Para el juez, el “Caballo” Suárez puede estar preso en su casa por su alcoholismo
El juez dijo también que es un hipertenso y sufre de diverticulitis. Y que Marcos Paz está lejos de una clínica.
El juez subrogante Luis Rodríguez le concedió la prisión domiciliaria al gremialista preso por corrupción. La medida había sido rechazada cuatro veces por Canicoba Corral. También lo justificó porque es hipertenso y no hay ninguna clínica cerca de la cárcel de Marcos Paz. El fiscal apelará.
Omar "Caballo" Suárez pudo pasar el Año Nuevo en la casa de su hija: el viernes a última hora el juez Luis Rodríguez le concedió la prisión domiciliaria, después de estar detenido desde septiembre de 2016 en el Penal de Marcos Paz por fraudes millonarios y extorsión a empresarios desde su gremio naviero (SOMU).
Pese a que el magistrado original de la causa, Rodolfo Canicoba Corral, le había rechazado cuatro pedidos de excarcelación, Rodríguez, que lo subrogó, recibió nuevos informes médicos que usó para tratar de justificar la polémica medida de concederle la domiciliaria con tobillera electrónica (se la colocarán hoy) y otras medidas restrictivas.
"Salí del infierno", le dijo Suárez a su hija cuando ingresó a su casa el sábado por la madrugada cuando se hizo efectiva la prisión domiciliaria. La medida aún podría ser apelada.
El juez Rodríguez concedió la prisión domiciliaria a Suárez, uno de los sindicalistas preferidos de Cristina Kirchner, debido a su estado de salud. Sin embargo, el fiscal Gerardo Pollicita se había opuesto a esta medida, al señalar que había un estado "simulado" y que "puede ser atendido sin dificultad en el penal".
No obstante, Rodríguez -en su calidad de juez subrogante- recibió un nuevo informe del cuerpo médico forense y decidió sacar de la cárcel al dirigente. Antes Suárez se hizo mostrar por TV con la barba y el pelo largo caminando con dificultad por los pasillos de Comodoro Py y su hija apareció en varios programas para hablar de su estado de salud.
La defensa de Suárez habló de una supuesta "involución y deterioro en la salud" del sindicalista K , a partir de su detención, por estar en un lugar "inadecuado para su tratamiento y en la necesidad de realizar en el ámbito de su domicilio un tratamiento de rehabilitación cardiovascular y neurológica con control clínico permanente".
Por ello, se ordenó un estudio pericial interdisciplinario con intervención del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema y del médico particular del imputado, Gustavo Bursztyn. La defensa expresó que Suárez presentaba "antecedentes de adicción a bebidas alcohólicas, catalogado como un alcohólico crónico grave", con deterioro "progresivo y alarmante de su salud" por ingerir "aproximadamente cinco litros de alcohol diaria durante treinta años".
Para el juez "no se practicó ninguno de los estudios recomendados por el Cuerpo Médico Forense" y que se encuentran "acreditadas las patologías" cardíacas y otras afecciones que sufre Suárez, junto al "desmejoramiento progresivo de su estado de salud", expresa la resolución a la que accedió Clarín.
Ese último informe, del 28 de diciembre, concluyó entre otras cosas que Suárez es "un paciente hipertenso con enfermedad diverticular, con eventuales complicaciones neurológicas o cardiológicas agudas; presenta episodios de proctorragia (pérdida de sangre por ano), presenta hemorroides externas grado I/II" y se sugirió "su control y evaluación por Servicio de Hepatología y Proctología y una nueva videocolonoscopía".
También, se planteó que un eventual traslado desde el Penal de Marcos Paz, arribando en 15 minutos a un centro médico privado cercano, "es altamente improbable" por el tránsito que esta ruta tiene.
Sin embargo, había en la causa un informe previo que no coincidió en su totalidad con este último. Fue entregado en noviembre y señaló que no se lo puede calificar como "paciente terminal", ni portador de "enfermedad incurable". "Tampoco corresponde que sea alojado en un establecimiento hospitalario", había concluido el informe pedido por el fiscal Pollicita. Esa evaluación, además señalaba que permanecer en la cárcel "no le impediría tratar adecuadamente sus dolencias" y tener controles perióodicos. ■