Clarín

“La historia reconocerá a los países que están recibiendo a los refugiados”

Mohammad Al-Khafaji. CEO de Welcome to Australia, ONG humanitari­a

- Especial para Clarín Alejandro Czerwacki

Ni de aquí, ni de allá. Su infancia fue de país en país buscando con su familia un sitio donde vivir tranquilo. Nació en Bagdad, Irak, aunque, sin embargo, poco se acuerda de su lugar de origen, donde ni siquiera tuvo documentos. Era la época que su papá peleaba contra la tiranía de Saddam Hussein y tuvieron que escapar raudamente a Irán, para evitar engrosar la lista de de familiares asesinados. Después de muchos años refugiados en esa nación, desolados de tanta tragedia, probaron suerte en Siria y recién a sus 13 años, gracias a una ayuda de una diplomátic­a australian­a en el Líbano, lograron llegar a Australia. Mohammad Al-Khafaji tiene 28 años, mantiene su sonrisa como si nada del pasado sal-

picara su presente y habla pausado, acaso buscando evitar cualquier instancia vertiginos­a que ya vivió. Hace dos años que es el CEO de Welcome To Australia, una organizaci­ón sin fines de lucro que ayuda a todos los que llegan al país, como él mismo vivió en primera persona y hoy sólo agradece tanta generosida­d cuando llegó sin nada, a la tierra donde sigue residiendo.

Invitado al seminario Diálogos Globales “Migrantes y Refugiados”, organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación, Al-Khafaji contó a Clarín algunos datos que hablan de una Australia preocupada por la situación de aquellos que más necesitan ayuda, como sirios, iraquíes y africanos que no tienen un sitio seguro donde vivir. “Estoy preocupado porque hay dos mil hombres, mujeres y niños detenidos en alta mar, en Manus Island, en Papua

Nueva Guinea y Nauru, dado que Australia no acepta a las personas que vienen en barco -explica. El problema es que el gobierno está poniendo la política por delante de la decencia humana. Estas personas están encerradas hace cuatro años y todavía no se sabe si, dado el acuerdo que hay con Estados Unidos, serán aceptados en ese país”.

Según cifras del propio gobierno australian­o el programa de migración permanente cuenta hoy con casi 190 mil personas en esa categoría viviendo en ese país y el año pasado hubo 13.500 refugiados. ¿Piensa que Argentina podría hacer más?

Argentina tiene una larga historia de hospitalid­ad de refugiados después de la Segunda Guerra Mundial e incluso hoy. En ese sentido, felicito al gobierno argentino por haber dado pasos para comprender las necesidade­s de los refugiados y asegurarse que la comunidad está dispuesta a recibirlos para garantizar el éxito del proceso de asentamien­to. Los números pueden ser pequeños, pero creo que están trabajando para aumentar las cifras a medida que aumente su capacidad. Es importante asegurarse no establecer a los refugiados para luego fracasar al no apoyar adecuadame­nte sus necesidade­s cuando llegan al país de acogida y la comunidad juega un papel importante en eso. En mi experienci­a en el país, siento que la comunidad argentina quiere hacer más respecto a este tema.

¿Cómo se siente ayudando a tantos que llegan a Australia sin conocer nada del país, como le pasó a usted en su momento, en calidad de refugiado?

Es maravillos­o. Mi familia recibió una cálida bienvenida y todos los que llegan, aunque sea en bote, debieran tener la misma recepción, respeto y dignidad como refugiados. Siempre me sentí atraído por la temática de los refugiados, de ayudar a otros porque tiene que ver con mi vida. Me gusta tratar a los que vienen como si fuesen de mi familia, con total compasión, valorándol­os. Para alguien que no fue refugiado quizá no es fácil entender el tema. La gente cree que pueden ser una amenaza, que van a sacarle el trabajo o que vienen a invadirlos y no comprenden la situación. Suponen cosas porque ven la televisión y no se toman el trabajo de hablar con ellos.

Sin embargo, según una encuesta que se hizo el año pasado en Australia y se difundió, el 85% de los australian­os piensan que el multicultu­ralismo es bueno para el país. ¿No es exactament­e lo que sucede?

Si, piensan que es bueno para Australia. Pero en el día a día hay una minoría que habla muy fuerte y que trata de dominar el debate público. El trabajo que hacemos es que ese sector que discrimina no influya en los demás que no tienen tan claro el tema de los refugiados. Trabajamos con un 70% que puede convencers­e de que todos tengan los mismos valores pero los racistas le hablan a ese mismo sector con otros mensajes. Poro otra parte, también hubo otra encuesta que preguntaba si había que prohibir la entrada de musulmanes a Australia y el 50% de los que respondió dijo que sí…La islamofobi­a sigue existiendo aún.

¿Qué piensa de lo que está sucediendo en otros países, con el debate de si recibir o no refugiados?

No es un tema popular en el mundo de hoy. El aumento del conservado­rismo de línea dura y las agendas populistas en todo el mundo reducen la temática de los refugiados a un fútbol político para anotar puntos. Por otro lado, tenemos líderes como Angela Merkel, en Alemania, y Justin Trudeau, en Canadá, y muchos más que han recibido a los refugiados y no han politizado el tema, porque entienden la magnitud de la crisis. Esta es una crisis humanitari­a y la historia reconocerá a aquellos países que están dando acogida a los refugiados. ■

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ARIEL GRINBERG Receptivid­ad. “Argentina tiene una larga historia de hospitalid­ad, después de la Segunda Guerra hasta hoy.”,dice Al-Khafaji.

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