Clarín

Detuvieron al ex encargado de un cementerio por robar cadáveres

- Mariano Gaik Aldrovandi mgaik@clarin.com

Fueron a visitar a su bebé de un año, que había muerto dos semanas atrás. Entraron al depósito del cementerio de Otamendi, en el partido de General Alvarado, donde los restos de Ciro esperaban para ser trasladado­s a un nicho. Cuando la mamá, Mara, se apoyó sobre el cajón, notó que estaba abierto. Rápidos de reflejos, su esposo y un familiar que estaban en el lugar sacaron de allí a la mujer, que esperó afuera con otra pariente. Los hombres levantaron del todo la tapa y vieron que Ciro no estaba.

El caso espeluznó al pueblo de Otamendi, ubicado a 10 kilómetros de Miramar, y el domingo de Navidad hubo una marcha para reclamar Justicia. No era la primera vez que ocurría un hecho macabro de este tipo: en marzo del año pasado, el cuerpo de Matías Valentino Fernández, de casi dos años, apareció a la vera del arroyo La Totora, en la ruta 11, y lue- go se descubrió que había sido profanado del mismo cementerio.

Ayer, Carlos Alberto López (39), el ex encargado de ese lugar, fue detenido por la Policía. Ya había estado demorado por el caso de Matías, pero lo habían liberado: la sustracció­n del cuerpo no existe como delito en el Código Penal sino que es apenas una contravenc­ión. Ahora está preso por el episodio de Ciro, aunque no por el robo de su cuerpo sino por el del rosario que tenía en el cuello. Una estrategia de la Justicia para poder mantenerlo detenido.

Tras la denuncia de los padre de Ciro, la fiscal Ana María Caro había iniciado una causa por “averiguaci­ón de ilícito” y reparó en dos detalles: que del ataúd también faltaba un rosario y que el candado del depósito había sido falseado.

Por eso, López está detenido por robo. Ayer, la Policía allanó su casa, ubicada en Córdoba al 300, y encontró un rosario, que ahora deberá ser reconocido por los padres del bebé. También se hallaron tuercas y llaves compatible­s con las que se usan para manipular ataúdes.

Hasta marzo pasado, López fue el encargado del cementerio pero cuando se descubrió que el nene que apareció mutilado en el arroyo La Totora había sido robado de su tumba, el Municipio lo pasó a un corralón.

Al parecer, a López le gustaba tener contacto con los muertos en su intimidad. En su casa y la de su madre, los investigad­ores hallaron figuras esotéricas y según el relato de testigos, en esos lugares se hacían “rituales de magia negra y satanismo”, informaron fuentes del caso a Clarín.

Para los investigad­ores, ese dato fortalece aún más la conexión con el antecedent­e de marzo, ya que el cuerpo de Matías estaba mutilado: no tenía dientes, órganos, manos ni pies.

“No solo utilizaban cuerpos, sino que llevaban a niños, los ataban de pies y manos y les ponían bolsas en la cabeza”, dijo un investigad­or.

La principal hipótesis es que, aunque López no estaba más a cargo del cementerio, como trabajó varios años allí conocía con precisión su funcionami­ento.

Ayer, López se negó a declarar ante la fiscal Caro y seguirá preso. Por el robo del rosario podría recibir entre 1 mes y 6 años de prisión. Las causas por los robos de los cuerpos de Matías y Ciro tramitan en la Justicia de Paz de General Alvarado. El artículo 64 del Código de Faltas bonaerense prevé una sanción de hasta 90 días de arresto y una multa de hasta el 100 por ciento del sueldo de un policía.

El cuerpo de Ciro todavía no apareció. Hubo rastrillaj­es que incluyeron perros especializ­ados en la búsqueda de cadáveres, buzos en los arroyos y hasta drones. ■

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Final. De celeste, el detenido, mientras la Policía revisa su casa.

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