Las formas de mirar nuestra vida

La visión periférica que tenemos los seres humanos es de 180 grados, pero ocurre que ya no miramos como solíamos mirar. La fotografía (y el video después) nos permitió inmortalizar el presente y hacerlo historia (personal y de la Historia con mayúsculas). Pero nos dio también un recorte: ese mundo es lo que entra en el lente y, por ende, lo que vemos en nuestro visor. Las fotos de la infancia de los que no nacimos digitales tienen el formato del cuadrado. Así veíamos nuestro universo con la Polaroid que imprimía al instante y también con las diapositivas que nos reuníamos para ver en familia con el proyector en el living (sí, hubo un momento en que ver fotos era un evento familiar). Luego se impusieron las de 35 milímetros y el mundo se nos volvió apaisado y, digamos, más inclusivo: entrábamos más invitados en la foto del cumpleaños, el paisaje se nos ampliaba como si pudiéramos abarcar más en nuestra memoria ese viaje inolvidable. Pero ahora, el mundo se nos volvió vertical. Salvo para los expertos, la cá- mara de fotos ya está destinada a la obsolescencia. Y ahí estamos nosotros, el 99,9% de los mortales munidos de celular, registrando nuestra vida con el aparatito “derecho” (porque así se ve en el Facebook live, claro). No es idea demonizar la tecnología ni hacer una defensa del tiempo pasado que se supone fue mejor, sino simplemente invitar a la reflexión. ¿Hemos pensado alguna vez en cuanto nos perdemos mirando el mundo en vertical? ¿Cuánto se nos queda afuera? Y no sólo hablando de fotos... Quizás la verticalidad sea una metáfora. No sé ustedes, pero yo prefiero quedarme con un mundo horizontal.