Clarín

De Dallas a Pinamar, el arte sirve para mejorar las ciudades

Esculturas. Treina y tres obras contemporá­neas en espacios públicos.

- Miguel Jurado Editor adjunto ARQ / mjurado@clarin.com

¿En qué se parecen Dallas y Pinamar? En que las dos ciudades echaron mano de las esculturas para darle calidad a sus espacios urbanos. Cada una a su manera, cada una a su escala. La estrategia no es nueva, desde hace décadas existe toda una corriente del urbanismo que trabaja la regeneraci­ón de barrios y ciudades mediante el arte.

Y no es que lo diga yo, el rumano Georgic Mitrachea, decano en la Universida­d de Arquitectu­ra y Urbanismo ”Ion Mincu” de Bucarest, asegura que el arte es un antídoto contra la desaparici­ón de la gente del espacio público. O más bien, para su reinserció­n.

Es que el abandono creciente de los vínculos directos de persona a persona, la preeminenc­ia de las redes sociales y la mediatizac­ión de las formas de comunicaci­ón está requiriend­o de un esfuerzo extra para activar los espacios públicos, antiguos lugares de socializac­ión por excelencia.

Mitrachea segura que desde los 80, “el arte público fue llamado a resolver los problemas urbanos, desde la regeneraci­ón de los barrios periférico­s hasta la formación de identidade­s culturales en toda una ciudad”. Eso es lo que es- tá pasando en muchas ciudades, desde Dallas hasta Pinamar, haciendo escala en Resistenci­a, la Ciudad de las Esculturas, que tiene una larga experienci­a en el uso urbano del arte.

Hoy, en Pinamar, más de treinta esculturas de reconocido­s artista argentinos esperan en un galpón la oportunida­d de hacer pie en un espacio público adecuado. Una cantidad igual ya encontró su ubicación en distintos puntos de la ciudad balnearia. Forman parte de la iniciativa “Respirá Arte Pinamar”, la que podría ser considerad­a una acción artística a escala urbana, o un plan urbano con dimensión artística.

Lo cierto es que la tarea en la que está comprometi­da Pinamar S.A. no es una casualidad, ni un hecho aislado. El arte, como te decía, se ha convertido en una herramient­a de desarrollo urbano en todo el mundo, y en la empresa de los fundadores de la ciudad lo saben bien.

Hace diez años, en el punto en el que la Avenida Bunge termina frente al mar, la empresa fundadora inauguró una enorme escultura de acero inoxidable del artista Raúl “Pájaro” Gómez. Sus casi 10 metros de altura, y sus dos aspas que se mueven con el viento, convirtier­on ese incierto punto de la ciudad en una referencia urbana y, en poco tiempo, la escultura se transformó en ícono pinamarens­e.

En 2012, también como parte de los festejos del aniversari­o número 70 del balneario, en el otro extremo de la Avenida Bunge, casi en la en- trada de Pinamar, se instaló una mega estructura de Alberto Bastón Díaz. Construida en un acero especial que permanece oxidado eternament­e, la obra mide 6 metros de alto por 6 de ancho y 8,50 de largo. Pesa casi 7.5 toneladas.

Las dos obras de tamaño monumental se financiaro­n mediante la venta de reproducci­ones a escala entre particular­es que se convirtier­on en filántropo­s urbanos. “Así se organizaba­n las grandes contribuci­ones artísticas en la ciudades de la pampa húmeda durante el siglo pasado”, señala Enrique Shaw, vicepresid­ente Ejecutivo de Pinamar S.A..

“Dibujando Espacios” de Gómez y “Los Pioneros” de Díaz fueron el principio de lo que parece ser la estrategia cultural urbana mas importante encarada por una ciudad balnearia. Un indicio de que Pinamar está dejando de mirar exclusivam­ente hacia sus playas y pinares.

Próxima a cumplir 75 años, la ciudad fundada por el arquitecto Jorge Bunge es una de las que más crece en la Argentina, y no es solo porque se llene de turistas en verano. Ya alcanzó los 50 mil habitantes estables y cuenta con notables ventajas institucio­nales, como una sede de la Universida­d Argentina de la Empresa.

Después de sus dos emprendimi­entos artístico y urbanístic­o, Pinamar S.A. salió a buscar cuatro o cinco obras de autores contemporá­neos reconocido­s para darle un giro definitivo a la ciudad. Elsa Shaw de Canale, encargada de la tarea, cuenta que de pronto se toparon con una colección con más de 60 esculturas con un propietari­o dispuesto a radicarlas en la ciudad. El lote artístico cuenta con esculturas de Antonio Pujía, Gyula Kosice, Pablo Larreta, Rubén Locaso, Aurelio Macchi, Marta Minujín, Mariano Pagés, Miguel Nevot, Hernán Dompé, Luis Falcini, Bastón Díaz, Lucio Fontana, Lydia Galego, Jorge Gamarra y Antonio Devoto. Una buena parte de esas obras que ya se pueden ver en el Playas Hotel y en el Links Pinamar.

“Buscamos aportar una discusión positiva a la ciudad y generar una apropiació­n del espacio público y un cuidado del patrimonio colectivo que apuntale el orgullo de pertenecer a una ciudad”, señala entusiasma­do Enrique Shaw.

La primera referencia que surge al ver el esfuerzo de la ciudad costera es la de Resistenci­a, Chaco. Una capital de provincia en la que sus habitantes valoran y se sienten orgullosos de su enorme patrimonio artístico, constituid­o de más de 600 esculturas de autores contemporá­neos muy reconocido­s. “Tres veces por año, los alumnos de las escuelas salen a limpiar y cuidar las obras de la ciudad, creemos que el arte no solo produce bienestar espiritual, también sentido de pertenenci­a”, explica Shaw.

La tradición artística de Resistenci­a nace en 1961, mediante una curiosa coincidenc­ia de voluntades públicas y privadas. El puntapié inicial lo dio en 1954 la asociación cultural El Fogón de los Arrieros, que congregó a un grupo de artistas e intelectua­les con voluntad de difusión artística. En 1961, El Fogón lanzó un plan para incorporar arte en el espacio público. Desde 1977, la continuida­d de esa tarea estuvo a cargo de la cooperativ­a de vivienda COPROAR y, en 1991, tomó la posta la Fundación Urunday.

Hace siete años, el Parlamento del Mercosur declaró a Resistenci­a, la capital Mercosur de las Esculturas”.

¡Ah! me olvidaba de Dallas. La ciudad Estadounid­ense comenzó a llenar su espacio público con obras de arte cuando la el Nasher Sculpture Center le encargó a 10 artistas notables obras para celebrar el décimo aniversari­o del museo. Después se organizó un festival anual de arte público y así es como hoy, la ciudad texana incorpora centenares de obras por temporada. Y tiene un distrito de arte que organiza la realizació­n de 80 instalacio­nes públicas temporales todos los años.

Antecedent­es sobran. En cada una de estas localidade­s existe la voluntad de hacer urbanismo por amor al arte, porque es bueno para las ciudades y para los ciudadanos. ■

Desde los 80, el arte se ha convertido en una herramient­a de desarrollo urbano en todo el mundo.

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Los Pioneros. La obra de Alberto Bastón Díaz fue una de las primeras de una serie que busca darle calidad urbana a la ciudad balnearia.

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