Clarín

Gallardo llega más al jugador que Ramón

- Esteban Mikkelsen Jensen emikkelsen@clarin.com

Son dos estilos contrapues­tos: uno (Ramón Díaz) es el del argentino ventajero, el que sabe utilizar la picardía, el que se acomoda a cualquier escenario, con la habilidad de salir bien parado casi siempre; otro (Marcelo Gallardo) es el que cultiva el respeto por el otro, el que nunca subestima, el que muere con sus conviccion­es, el que contagia serenidad y, al mismo tiempo, respira confianza.

Los dos significan River, pero el Muñeco es más en la historia del club, no sólo en los resultados. El amor que siente por la camiseta nunca le hubiera permitido festejar un triunfo como sí lo hizo el Pelado en el banco de suplentes de San Lorenzo, en aquella dolorosa eliminació­n en los octavos de final de la Copa Libertador­es de América 2008 (2-2 con el doblete de Gonzalo Bergessio y dos jugadores menos).

Si bien Ramón Díaz estaba enfrentado con el entonces presidente, José María Aguilar, Gallardo se habría comportado de otra manera.

Además, se diferencia­n en el manejo de los planteles. A Díaz siempre le costó el trato con los referentes, aunque en su último paso la compañía de su hijo Emiliano le ayudó mucho a mejorar esa faceta. Gallardo tie-

A diferencia del Pelado, el Muñeco no hubiera festejado la eliminació­n de River en una Copa.

ne más llegada con sus futbolista­s, incluso con los que no juegan, que habitualme­nte suelen disparar los mayores focos de conflicto.

Sin dudas, ambos son los mejores entrenador­es en la historia de River y son intocables. Pero Gallardo tiene una ventaja importante: su sentido de pertenenci­a y un pensamient­o que siempre, con errores como cualquier ser humano, prioriza lo colectivo por sobre lo individual. ■

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