Clarín

Este verano usar un aire acondicion­ado chico sumará $ 500 a la boleta mensual de luz

Fuerte incremento en los costos de combatir el calor Eso pagará un hogar porteño si enciende 10 horas por día un equipo de 2.200 frigorías. Es por la suba de las tarifas, que ya multiplica­n por 30 a las de 2015. En febrero llega otro aumento.

- Martín Grosz mgrosz@clarin.com

La primera gran ola de calor del verano, que agobia por estas horas a buena parte del país, encontró a los argentinos más equipados que nunca para enfrentarl­a con altos niveles de confort. Sólo en los últimos cinco años se vendieron 7,8 millones de aires acondicion­ados, según estimacion­es del mercado: casi 4.300 por día, 180 por hora o 3 por minuto. La consultora GfK, además, registró que en los primeros 11 meses de 2017 estas compras crecieron un 10,9% respecto del año pasado.

Aires acondicion­ados abundan en lo hogares, listos para ser encendidos. Este verano, sin embargo, muchas familias porteñas se verán obligadas a moderar su uso o hasta a reencontra­rse con el viejo ventilador, si no quieren recibir boletas de luz muy pesadas de pagar en los próximos meses.

Sucede que las tarifas eléctricas tuvieron otra suba a partir de este mes y ya multiplica­n por 30 a los valores ultrasubsi­diados que rigieron hasta 2015. Por ejemplo, hogares porteños que hace dos años pagaban sólo 4 centavos por kilowatt hora (kWh) pasaron a abonarlo $ 1,28. Y semejante salto se trasladó de lleno a los costos de hacerle frente al calor.

Para conocer el impacto cotidiano de estos cambios, en medio de la ola de calor, Clarín calculó que, con las nuevas tarifas, prender un aire acondicion­ado de dormitorio -de 2.200 frigorías- tiene ahora un costo final de $ 1,66 por hora de uso en los hogares que menos energía consumen.

Así, este verano, encender el equipo un promedio de 10 horas al día (por ejemplo, las 8 de descanso nocturno y sólo 2 más durante el día), tendrá un impacto de $ 497 en la factura mensual de ese hogar pequeño. Hasta noviembre, la cuenta arrojaba $ 351; y hace dos años, sólo $ 16.

Para familias de mayor consumo eléctrico, que pagan tarifas más altas, el mismo presupuest­o sube ahora a $ 565. Y en los más grandes, a más de $ 600. Mientras que, usando un equipo algo más potente, de 3.500 frigorías, el impacto mensual se eleva a $ 791 para el hogar pequeño, a casi $ 900 para el mediano y a $ 970 para el grande.

Son números frente a los cuales recobran atractivo los antiguos ventilador­es, que consumen la décima par- te de la energía o menos. En el caso de los modelos de techo, las 10 horas diarias de uso generan un cargo mensual de $ 30 a $ 40. Y los "turbo", menos de $ 60.

Los datos se calcularon tomando los consumos indicativo­s en kWh que estima el Ente Nacional Regulador de la Electricid­ad (ENRE) para los distintos tipos de aparatos, las nuevas tarifas para clientes residencia­les de Edenor y los impuestos vigentes en Capital, que recargan la factura en un 27,4%.

A su vez, se tomó como hogar chico al que consume 301 a 650 kWh por bimestre, como mediano al que gasta de 900 a 1.000, y como grande al que supera los 1.400. Y se proyectaro­n los gastos para los clientes que no consigan la Tarifa Social ni el premio por ahorro de energía (ver aparte).

Aunque las sumas puedan sorprender a los porteños, en el Conurbano resultan aún más altas que en Capital. Es porque allí las boletas tienen una carga impositiva del 43%.

Además, en ambas jurisdicci­ones las tarifas eléctricas aumentarán otra vez en febrero. Según se anunció, para la gran mayoría de los usuarios, las facturas pasarán a ser entre 58% y 67% más caras que en noviembre, en promedio.

Más allá del costo de refrescar la casa, con nuevas tarifas, el hogar medio debe ahora pagar $ 2,79 por hora de uso de un horno eléctrico o de un termotanqu­e con termostato. Por cada hora, un lavarropas automático de 5 kilos ya gasta $ 1,63 si usa agua caliente, una plancha $ 1,39, 17 centavos una heladera con freezer y 78 centavos una computador­a de escritorio, consideran­do sólo la CPU y un monitor LED de 19 pulgadas.

Con estos números en la cabeza, quienes empiecen ya a moderar sus consumos podrán evitar que la próxima factura de luz, al pasar por debajo de la puerta, les amargue el comienzo del nuevo año. ■

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