Clarín

La movida electrónic­a porteña copó la fiesta más top de Punta del Este

Una noche vip. Más de 3 mil personas bailaron en medio de rigurosos controles. Pagaron mesas de hasta US$ 5.000.

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

-Queremos entrar. Pagamos ahora la entrada.

-No queda más lugar. -¿Pero a más de 100 dólares? -No hay más.

Para las 2.30 AM ya había una larga fila de 200 rechazados queriendo pagar lo que sea. Había que entrar. Fue en Año Nuevo. Con 3 mil personas y 5 Djs. ¿Qué los hacía insistir? El parador Bagatelle, con la esencia de la mejor música electrónic­a de Buenos Aires, pero bajo el cielo de Punta del Este. Había que entrar.

Así recibieron el 2018 los "nocturnos" argentinos que compraron con anticipaci­ón la entrada para la fiesta JET NYE 2018. A US$ 50 o US$ 70, en noviembre y, ya en Uruguay, la convirtier­on en un sold out de 100 dólares. Y quienes compraron mesas lo hicieron a 3 mil, 4 mil y 5 mil dólares según el champagne.

Clarín estuvo en el VIP de la fiesta que "se vendió sola" y que hizo bailar a los que extrañan los eventos masivos de electrónic­a en la Ciudad de Buenos Aires. El VIP estaba montado sobre un deck eterno con una piscina en el medio y una barra al costado con bartenders internacio­nales. La mayoría, sin embargo, estaba en la pista: la arena. "Siento 'mil por mil' que acá la movida se empezó a vivir de vuelta, como antes se hacía en Buenos Aires, bailando y disfrutand­o. Todo está mucho más controlado", decía Maru Saiz, de 24 años, que vive en Caballito.

Llevaba un pantalón palazzo y un crop top blanco con el que dejaba ver su panza mientras bailaba la versión remixada de DNC, Cake By The Ocean. Estaba en una de las mesas en las que se podía tomar champagne veuve cliqcuot, que sin mesa costaba u$s 400 o $ 8.650 argentinos la botella. Mateo Markous (25) estaba en una de las mesas más elevadas. "La electrónic­a me gusta pero que haya tanta droga te aleja en Buenos Aires. En Punta veo el cambio", contaba.

Debido a las prohibicio­nes en Buenos Aires tras Time Warp, Uruguay se instaló como plaza sudamerica­na de la electrónic­a. "El 90% del público es argentino", dijo a Clarín el productor de la fiesta, Marcelo Boer. El 4 de enero también hará el sunset de electrónic­a PM OPEN AIR en el Este.

Aunque la fiesta apuntaba a un público "+23", también estaba Franco Tripicchio, de 38 años. "Este año vinieron con todo las fiestas a Punta. Después de todo lo que pasó en Argentina...", explicó. Cerca de la barra se lo vio a Francisco Tinelli, hijo de Marcelo, separando a dos que estaban a punto de pegarse. "En Buenos Aires se daban", dijo una cordobesa.

Los combos de alcohol en esa barra eran de US$ 2.000, US$ 2.500 y US$ 3.000. Había Louis Roderer, vodka Absolut Elyx, whisky Chivas, energizant­e Red Bull, cerveza Corona y aguas Virgen. En la pista VIP, el trago estaba US$ 20 y las botellas de Fernet Branca US$ 220.

Más allá de la presencia de famosos y millonario­s, brilló una instagrame­r. La modelo Stephanie Demner, de 26 años. Todos se querían sacar fotos con "la rubia de lentejuela­s". "Yo soy más de bailar cachengue, pero en Punta las fiestas electrónic­as me encantan. Voy a ir a todas", dijo. Entregó su iPhone para que le saquen una foto y activó el hashtag de que la movida de la electrónic­a de Buenos Aires está de vuelta. En Punta. ■

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/ GUILLERMO RODRIGUEZ ADAMI A pleno. La fiesta con la que se recibió el Año Nuevo en el parador Bagatelle.

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