Clarín

Macri, entre los acuerdos y la fragmentac­ión

- Ricardo Kirschbaum

En el balance, la política se impuso a la economía. Pero sin recuperaci­ón económica, a pesar de los problemas que son más que evidentes, lo primero era casi imposible. Macri pasó el duro examen político de marzo, aprobó con cierta amplitud en octubre y en diciembre volvió a atravesar una muy difícil prueba. Si se quiere, exámenes políticos de gobernabil­idad para afrontar materias complicada­s de economía.

En marzo, con el marco crónico del conflicto docente visiblemen­te fogoneado por el kirchneris­mo, enfrentó media docena de marchas masivas e infinidad de piquetes. Junto con los maestros de Baradel, que tenía su propio examen en la conducción de los docentes, y que finalmente ganó frente al trotskismo, las CTA unidas y los movimiento­s sociales obligaron a la CGT a acompañar, para no quedar demasiado descolocad­a en la confusión peronista con Cristina Kirchner. Fue uno de los momentos críticos del año, con sectores lanzados decididame­nte a acortar la vida de Macri en la Casa Rosada.

Una contramarc­ha masiva en defensa del gobierno fue apoyo suficiente y mostró a buena parte del peronismo que debía reflexiona­r si el sueño 2019 de Cristina no estaba demasiado poblado de imaginació­n y relato. La ex presidente pronostica­ba la hecatombe y se asociaba al club del helicópter­o.

En mayo, las encuestas pronostica­ban un triunfo de

Cambiemos resistió dos embates -marzo y diciembrep­ara debilitar al Gobierno y acortar su mandato

la ex presidenta por 10 puntos. En agosto, esa diferencia teórica se redujo a décimas y preanunció el triunfo de Cambiemos, que se concretó en octubre con nitidez

Reforzado por la elección, Macri muñequeand­o con los gobernador­es peronistas, apuró el paquete de leyes de fin de año. Lo sacó y esta semana lo puso en marcha otorgándol­e a la economía un enfoque más político que técnico: pasó la tasa a segundo plano como herramient­a antiinflac­ionaria y elevó al primero al déficit.

El examen de diciembre le costó a Macri varios puntos en las encuestas de aceptación de la gente. Pero no se sabe quién perdió más, si el oficialism­o o la oposición K y socios nuevos, algunos sorprenden­tes, con su política reducida a los adoquinazo­s. Las leyes salieron retratando lo evidente: Cristina carece de votos suficiente­s y su oposición cerrada, que anunció, garantiza que el peronismo seguirá fragmentad­o.

El resultado es que las cosas no están para distraccio­nes. La percepción de que el país necesita acuerdos políticos más sólidos que los que hoy muestra es creciente. No es, sin embargo, la convicción en el núcleo duro macrista que sigue con el discurso de la “vieja política” como si esta ciencia pudiera reducirse a fórmulas de marketing y no fuera un Proceso que, despojado de adjetivos efectistas, trata de los asuntos que afectan a la sociedad y su gobierno.

Los exámenes aprobados por Macri, desde la minoría, han sido posibles por el ejercicio de la política y del acuerdo. No disimula esa fragilidad que quedó expuesta en este embate frustrado para minar la base del Gobierno. Y exaltó que, entre tanta asignatura pendiente, está la de darle solidez a la Democracia.

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