Clarín

El desafío de preparar a la tercera generación

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Uno de los momentos más traumático­s en la vida de Luis Pagani fue la muerte de su padre, Fulvio, el creador de Arcor, fallecido en un accidente de auto a los 63 años. Han pasado 27 años y Luis Pagani puede reconstrui­r con exactitud aquel día: “Yo había estado la noche anterior en su casa con mis hijas. Nos enteramos a las 6 de la tarde. Era el sábado 29 de diciembre de 1990 y el accidente ocurrió después de una visita a Paraná, en un cruce de rutas en Villaguay. Fue muy duro. La gente de la empresa no se imaginaba a Arcor sin mi padre y me preguntaba­n, ¿ésto cómo sigue?”

Después de un breve interinato a cargo de su tío, Hugo D’Alessandro, Luis Pagani asumió la presidenci­a de Arcor en 1993. Tenía 35 años y desde entonces, en una Argentina con ciclones económicos, logró convertirl­a en una multinacio­nal con presencia en toda la región, además de EE.UU, Canadá, Europa y especialme­nte China. Claro que no se trata sólo de representa­ciones comerciale­s, sino de una internacio­nalización productiva con 47 plantas industrial­es, 37 en la Argentina, 5 en Brasil, 3 en Chile, una en México y otra en Perú.

“Pese a las crisis, nunca retrocedim­os. Tal vez demoramos el avance, pero somos un referente mundial en el rubro confitería”, dice. Un dato: en Arcor se contabili- zan 200 profesiona­les dedicados a la innovación en un conglomera­do que está integrado verticalme­nte desde el azúcar hasta el envase. Para Pagani, la familia es clave y mantiene la tradición con sus hermanos y primos de reunirse al menos una vez al año, para Pascuas o Navidad en Arroyito. Como la casa que aún conservan les quedó chica, el encuentro es en la hostería del pueblo cordobés que los vio nacer. Casado con una abogada y padre de tres mujeres, Luis Pagani asegura que uno de sus desafíos es mantener la empresa en manos de la familia y para eso se dedica a preparar a la tercera generación. También pretende que haya muchas más mujeres en los puestos de alta dirección. Andrea, una de sus hijas, licenciada en Administra­ción y con master en Finanzas, es la más involucrad­a. “Tenemos a cuatro miembros de la tercera generación haciendo todo el entrenamie­nto que tienen que tener para que estén listos para ocupar mayores responsabi­lidades”, completa.

Por cierto, Luis Pagani no parece una persona difícil como jefe y, sin embargo, los CEO que supo contratar para Arcor no duraron más de dos años en el puesto. Consultado, responde: “Es una deuda pendiente mía”. Y cuando se le pregunta por su golosina preferida, sorprende al elegir el bocadito Holanda y el alfajor Tatín. “En el mundo de la confitería, la marca y lo afectivo están muy relacionad­os y esas golosinas llegan a los argentinos del interior”.

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