Clarín

El objetivo de la Iglesia para este año: “Cerrar la grieta, una herida que duele”

- Sergio Rubin srubin@clarin.com

De cara al nuevo año que está comenzando, la Iglesia manifestó su disposició­n a contribuir al diálogo y la búsqueda de consensos y a cerrar la grieta que divide a los argentinos. Fue por boca del presidente del Episcopado – y fiel intérprete del sentir del Papa Francisco-, monseñor Oscar Ojea.

“Tenemos el enorme desafío de animar al diálogo entre los argentinos, convocar a la búsqueda de consensos y a cerrar la llamada ‘grieta’, que para los cristianos es una herida porque duele muy profundame­nte”, dijo en una entrevista para los miem- bros de la Acción Católica Argentina.

Las palabras de Ojea confirmaro­n la línea que seguirá la nueva conducción de la Iglesia argentina que ya se avizoró durante el agitado debate por la reforma previsiona­l: de crítica, pero a la vez colaborati­va.

En efecto, cuando se trató la reforma jubilatori­a condenó la violencia, reclamó “amplios consensos” y señaló que “el mayor esfuerzo deben hacerlo los que más tienen”, en una implícito cuestionam­iento al recálculo de los aumentos, que inicialmen­te perjudican a los jubilados.

La conducción del Episcopado manifestó estas inquietude­s en una serie de comunicado­s y en la reunión con el presidente Mauricio Macri tras la sanción de la reforma, quien dispuso un bono compensato­rio para los primeros meses de su implementa­ción que facilitó su aprobación.

Además, los obispos –particular­mente los del Gran Buenos Aires- desplegaro­n en vísperas de la Navidad - una época socialment­e delicada- una serie de gestiones ante organizaci­ones sindicales y, sobre todo, con los movimiento­s populares para evitar la conflictiv­idad. Hubo al menos dos misas, una en la diócesis de MerloMoren­o y otra en la diócesis de San Justo, con dirigentes sindicales y referentes de los movimiento­s populares, en la que los obispos locales llamaron a la pacificaci­ón, aunque sin renunciar a las demandas.

En la primera celebració­n, el obispo auxiliar de Merlo-Moreno, monseñor Oscar Eduardo Miñarro, llamó a la paz social. Pero también pidió a las organizaci­ones mantenerse unidas ante políticas que van contra los derechos de los más humildes. ■

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