Cierre de año (des)generado y (latino)americanizado
El cantautor y su banda despiden el año hoy y mañana, con dos shows al aire libre; uno para toda la familia y el otro sólo para mayores.
Entre las sanas costumbres que cultiva Kevin Johansen -de las malas ya habrá ocasión para ocuparse-, la de cerrar el año con un Fin de fiesta a toda música y baile es de las que comparte con generosidad. Y bien que hace.
En línea con esa tradición, el cantautor convoca a la Ciudad Cultural Konex, hoy y mañana, para ponerle un poco de ritmo bajo las estrellas - si el de arriba ayuda- a las vísperas del cambio de unidad en el calendario.
Partiendo de esa premisa, el detalle de que los shows que dará en el enorme patio de Sarmiento 3131 serán una parada más en el largo itinerario de presentación de su álbum Mis Américas - Vol. 1/2 no es más que eso; aunque para nada se trata de un dato que pueda pasar desapercibido.
Es que desde el lanzamiento del disco que luce al legendario ‘Zurdo’ Roizner en su tapa, en 2016, el músico nacido en Alaska en junio de 1964 junto a su numeroso colectivo The Nada, que tomó forma en Nueva York a principios de este siglo, llevan recorridos unos cuantos miles de kilómetros a bordo de unas cuantas de las 13 canciones que componen el álbum, que tuvo entre sus invitados a Palito Ortega, Marcos Mundstock, Ricardo Mollo, Pity Álvarez, Miss Bolivia, Lito Vitale, sus hijas Miranda y Kim Johansen, el brasilero Arnaldo Antunes, los peruanos Kanaku y El Tigre y el chileno Macha Asenjo (Chico Trujillo).
Un listado de nombres relacionados con estilos dan diferentes entre sí como variados son los géneros a los que remiten los temas de Johansen. Juntos, habitantes del universo musical “desgenerado” que el artista enraíza en “sus” Americas. “Las que conozco desde la cuna, por la batea familiar que había en casa. De folk a folklore andino, caribeño, brasileño...”, le explicó a una revista de Murcia, donde lo mencionian como un “Beck del hemisferio sur”, antes de salir a escena durante cinco noches, a comienzos de este mes.
Y en esa mezcla, el cantante despliega a sus anchas su ironía, su humor muchas veces sarcástico, su bienvenida falta de respeto por los límites estilísticos y su capacidad para conjugar cono todo ese bagaje su mirada crítica de la cotidianidad.
De La cumbiera intelectual a Sur o no sur, de McGuevara o Che Donald’s a Buenos Aires antisocial club, o de Baja a la tierra a la Zambaguala del viajero, Johansen pinta paisajes urbanos, de ruta, montaña o mar con una llamativa facilidad, propia de quien lleva andados unos cuantos caminos.
Y bastante de eso hay en la mochila de Kevin, que de su Fairbanks natal se mudó a Colorado, de allí a Arizona y de ahí a San Francisco, todo antes de llegar a los 12, cuando llegó a Buenos Aires, para poco después instalarse por un tiempo en Montevideo, antes de emigrar hacia Nueva York, donde el mítico CBGB lo tuvo como habitué durante varios años.
Lo demás es historia más o menos conocida: la milonguita Daisy, el éxito de Down With My Baby, con un guiño inocultable a Barry White, la típica comparación con el Piojo López, que explotó fotográficamente en la tapa de uno de sus discos, su larga sociedad escénica con el dibujante Liniers y una discografía con siete títulos.
Algo de todo eso, que no es poco, habrá hoy y mañana en el Konex, a partir de las 19 -”puntual” según advierte el anuncio-, con restricción de ingreso para los menores de 18 años hoy, y con calificación de apto para todo público mañana. ■