“Acá me salvaron la vida, no puedo imaginar un lugar mejor”
Joe Wolek destacó el trabajo de los médicos y aseguró que volverá a Argentina. “Tengo grandes amigos”, dijo.
Joe Wolek, el turista norteamericano acuchillado en La Boca a principios de mes, fue dado de alta ayer. Después de estar 21 días internado en el Hospital Argerich agradeció a los médicos y dijo que pasará Año Nuevo con el cirujano que lo operó.
Joe Wolek (54) fue atacado a puñaladas por ladrones el viernes 8, en el barrio porteño de La Boca. Ingresó en estado crítico al Hospital Argerich, con una herida en el corazón. Tras atravesar una compleja operación, comenzó a recuperarse de a poco. Cada uno de sus avances se celebró como una victoria. Cuatro días después del robo abrió los ojos. Y una semana más tarde posó sonriente con el cirujano que lo salvó. Ayer recibió el alta y se despidió de los médicos con agradecimiento: “Son héroes, me salvaron la vida”, aseguró.
Wolek abandó el Argerich a las 9.25, en silla de ruedas y con una botellita de agua en sus manos. “Me puedo parar, les quiero hablar de pie. Voy a volver a la Argentina porque tengo grandes amigos. Me siento bien, tras largas semanas con dolor”, explicó. Deberá esperar al menos 15 días para volver al país, aunque su ilusión es llegar a tiempo para celebrar el cumpleaños de su hija.
“Tengo una segunda vida. Soy fanático de este hospital, público, es importante”, remarcó el turista, que había llegado al país el 25 de noviembre, luego de festejar sus 54 años, persi- guiendo su pasión: la fotografía.
Después de visitar el Sur, regresó a Buenos Aires. En una recorrida tempranera por Caminito fue atacado por dos ladrones que lo apuñalaron para robarle la cámara. Un policía que pasaba por el lugar persiguió a los asaltantes y baleó a uno de ellos, quien murió tras agonizar en el hospital. Su cómplice fue detenido días después.
Wolek recibió diez puntazos, uno de ellos en el corazón. Mucho tuvo que ver en su recuperación el cardiocirujano Yamil Ponce (38), que estaba de guardia. “Eran las 8.15 de la mañana de ese viernes, yo voy solo un día por semana al Hospital Argerich, no sé ni cuánto gano pero es mi pasión la salud pública. Ese día llego y justo entra un paciente con varios orificios, estaba grave. No tenía pulso, el corazón latía muy bajo. No estaba sin vida, pero le quedaban minutos. Nosotros trabajamos así. Sin saber quién es, de dónde es o qué pasó, lo peramos”, explicó ayer Ponce.
La intervención no fue sencilla. “Tenía dos orificios en el corazón, no hay muchos casos de sobrevida en situaciones así. Quizá no contamos con todos los elementos que quisiéramos, pero los argentinos sabemos improvisar y resolver a veces sin los elementos precisos. Esta operación y todo lo que le pasó a Wolek no le costó un peso, cero. Averiguamos y sólo esa intervención, en Estados Unidos, puede costar unos 200.000 dólares. Por eso mi pasión es el hospital”, detalló Ponce, que también trabaja en instituciones privadas.
Wolek sabe que estuvo en una situación límite y tras recibir el alta se encargó de resaltar el trabajo de todos los profesionales del Argerich y de los que lo trasladaron desde el lugar del ataque. “Lo más importante es que soy sólo una persona que vino a este hospital, los verdaderos héroes son todas estas personas que están detrás mío, que me ayudaron cuando estaba en esa esquina y pensaba que iba a morirme, sabía que iba a morirme hasta que vino la ambulancia y me trajo acá rápido, donde los doctores, los cirujanos y todos los demás me salvaron la vida”, afirmó. Y agregó: “No me puedo imaginar un lugar mejor, tuve mucha suerte de que me trajeran tan rápidamente, no
No tenía pulso, el corazón le latía muy bajo. No estaba sin vida, pero le quedaban pocos minutos”.
Yalmil Ponce (cirujano)
hay otro lugar en el que hubiera preferido estar, sea acá o en mi país”.
Por la operación a la que fue sometido, y la delicada recuperación que tuvo que transitar durante las semanas que estuvo internado, Wolek no puede volver aún a Estados Unidos. Sin embargo, no pasará fin de año solo. Ponce lo invitó a festejar en su casa de Pilar, junto a sus amigos. ■