Peligro al volante en Capital: 4 de cada 10 jóvenes dicen que si toman “poco” pueden manejar
Lo reveló una encuesta oficial. Expertos afirman que “el alcohol siempre disminuye los reflejos”. Falta concientizar sobre la figura del conductor designado, agregan.
En la Ciudad, la mayoría de los que beben y después conducen son jóvenes. También son ellos quienes en mayor medida creen que, si toman “poco” alcohol, pueden manejar. Así lo revela una encuesta hecha por el Observatorio de Seguridad Vial del Gobierno porteño entre residentes de toda el área metropolitana.
De acuerdo con este sondeo, los hombres de entre 18 y 35 años conforman el grupo donde hay más casos de conducción con alcohol en sangre. Además, un tercio de los que manejan afirma que si bebe “poco”, está en condiciones de pilotear un vehículo, creencia que aumenta a cuatro de cada diez cuando se trata de hombres jóvenes.
Los números preocupan, pero no sorprenden. Según un informe reciente de la Defensoría del Pueblo porteña, hecho sobre la base de registros policiales, la mayoría de los muertos por siniestros viales en la Ciudad tiene menos de 35 años. Esto se da en un país en el que el alcohol al volante es una de las principales causas de tragedias viales. Y en una ciudad en la que, cada dos horas,
A veces, manejo borracho. Soy consciente de que es una irresponsabilidad total. Pero me gana la pereza y llevo el auto” Sebastián G. (24 años)
Manejo hace mucho. Si voy a tomar, uso taxi. Vivo en Palermo y hay controles. Cabe la posibilidad de que te toquen” Francisco N. (32 años)
La única vez que estaba medianamente borracho y manejé choqué contra una columna. Ese día dije basta” Juan Pablo L. (30 años)
Con tantos controles, bajo un poquito a tierra, presto más atención pese a estar alegre, y trato de evitarlos” Nicolás B. (26 años)
Cada dos horas, a un conductor de auto le da positivo un control de alcholemia.
un conductor de auto da positivo en un control de alcoholemia, según datos del informe del Observatorio.
Desde la Federación Internacional del Automóvil para Latinoamérica creen que el hecho mismo de ser jóvenes favorece estas conductas. “Por su edad, tienen más reflejos y suelen minimizar los riesgos”, remarca Pablo Azorin, jefe de seguridad vial de la organización. Para él, este problema se registra especialmente entre los hombres porque “las mujeres tienen más apego a la ley. Los varones, en cambio, son más audaces a la hora de hacer maniobras”. Según el informe del Observatorio, en el último mes, ellos reconocieron dos veces más que las mujeres que habían conducido después de tomar.
“Poco” es un término subjetivo.El máximo de alcohol permitido para conducir un auto particular en la Ciudad es 0,5 gramo por litro en sangre. Y 0,2 para una moto. Pero no todos están de acuerdo. De hecho, la Defensoría del Pueblo presentó un proyecto de “tolerancia 0”.
Para Federico Conditi, director de
Una vez choqué y sé que haber estado sobrio podría haberme ayudado a tener mejores reflejos. Pero no cambié” Ignacio S. R. (23 años)
Transporte y Telecomunicaciones de la Defensoría, detrás del problema hay una cuestión cultural. “Acá se asume que el consumo de alcohol impacta distinto en cada cuerpo y eso es usado como excusa para tomar. Pero es imposible medir cómo impacta realmente”, explica. Y aclara: “En cualquier caso, siempre beber disminuye los reflejos”.
Fabián Pons, al frente del Observatorio Vial Latinoamericano, cree que “muchos jóvenes toman alcohol sin
comer, entonces les pega más, o se creen inmortales, piensan que a ellos no les va a pasar nada”.
El informe del Observatorio arroja otros datos preocupantes. En los últimos treinta días, el 15% de los conductores de la Ciudad y el GBA admitió haber manejado por calles porteñas después de tomar alcohol. Y un porcentaje similar de quienes viven en el área metropolitana declaró que en el último año subió a un auto cuyo chofer había bebido.
Pero hay contradicciones. El 96,9% de los encuestados está de acuerdo con que beber y conducir aumenta el
riesgo de accidentes. Y nueve de cada diez consideran que los controles de alcoholemia son importantes y están de acuerdo en que se apliquen multas más severas a quienes manejan después de tomar. En pocas palabras, apoyan las sanciones para hacer cumplir una ley que en muchos casos ellos mismos no respetan.
Para Pons, aumentar la concientización es clave: “Cuesta muchísimo que entiendan que el alcohol te afecta por más que bebas poco. Es por eso que hay que reforzar la toma de conciencia sobre la importancia de la figura del conductor designado”. Otro aspecto fundamental es la ley. “Nos está faltando una legislación nacional que considere delito conducir con más de un gramo de alcohol por litro de sangre, más allá de que haya siniestro o no. Y que los jueces hagan cumplir las normas de forma rigurosa”, sostiene. En ese sentido, la aplicación de la ley en casos de muertes por siniestros viales es dispar. Lo muestran los fallos. En diciembre, Gustavo Cusato (34), que borracho mató a dos jóvenes en Panamericana, fue condenado a 12 años de prisión. Pero en noviembre, Juan Manuel Sánchez Villar (34), que causó el accidente en el que murió un nene de tres, quedó libre. Y en enero, Tomás Núñez Aboy (28) tenía 2,18 gramos de alcohol en sangre cuando mató al volante a una docente en Vicente López. Fue detenido 8 meses después y espera el juicio con domiciliaria. ■
Jamás manejaría borracho. Conozco los peligros que implica. Estando borracho no tengo reflejos. Prefiero que conduzca otro” Nicolás P. (23 años)