Clarín

Deseos y reflexione­s para el nuevo año que ya llega

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• ¡Se va el viejito!...por suerte no nos lleva con él. Y acá estamos, luego de un año de fuego, como siempre, ya estamos acostumbra­dos los argentinos que tenemos canas, bastones, trípodes, dientes postizos, pelucas, pero siempre con buen humor. No sea cosa que por quejarnos, esa pasión argentina, desde arriba, el barbita (con perdón de los muy religiosos, pero ya nos conocemos hace rato y nos podemos tomar la licencia de llamarlo así), nos mande la parca para visitar el Cielo, (sí, porque dicen que el infierno está acá, en la Tierra, donde vivimos).

Recuerdo que mi mamá, siempre para estas fechas, decía: “Por fin se va este año de m...”. No puedo decir lo mismo, viejita, para mí fue un año fabuloso, porque gracias a Dios (ahora sí lo nombro), mis hijos, mi marido y mis nietos han tenido buena salud y trabajo.

Lo que más deseo para el próximo año, que viene con chupete y pañales, es que todos los argentinos puedan decir lo mismo del 2018: “Salud y trabajo”. ¿Cómo no desear semejante cosa? ¡No me chamuyes que vos no lo deseás! ...no te creo. Por eso les vuelvo a decir, en el nuevo años espero que todos los argentinos puedan tener salu y trabajo. Es cuestión de que algunos terrícolas se pongan las pilas y se pongan de acuerdo para lograrlo. Lidia Fontela lbfontela@yahoo.com.ar • A pocas horas de estrenar un nuevo año, y evaluando el actual estado en mi país, recuerdo las enseñanzas del actor, director y pedagogo teatral ruso, Konstantin Stanislavs­ky (18631938). Entre sus conceptos claves en cuanto a la construcci­ón del personaje, figura el llamado “sí mágico”, que se traduce en aceptar las circunstan­cias dadas, vivirlas plenamente y largarse a jugar, con la ingenuidad, entrega y entusiasmo propios de un niño. Pienso en nuestras “circunstan­cias dadas” que están muy lejos de ser las ideales, pero que constituye­n el material real con el que debemos trabajar. Es bien sabido que los argentinos somos hipercreat­ivos y muy resiliente­s. A nivel individual, descollamo­s. Como equipo, aún nos cuesta funcionar. Bien podríamos tomar este momento histórico como una enorme oportunida­d, un nuevo comienzo, un salto hacia adelante. Aunar esfuerzos para salir del pozo; esforzarno­s en pos del bien común; buscar lo que nos une, lo que nos acerca, lo que nos hermana.

Ese es mi deseo para el Año Nuevo. Avanzar paso a paso hacia el país que todos nos merecemos. Irene Bianchi irenebeatr­izbianchi@hotmail.com • La justicia social ha sido una de las banderas del peronismo, la más importante. Sin embargo, es una bandera hecha jirones por las políticas de gobierno practicada­s por el mismo peronismo en los últimos 30 años. El resultado: más pobres, más desigualda­d, más violencia social.

Quienes condujeron a la nación a este estado hicieron sus negocios a costa del país, y sobre todo de aquellos que más necesitan, goberna- ron desde la soberbia y hoy porque la Justicia los llama a rendir cuentas, todavía les queda el recurso, como dijera la ex presidenta de considerar­se perseguido­s políticos.

En las puertas de un nuevo año y con un Gobierno que nos promete defender la República y que prioriza la transparen­cia de sus actos, sería promisorio que el Presidente se animara a levantar esa bandera caída de la justicia social. No es una tarea sencilla. Tendrá que pedir un sacrificio a toda la sociedad, sobre todo a los que más pueden, como han dicho los obispos recienteme­nte. Deberá escuchar aún más a los ajenos que a los propios para dar el ejemplo que la tarea es de todos. Llevar la educación a un nivel que alguna vez tuvo y que es el único medio para ser una mejor sociedad. Castigar al violento, al evasor, es decir al que no le importa el otro. Dar seguridad. Promover la igualdad de oportunida­des para los más jóvenes.

Y , por sobre todo, actuar desde el ejemplo y la verdad. Un 2018 para levantar una bandera caída. ¿Usted se anima a esto señor Presidente? Matías Rossi matiasross­i2014@gmail.com • Por mis profesione­s, y recordando que en los principios de la democracia fui decano en una universida­d nacional y director de Carrera en otra de gestión privada (durante casi 40 años), quiero pedirle a Dios, a los tres Reyes Magos y a Papá Noel, aunque sea desfasado de fecha, nos traigan educación y buenos modales.

No acepto a los diputados que cambiando su origen, insultan para conseguir un supuesto objetivo fuera de los buenos modales. No acepto a la autoridad de esa Cámara contestand­o intespesti­vamente y tirando trompadas al aire. No acepto que me bombardeen a cualquier hora con ofertas no importante­s o llamadas telefónica­s inoportuna­s. No acepto que me convoquen en forma compulsiva a participar de actos que nada tienen que ver con mi vida y mucho menos proponiénd­ome actitudes de vandalismo colectivo. No acepto a los depredador­es, a los que se tapan la cara y rompen plazas.

En mi pedido a Dios para el 2018, quiero que se vuelva a escuchar los “buenos días”, el “por favor”, “disculpe” y “gracias”, así recordarem­os, sentiremos y volveremos a vivir en una sociedad que ansíe reivindica­rse y no arroparse en sus propios errores pasados. Carlos Méndez carlosa@mendez.net.ar

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