En Florianópolis el levante es cara a cara, en castellano y sin redes sociales
Sin 3G ni celulares que funcionen, los jóvenes argentinos vuelven a las viejas técnicas: mirarse y conversar.
No les queda otra que hablar. Los veinteañeros que vienen al sur de Brasil a vivir una suerte de versión remasterizada de un viaje de egresados saben que, si quieren cariño en las vacaciones, tienen que volver a la "parla". Es que acá, en el país vecino, los celulares no tienen datos móviles, el Wifi anda mal y la única técnica de levante que les sirve es la que usaban sus papás: el cara a cara.
La movida joven en Florianópolis crece y la fiesta está hecha por y para argentinos. Especialmente en Canasvieiras, donde suena cuarteto, cumbia y reggaetón en español. Aquí la escena del millennial tirado en un rincón pegado a su smartphone no existe. No funcionan Instagram, Facebook ni Tinder. Pero el levante perdura y, por necesidad, se reinventa.
“Hay que buscar nuevas tácticas. Acá arrancás de cero: no conocés a nadie. No existe eso de ‘tengo un contacto en Facebook’ o ‘tal que sigo en Instagram’”, explica Juan Rins, un cordobés de 20 años que vino con once amigos. “Sin Internet, volvimos a los ‘80”, acota uno de ellos.
Los doce están haciendo la fila para entrar a la Fiesta del Barco, el evento para los que rondan los 20. Y sobre todo para argentinos. Es como un mini boliche sobre el agua. Lo venden como after beach: sale a las 18 del muelle de Canasvieiras y dura tres horas y media. Arriba: música, colorantes que vuelan por el aire, caipirinha y chicos y chicas que terminan nadando en el mar al atardecer.
Es 100 % argentino: desde los organizadores hasta el público. La empresa a cargo es TripBrasil, que también hace fiestas en la playa Joaquina y tiene un boliche en la isla. La mayoría habla español. “Es todo cara a cara. Nos cruzamos más con argentinos que con brasileños. Está lleno y hay de distintas partes del país”, cuentan las cordobesas Rocío, Inés, Candelaria y Lucía, de 20.
Lejos de desmotivarlos, la falta de tecnología les gusta. Lo toman como desafío: a ver quién se adapta más rá- pido al ritmo de la conquista completamente hecha en persona. Hablamos de una generación que entiende la virtualidad mejor que nadie. Muchos de ellos piden no dar el apellido para esta nota “para no aparecer en Google” si los buscan en sus trabajos de ahora o el futuro. Eso sí: a la foto nadie le dice que no. Y aunque los celulares no tengan roaming, todos lo tienen encima y se sacan una selfie por cada paso que dan.
Las estrategias más simples arrancan con el cruce de miradas o unacharla. Las más complejas incluyen tecnología. "Si tenés un parlante en la playa, las chicas vienen. Se van acercando de a poco e instalan sus cosas cerca. Después, si querés ganar, tenés que trabajar", dice Leonardo, un porteño de 21.
¿Y qué pasa con el idioma? “El portugués es una barrera. Es difícil hablar con las brasileñas. Hay chicas lindas de los dos países. Pero somos muchos argentinos y eso lo hace más sencillo”, aseguran los rosarinos Juan y Franco, de 23. “El brasileño chamulla y se acerca. Pero el que está en todos lados es el argentino”, agregan Vicky y Anahí (20), de Río Segundo.
Lo cierto es que en Brasil los argentinos se juntan. Y a cualquier edad. Las familias, en las playas de Lagoinha o Ingleses. Los jóvenes, en Canasvieiras. Algunos llegan por su cuenta y otros con paquetes que se venden bajo el concepto de "Brasil joven". Por $13 mil incluyen micro, hospedaje y fiestas. La mayoría de los que los elije tienen entre 20 y 25.
"Cada vez crece más este turismo. Empezamos hace nueve años y hoy llegamos a hacer cinco fiestas del barco por día. El verano pasado, vinieron en total 10 mil chicos", sostiene el dueño de TripBrasil, Tomás Ríos (33), un porteño que junto a su amigo Ignacio Ordosgoiti maneja buena parte del entretenimiento joven en Florianópolis. "Acá, la caipirinha pega más, la cerveza viene helada y es más barata. Acá los argentinos la pasan bien", dice. Y así parece. ■
Hay que buscar nuevas tácticas. Acá arrancás de cero: no conocés a nadie. No existe eso de ‘tengo un contacto en Facebook’ o ‘tal que sigo en Instagram”
Juan Rins (cordobés, 20 años)