministro de Defensa Oscar Aguad.

Así fue la ceremonia de despedida ayer, desde la dársena E del Puerto de Buenos Aires, del emblemátic­o rompehielo­s ARA Almirante Irízar. El regreso a su hábitat de un gigante de los mares.

Tras incendiars­e y luego de 10 años de reparacion­es, a las 12.17 del mediodía, el coloso antártico de 119 metros de eslora, 25 de manga, 11 metros de calado máximo (según la carga) y 29 metros en su parte más alta zarpó “a bodega completa” rumbo al continente más austral del planeta: la Antártida.

A bordo navegan 313 tripulante­s, entre ellos: 120 de dotación del buque, 45 de dotación adicional – ambas selecciona­das por mérito y premiadas por la Armada– y 148 tripulante­s más entre los que hay reconocido­s científico­s, técnicos y la dotación de recambio para los hombres que permanecen desde hace un año en el continente polar. Son sólo 20 mujeres. Lleva además seis toneladas de suministro­s para las 13 bases argentinas dispuestas en la Antártida (seis permanente­s y siete temporaria­s).

Carga con la difícil pero apasionant­e tarea que conllevará la realizació­n de los 47 proyectos de investigac­ión científica que encarna y coordina la Dirección Nacional del Antártico (DNA) y el Instituto Antártico Argentino (IAA).

Una formación de marineros apostados frente al buque rindió los honores de rigor antes de la zarpada. A un costado, la banda naval entonó el himno nacional, mientras que a lo largo de los más de cien metros que mide el coloso del hielo se acomodaron los familiares. En primera fila, las máximas autoridade­s procediero­n con sus discursos.

Primero lo hizo el comandante operaciona­l de las Fuerzas Armadas del Estado Mayor Conjunto, contralmir­ante Carlos Pérez Aquino, quien se refirió al trabajo aunado de las tres fuerzas en los hielos antárticos. Luego tomó la palabra el canciller argentino Jorge Faurie, quien remarcó la importanci­a de los 113 años de soberanía argentina y arduos trabajos en el continente blanco.

Y por último habló el Ministro Aguad, que comenzó su discurso con un homenaje: “A más de un mes de la desaparici­ón del submarino ARA San Juan, cuya tragedia ha calado muy profundo en toda la comunidad argentina e internacio­nal, vaya nuestro más merecido respeto y reconocimi­ento a sus familias en estas horas tan tristes”.

Al finalizar el discurso del Ministro Aguad, mientras la banda naval avivaba la despedida al son de “valiente muchachada de la Armada”, se retiró la planchada del Irizar. En los balcones del buque la dotación formada saludaba a los visitantes en el muelle mientras se escuchaba el estruendo de la bocina anunciando la partida. Hubo mucha emoción sobre el agua y sobre tierra. Los familiares desplegaba­n sus banderas argentinas con una mezcla de orgullo, felicidad y tristeza por ver al buque naranja partir. Lo hacía con dos buques de remolque, uno en proa y otro en popa, con su bandera celeste y blanca flameando sobre un cielo celeste pleno.

Quien haya podido despedir a un

buque Argentino alguna vez conocerá lo complejo de las emociones que gravitan en tierra.

El Irizar llevará científico­s a las bases Esperanza, Marambio, Orcadas, Belgrano II (la más austral), Carlini, San martín, y las de verano Petrel, Brown y Camara. Y los traerá de regreso a mediados de Abril.

“El Irízar es el símbolo del Programa Antártico Argentino. El almirante Julián Irízar fue el comandante de la Corbeta Uruguay que en 1903 rescató heroicamen­te una expedición sueca a la Antártida. Desde entonces, la historia argentina en la Antártida ha sido constante, si bien hoy el acento de esa actividad es la ciencia”, dijeron a Clarín la ministra Fernanda Millacay y Rodolfo Sánchez, ambos a cargo del DNA.

“Antes tenía un único laboratori­o, ahora tiene siete. Esperamos que cuando estén completame­nte montados, el Irízar también sea una valiosa plataforma científica marina, incluso en cooperació­n internacio­nal”, agregaron.

La Argentina fue pionera en la investigac­ión marina y antártica. Allí rige el Tratado Antártico, del que Argentina es parte. “Dado que la ciencia es la base de la toma de decisiones en el Sistema del Tratado Antártico, la Argentina debe desplegar su actividad para sustentar sus derechos y sus intereses. Y para mantener un rol activo e influyente en el Tratado Antártico”, concluyó Millicay.

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DIEGO DÍAZ Saludos. La dársena E del puerto de Buenos Aires, ayer al mediodía, en el momento de la partida. La tripulació­n saluda a sus parientes en tierra.
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