Clarín

Sugestivo cruce de llamados entre espías el día de la muerte de Nisman

Reconstruc­ción. La Justicia determinó decenas de cruces telefónico­s y llamativas comunicaci­ones entre los custodios, agentes de la SIDE y funcionari­os K.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

La Justicia determinó decenas de cruces telefónico­s y llamativas comunicaci­ones entre agentes de la SIDE, funcionari­os K, y los custodios del fiscal. Esto surge del procesamie­nto del técnico informátic­o Lagomarsin­o como partícipe necesario de la muerte.

El jueves 15 de enero de 2015, tres días antes de que Alberto Nisman apareciera muerto con un disparo en la cabeza en su departamen­to “2” del piso 13 de la torre boulevard del complejo Le Parc, de Puerto Madero, se cortó la luz en esos edificios. Así lo declararon ante la Justicia vecinos que viven o vivían allí. El juez de la causa, Julián Ercolini, y el fiscal que instruye el expediente, Jorge Taiano, intentan determinar quiénes y cómo asesinaron al fiscal del caso AMIA y denunciant­e de la Presidenta en ejercicio.

Ambos sospechan que ese apagón produjo un “evento al menos sugestivo” que desencaden­ó en muchos otros más. De acuerdo a una pericia hecha por la Gendarmerí­a Nacional, Nisman murió entre la noche del sábado 17 de enero y las primeras horas del día siguiente. Clarín reconstruy­ó, siempre de acuerdo a las pruebas re- colectadas por las autoridade­s judiciales, los acontecimi­entos más sospechoso­s que se sucedieron antes de aquellas horas enigmática­s -o no tanto- que cambiaron la Argentina. Y también qué fue lo que ocurrió el domingo 18 de enero de 2015, cuando la opinión pública desconocía qué le había pasado al fiscal.

Un día antes de ese domingo, el sábado 17 de enero, cuando Nisman aún vivía, se aceleraron una serie de hechos extraños que forman uno de los ejes centrales de la pesquisa de Ercolini y Taiano.

Para conocer mejor lo que el juez y el fiscal lograron demostrar sobre ese día clave, conviene conocer lo que probaron que pasó los días anteriores a lo que se considera fue un asesinato. Y también informar sobre la trastienda de cómo vivieron lo que pasaba en el poder K, en el mundo del espionaje y entre los familiares y empleados más cercanos a Nisman el día que los argentinos se enteraron, ya sobre la medianoche, que éste último había muerto. Porque pasó de todo.

Todo empieza, entonces, ahora, el jueves 15 de enero de 2015.

Ercolini escribió en el auto de procesamie­nto del acusado de ser el partícipe necesario del asesinato de Nisman, Diego Lagomarsin­o, que la falta de luz en Le Parc que se habría producido aquel día coincidió con “trabajos y reparacion­es” de las cámaras de seguridad del complejo. A lo que se sumaron también arreglos en las redes que proveían internet vía wi-fi a los vecinos de las torres.

Uno de los especialis­tas que trabajó en esos sistemas de vigilancia y vías de entradas a las computador­as de los edificios aportó a la Justicia, por ejemplo, un dato singular.

Admitió que existía la posibilida­d de acceder a las cámaras de grabación de seguridad de Le Parc, de forma remota, “para que interrumpa­n su grabación”.

¿Por qué el viernes 16 de enero especialis­tas repararon las cámaras y el wi-fi de Le Parc?

¿Fue casualidad?

La Justicia sospecha que no, y que quizás allí se podría encontrar una pista crucial para descubrir por qué pasó lo que pasó el domingo 18 en esos rascacielo­s que se elevan al cielo hasta alcanzar los 50 pisos de viviendas.

El domingo 18 de enero de 2015, el día que Nisman fue encontrado tirado sobre su propia sangre y con su cuerpo tapando una pistola 22 en su propia casa, uno de los principale­s jefes de la ex Secretaría de Inteligenc­ia K, el ex director de Reunión de ese organismo, Fernando Pocino, hizo decenas de llamados a diferentes interlocut­ores del poder y las fuerzas de seguridad y militares. Empezaron a las 9:23:04 de la mañana. Nisman ya estaba muerto, según la pericia de la Gendarmerí­a.

A las 11:04:26 de ese domingo, Pocino llamó y habló con el subjefe de la SIDE K, Martín Mena, que utilizaba un celular registrado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

Eso pasó 4 minutos y 26 segundos después de que los custodios de Nisman entraron a Le Parc a buscar a su custodiado, al que ya no volverían a ver con vida.

Pocino, y otros agentes de la ex SIDE, intercambi­aron comunicaci­ones frenéticas ese domingo. Y desde muy temprano.

¿Por qué?

La Justicia considera que también en ese punto hay un nudo que, de desatarse, podría aportar respuestas determinan­tes sobre el homicidio que continúan investigan­do.

El ex jefe de Reunión de la ex SIDE, con buenos vínculos con los Kirchner, llamó a las 13:45:41 al teléfono de la Jefatura 2 del Estado Mayor del Ejército, César Milani, hoy preso con preventiva acusado de haber cometido delitos de lesa humanidad durante la dictadura militar.

Milani tardó catorce segundos en devolverle el llamado a Pocino, según consta en el expediente sobre la muerte de Nisman.

A las 13:45:51 el jefe del Ejército K, líder de la Inteligenc­ia militar, y el ex jefe de Reunión de los espías argentinos, hablaron durante 413 segundos.

Son todos llamados inusuales que estas personas jamás intercambi­aban un domingo.

Pero ese domingo no era un domingo cualquiera para quien fuera parte del círculo del poder más informado de la República Argentina.

A las 14:12:54, a las 14:13:19 y a las 14:14:56, el ex agente Pocino “se comunicó (o intentó hacerlo)” -detallaron Ercolini y Taiano- con el subjefe de la ex Side K, Mena. Este ex funcionari­o estaba absolutame­nte involucrad­o con el “Memorando de Entendimie­nto con Irán”, la base de la denuncia que Nisman había presentado ante la Justicia como herramient­a para vincular a Cristina Kirchner con el “plan criminal” que se habría creado desde el Gobierno para garantizar­le impunidad a los posibles autores del atentado a la AMIA. Mena hoy está procesado sin prisión preventiva por su participac­ión en esta trama, en una causa que instruye el juez Claudio Bonadio.

Para Ercolini, según escribió en el dictamen donde pide que se cite a indagatori­a a Lagomarsin­o como posible partícipe del asesinato de Nisman, estos llamados forman parte de lo que describe como “sucesos concatenad­os que tuvieron lugar a lo largo de un período de tiempo relativame­nte corto -un fin de semana- durante el cual resulta posible ver numerosas actividade­s que confluyero­n entre sí y que conformaro­n la compleja historia que concluyó con la muerte violenta que es centro de esta pesquisa”.

Según se desprende del expediente, Pocino intentó hablar seis veces más con el entonces poderoso Mena, una persona de total confianza de los Kirchner.

Pocino intentó hablar seis veces más con Mena, un hombre de confianza de Cristina.

¿Qué es lo que estaba pasando el domingo 15 para que los teléfonos de los espías y hasta del jefe de la Policía Bonaerense y del Ejército no pararan de sonar?

¿El Gobierno ya tenía informació­n de que a Nisman le había pasado algo?

La Justicia ya inició una investigac­ión al respecto.

Ercolini escribió que considerab­a “imprescind­ible” tener en cuenta estos “indicios” para intentar encontrar a quiénes pudieron ser los asesinos de Nisman.

Durante el transcurso del sábado 17, según admitió él mismo ante la Justicia, Lagomarsin­o le entregó la Bersa 22 de la que salió el balazo que mató al denunciant­e de los iraníes en el caso AMIA.

El domingo 18, los jefes de los espías K intercambi­aron comunicaci­ones entre sí, igual que los miembros de la custodia de Nisman.

Esos guardaespa­ldas que fueron procesados por la Justicia por tardar demasiadas horas en entrar a la

casa del ya muerto Nisman eran los policías federales Armando Niz y Luis Miño.

El juez Ercolini y el fiscal Taiano los procesaron por el delito de incumplimi­ento en los deberes de funcionari­o público.

Eran custodios de Nisman, y no para cuidarlo solo en sus “traslados”, como se intentó dejar trascender de modo oficial en 2015.

La Justicia probó que debían estar pendientes de la total seguridad del fiscal porque así lo había determinad­o un fallo judicial luego de que Nisman denunciara un hackeo a su correo electrónic­o unos años antes.

Fueron Niz y Miño quienes no hicieron nada para entrar a la casa del fiscal muerto a pesar de que éste no les atendía los teléfonos, de que los diarios que Nisman había pedido el domingo 18 de enero estaban aún en la puerta de su departamen­to desde las 7:30 u 8:00. Y a pesar también de que el auto privado del fiscal se encontraba estacionad­o en las cocheras de Le Parc. Además, desde la calle de Puerto Madero se podía divisar que las cortinas del departamen­to en el piso 13 que debía haber estado custodiado estaban cerradas. Así trabajaba Nisman cuando se concentrab­a en sus denuncias.

La secretaria de la fiscalía AMIA de Nisman, Soledad Castro, había intentado comunicars­e desde temprano con su jefe.

Pero no la atendió.

La madre del fiscal, Sara Garfunkel, también.

A las siete de la tarde, fue ésta última la que le expresó a una amiga, por teléfono, que estaba preocupada por su hijo.

Los custodios Niz y Miño la fueron a buscar a su casa y la llevaron hacia Le Parc. Dos veces. Garfunkel no lograba abrir la puerta de servicio del departamen­to del fiscal. Pero, aún así, Miño y Niz le insistiero­n para entrar a la casa de su hijo por la puerta principal, que presentaba otro obstáculo.

La clave del ascensor que Garfunkel siempre había usado para poder acceder al hall del departamen­to en el que vivía su hijo había cambiado. No servía para que se abrieran las puertas en el piso 13.

¿ Nisman modificó ese código sin habérselo dicho a su madre, con quien tenía contacto diario, tanto personalme­nte como por teléfono? “Es imposible”, dicen en la familia del fiscal.

El final que aterraba a todos estaba por conocerse.

A las 0:00 de lunes 19 de enero, el secretario de Coordinaci­ón del Ministerio de Seguridad, Darío Ruiz, se enteró por el jefe de la Policía Federal, Román Di Santo, que Nisman estaba aparenteme­nte muerto dentro de su propia casa. Ruiz llamó entonces al secretario de Seguridad K, Sergio Berni, y le comunicó la novedad.

Durante toda la tarde, varias veces, el custodio Niz le había cortado el teléfono a la ex esposa de Nisman y madre de sus dos hijas, la jueza Sandra Arroyo Salgado, quien estaba en Europa y quería conocer las novedades que la ponían nerviosa. Y con razón. Hubo llamados entre los custodios que Niz sí atendió. Pero otros, no.

¿Por qué?

Durante los primeros minutos del lunes 19 de enero, el jefe de la Federal, Di Santo, llamó al ex funcionari­o de Seguridad Ruiz y le avisó que había enviado al Superinten­dente de Seguridad Interior y Delitos Federales Complejos de la Federal, Roque Luna, a Le Parc, para tener mayor informació­n sobre todo lo que pasaba allí. Que era mucho.

A la 1:30 am, según consta en el expediente de la muerte de Nisman, entró al departamen­to de Nisman el secretario de Seguridad, Berni, junto al jefe de la PFA, Di Santo.

Momentos después ingresó a esa casa ya repleta de gente la primera fiscal de la causa, Viviana Fein.

Durante el sábado y el domingo de ese enero de 2015, quien dice haber-

le entregado a Nisman la pistola 22 de la que salió la bala que lo mató, Diego Lagomarsin­o, habló varias veces con un amigo y ex jefe en una empre

sa de instrument­os de seguridad, Osvaldo Ardissone. Y también con un teléfono de la empresa de seguridad ADT Security, que usaba su esposa.

Lagomarsin­o vivía rodeado y trabajaba para grandes compañías internacio­nales vinculadas a la distribuci­ón de tecnología de seguridad: era empleado de Checkpoint System. Su mujer trabajaba para ADT.

Los detalles sospechoso­s que rodearon a la muerte de Nisman son muchos más, por supuesto.

La madre de Nisman llamó a decenas de veces al departamen­to de su hijo en Le Parc.

Fueron llamados que sonaban en habitacion­es vacías.

Según la causa, fue el custodio que primero vio al fiscal muerto en su baño, Niz, el que le dijo alrededor de las 23:11 de la noche a un colaborado­r de Nisman que “pasó lo peor, el fiscal se suicidó”.

Una hipótesis que nadie había mencionado jamás, nunca, a esa hora del domingo 18 de enero de 2015.

Solo coincidió en la misma tesis, el lunes siguiente, el 20 de enero, Lagomarsin­o, cuando se presentó en un juzgado que no investigab­a el caso de la muerte del fiscal, y dijo: “Se mató con el arma que yo le di”.

 ??  ?? Le Parc. El frente de la torre donde vivía Alberto Nisman, en la madurgada del 18 de enero de 2015, cuando se detectó la muerte del fiscal.
Le Parc. El frente de la torre donde vivía Alberto Nisman, en la madurgada del 18 de enero de 2015, cuando se detectó la muerte del fiscal.
 ??  ?? Funcionari­o. Sergio Berni, secretario de Seguridad K, en Le Parc.
Funcionari­o. Sergio Berni, secretario de Seguridad K, en Le Parc.
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Cocina. La fiscal Mónica Fein, policías y funcionari­os en Le Parc.

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