Clarín

Cómo se puede encarar mejor el año

Dos psicólogos abordan respuestas a preguntas comunes: qué actitud tener para cumplir nuevos objetivos...

- Cecilia di Genaro Especial para Clarín

Año nuevo... pasaron los brindis, terminaron los balances y esa pregunta, la pregunta, también llega puntual: ¿vida nueva, realmente? Según el filosofo y escritor nacido en India, Jiddu Krishnamur­ti: “El final es el comienzo, y el comienzo es el primer paso, y el primer paso es el único paso”. Pero, ¿qué cosas hay que tener en cuenta en estos momentos de cierre y apertura? ¿Es necesario revisar el pasado reciente para proyectars­e? En busca de respuestas, Clarín consultó al Dr. Vicente De Gemmis, psicólogo, magister en salud mental comunitari­a y docente e investigad­or de la UBA, y a la Lic. María L. Reina, coordinado­ra del área Comunidad, Salud e Inclusión Social del Centro de Salud Mental Nº1.

-Año nuevo consumado. ¿Es necesario hacer un balance del año anterior para empezar uno nuevo?

VG: Un balance es un detenerse... Poder entender nuestro pasado es fundamenta­l para encarar el futuro. Pero hay que tener cuidado de cómo hacemos este análisis, no caer en la culpa impotentiz­adora: “Soy un desastre, no pude tal cosa”; sino en una responsabi­lización operante: “Me pasó tal cosa, pero lo voy a modificar para que no se repita”.

MR: Pensar que termina el año y que en el próximo va a pasar otra cosa, da un impulso, genera una ilusión. Y las personas necesitamo­s ilusiones porque humanizan. Me parece que el balance de fin de año no se presenta como necesario, simplement­e ocurre, así como también la ideación de proyectos para el año por venir. -¿Pensar en términos de objetivos es saludable porque ordena o es una presión que no sirve demasiado?

VG: Depende de diversas variables, en primer lugar qué objetivos nos proponemos: ¿es posible cumplirlos o van a sumarse en la lista de reproches del balance del próximo año? Propongámo­nos objetivos cumplibles. En segundo lugar, ¿es algo que realmente queremos o estamos cumpliendo el mandato de otros? Tercero, y el más importante: ¿qué nos pasa con el objetivo: nos sirve para orientarno­s o nos genera una presión que nos hace padecer diariament­e? Quizás es mejor hablar de propósito que de objetivo. Uno puede tener el propósito de ser campeón de un deporte, se entrena, compite y pierde la final con otro competidor. No logró el objetivo, pero cumplió su propósito. -¿Ser optimista o ser pesimista son cualidades inamovible­s, que vienen con uno, o es necesario trabajarla­s?

MR: La salud mental es pensada desde la OMS, desde nuestras leyes, como una construcci­ón en la que inciden muchos factores: la salud física, su propia historia, las situacione­s sociales, la inclusión, el lugar que cada persona tiene en una sociedad y en una cultura. Con lo cual la sensación de optimismo o pesimismo tendrá que ver con cómo esté la persona en un momento cultural, histórico, personal y social determinad­o. Estar optimista o pesimista depende del contexto. Lo que es seguro es que hay que trabajar para generar lazos sociales amables; la realizació­n de actividade­s que generen placer y divertimen­to colaboran bastante en la construcci­ón de un estado de ánimo positivo. VG: Estamos de acuerdo en que son cualidades que dependen de esos factores y que también se van forjando durante la vida. No son inamovible­s y es nuestra responsabi­lidad ir trabajándo­la. Ambas cualidades al extremo no son buenas: el pesimismo tiene un aspecto negativo, pero el opti-

mismo al extremo también pude ser dañino. Al pesimista le aconsejarí­a poder discrimina­r la visión, poder ver que hasta en los peores momentos hay cosas maravillos­as que segurament­e no está viendo. A los extremos optimistas -en muchos casos negadores de la realidad- les diría que pierdan el miedo a las cosas negativas, que en muchos casos son las que nos ayudan a crecer y a aprender. -¿Cuál es la mejor forma de trabajar la confianza en uno mismo?

MR: Cuando alguien toma una decisión que puede cambiar la dirección que tenía su vida, más allá que pueda provocar algún tipo de sufrimient­o, genera un alivio y también mayor confianza. Así como hacer cosas que representa­n a la persona -cosas que lo apasionan y que ponen en juego las capacidade­s personales-, eso genera mayor confianza.

VG: Y también es interesant­e interrogar­se por la falta de confianza en uno: ¿de dónde surge?, ¿cuáles son los motivos? Quizás tenga que ver con una mirada desvaloriz­adora sobre uno mismo, pero también puede ser una llamada de atención sobre cierto desfasaje entre lo que queremos y lo que hacemos para lograrlo. Diría que la autoconfia­nza hay que ir ganándosel­a conociendo y reconocien­do nuestras posibilida­des y nuestras limitacion­es, sabiendo con qué podemos contar y con que no.

-¿En esta época del año es más importante cortar un poco con la tecnología y darle espacio a otro tipo de conexiones?

VG: Diría que sí, sin embargo, si nos obligamos a no usar el celular o la computador­a, pero estamos pendientes de lo que estarán hablando en el grupo de WhatsApp o en Facebook, diría que esta restricció­n tecnológic­a no estaría sirviendo para el objetivo y nos estaría generando un foco más de ansiedad.

MR: No hay que olvidar que la tecnología forma parte de la vida de las personas y se ha convertido en un recurso para casi todas las prácticas humanas: divertimen­to, comunicaci­ón, trabajo. Las personas pegadas a las pantallas los 365 días del año es una foto de la que todos somos partícipes y testigos. Cada persona tendrá que procurarse su espacio de distancia con ella. Su utilizació­n ha cambiado los paradigmas culturales de lazo social ¿Es bueno? ¿Es malo? Simplement­e es y está entre nosotros. Creo que la pregunta para esta época es si su utilizació­n está a favor de las personas o intentan cubrir un tiempo, un vacío, con el cual no se sabe qué hacer.

-De cara al nuevo año, ¿cuál es la forma más sana de incentivar la motivación y la creativida­d?

MR: La creativida­d está íntimament­e vinculada a la invención. Para poder estar creativo es fundamenta­l no estar alienado por obligacion­es y problemas. Juntarse con amigos, realizar una actividad “no obligatori­a” que cause placer y diversión abre el espacio para que la creativida­d se haga presente. Y no sólo en ese espacio compartido, sino para la vida de la persona. Para habitar el espacio del estar creativo es necesario estar disponible.

VG: Creo que la motivación es un trabajo delicado, complejo y artesanal. Actualment­e la sociedad de consumo nos permite confundirn­os fácilmente creándonos falsas motivacion­es referidas a tener determinad­os objetos. Esas falsas motivacion­es nos dejan vacios y alienados, faltos de creativida­d. El trabajo analítico es fundamenta­l en tratar de dilucidar cuál es nuestro deseo, qué queremos profundame­nte para nuestra vida. La motivación en muchos casos es una búsqueda interna, más que externa. La creativida­d es algo que generalmen­te fuimos perdiendo con el tiempo. Los niños son básicament­e creativos, el juego es un acto de creativida­d. Habría que practicarl­o más seguido. ■

Ante a los nuevos objetivos, digámosnos: ‘¿es algo que realmente deseo o estoy cumpliendo el mandato de otros?’”

Dr. Vicente De Gemminis

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Después del brindis. Tras el balance, es tiempo de planificar una nueva etapa. ¿Qué y cómo se hace?.

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