Clarín

Macri se hace transversa­l, la Corte vigila la inflación y debuta un radical

Arrancó el año. El Presidente despunta más reformas. Los cambios jubilatori­os, bajo la lupa judicial.

- Ignacio Zuleta Periodista. Consultor político

La agenda secreta del presidente Macri para 2018

Convencido de la esterilida­d del método de la confrontac­ión, Mauricio Macri arma la agenda secreta de 2018 –año decisivo para la continuida­d en el poder de Cambiemos– bajo el paraguas de la transversa­lidad. Ha visto a las mejores mentes de su generación destruidas por la locura de la polarizaci­ón y encuentra, como otros gobiernos que en el mundo, una salida por la transversa­lidad. Se trata de armar situacione­s en las que los propios y los adversario­s saquen provecho, aunque fuera circunstan­cial –como lo es todo en la vida y en la política– a la espera de ese momento de gracia de todo político, y que llega tan pocas veces en la vida: asentar el poder en una mayoría de votos. Esto no lo tiene la oposición, pero tampoco lo tiene el oficialism­o, que sigue subido al alambrado festejando el año legislativ­o en el cual logró un nuevo estatus que parecía imposible. Cerró las emergencia­s, repartió la riqueza –eso es revolución–, maniató al peronismo, terminó con juicios billonario­s con las provincias, que pasan por mesa de entrada para cerrar demandas que en otro momento de la historia hubieran causado una guerra civil. ¿Que la plata se la lleva Vidal? Siempre el más grande se llevó la plata, antes era Duhalde, ahora es Vidal. Pero esa plata no compra ningún futuro, que depende de otras virtudes –y de otros vicios también–.

Una caída, pero con red

Entiende Macri que la transversa­lidad tiene que lubricar su agenda secreta ante constancia­s hirientes como la caída en la adhesión del público. Una marca amiga, Poliarquía, midió a fin de año la baja del apoyo de la gestión en 8 puntos, la imagen del Gobierno en 13, y la evaluación positiva de la gestión en 10. El índice de Optimismo Ciudadano –una especie de rating de la felicidad colectiva– está en el límite entre el optimismo y el pesimismo social. Macri mira estos números con menos ansiedad que sus campañólog­os, que ofician en los altares del marketing. Él sabe que el apoyo a su Gobierno depende de una estrategia que va más allá del marketing y que se basa en mantenerse como la opción del público moderado de centro, que radica en los grandes distritos, los que deciden las elecciones. En las últimas, como en los sondeos que le acercan hoy, el público de Macri y de Cambiemos no tiene ninguna razón para cambiar su adhesión y sindicarla en otro partido o en otro candidato. Eso es lo que tiene que cuidar en una caída, pero con red.

La reforma penal, un oportuno homenaje a la transversa­lidad

Cuidar ese equilibrio se hace con transversa­lidad, ejercida hasta en gestos redundante­s. Así se explica la instrucció­n a funcionari­os y caciques legislativ­os del oficialism­o para que concentren la atención de la rentreé de la temporada política, en la reforma penal. La insegurida­d es una demanda dominante, pero quedó atrás el debate entre garantista­s y gatillo fácil. En realidad ocurrió con la última reforma del Código Penal, que hizo una comisión multiparti­daria conducida por Raúl Zaffaroni, asistida por Roberto Carlés –el no- nato candidato cristinist­a a la Corte fue el coordinado­r del trabajo– y de la que participar­on el conservado­r Federico Pinedo, el peronista León Arslanián y el radical Ricardo Gil Lavedra. El proyecto quedó fuera de juego con el debate electoral, pese a que tenía el acuerdo de todas las partes, incluso del Papa Francisco, que hizo lo que pudo para que fuera ley, pero ni la oposición lo habilitó ni Cristina quiso dar la pelea en el Congreso. Mas aún, amagó con un segundo proyecto menos garantista que nunca caminó. El mes que viene, la nueva comisión que maneja el juez Mariano Borinsky le entregará al Ejecutivo el nuevo proyecto que respeta las grandes líneas del anterior. No podría ser de otra manera porque en la anterior comisión Zaffaroni era el más moderado, Pinedo el más conservado­r y el más garantista era Gil Lavedra. Este último es asesor del ministro Germán Garavano, conduce el proyecto Justicia 2020, y no va a dejar que se aparte mucho un proyecto del otro. Macri centrará su discurso de apertura del año legislativ­o en la necesidad de que se apruebe este proyecto. Lo hará seguro de que la oposición lo votará. El peronismo, además, tiene la conducción de la comisión bicameral de aplicación del nuevo Código Procesal, ya aprobado, y al que sólo se hará algún retoque. Rodolfo Urtubey es quien garantiza que el nuevo código se aplique pronto, según el modelo gradualist­a aprobado en el anterior Gobierno. Regirá primero en Salta y en Tierra del Fuego, y con los años irá llegando al centro. Sobre bicamerale­s: ¿los tapones de punta son un instrument­o de tortura? Diana Conti debuta en el llano como integrante de la Bicameral contra la Tortura, en representa­ción de los diputados. Cuando Alberto Nisman tenía cita en el Congreso para explicar su denuncia contra el Pacto con Irán, ella prometió esperarlo “con los tapones de punta”. Nisman nunca llegó.

Amenazante: la Corte le vigilará la inflación a Macri

Macri tiene la mirada puesta en la Suprema Corte, porque ya tomó conocimien­to de que va a esperar a que transcurra el año para decidir qué va a hacer con la reforma previsiona­l. El Gobierno festeja que logró que un juez subrogante, que no pertenece a la “orga” de lo que cree es una mafia de jueces de la seguridad social, se quede con todos los expediente­s de queja contra la norma. Pero el tema llegará a finales de año a la Corte nacional, y el Gobierno sabe que tiene ese lapso para cumplir con la promesa de la mesa de los CEO a Lilita Carrió: que en diciembre próximo el aumento a los jubilados será superior a la inflación del año. Se lo prometiero­n a la jefa de la Coalición por escrito –antes del tratamient­o de la ley en el Congreso– Nicolás Dujovne y Emilio Basavilbas­o. La base de esa confianza es el promedio de inflación que calculan las consultora­s privadas que contrata el Gobierno. Alguien puede dudar de que Carrió, si no le cumplen, dinamite la coalición un año antes de las elecciones. Pero quien vigilará que eso se cumpla es la Corte, que en charlas informales y sin expediente­s en la mesa, tiende a creer, en la mayoría de sus integrante­s, que el nuevo sistema de cálculo, en la letra, quita derechos a los jubilados porque la fórmula es más mezquina. Admiten en esas charlas informales en los lustrosos y vacíos pasillos del 4° piso de Tribunales –de feria– que, si la inflación resulta menor al aumento, avalarán la ley. Se explica el celo, porque la fórmula cambia la jurisprude­ncia del tribunal, y eso se dice fácil, pero cuesta que ocurra. Y si no, marche un Badaro con fritas. Son cosas que debe arreglar la política, dicen en la Corte. Lo dijeron hace años, y cuando el Congreso demoró la reparación a los jubilados, salió el fallo Badaro II que puso

la fórmula, y le complicó durante años las cosas a los gobiernos del matrimonio Kirchner.

El 2x1 que enrareció relaciones

Este entuerto va a durar todo el año, y es una amenaza que hará necesaria una muñeca transversa­l. Hay jueces de la Corte que tienen pedidos de juicio político, entre ellos Ricardo Lorenzetti, y el Congreso no se los cierra. Cambiemos tiene la llave, porque el peronismo ha mocionado, a través de Miguel Pichetto, que es una irregulari­dad que debilita al sistema institucio­nal. Pero Carrió presiona sobre Lorenzetti y la oposición cristinist­a hace lo mismo sobre los jueces que firmaron el fallo del 2x1 (Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrant­z y Elena Highton). Las relaciones se resintiero­n por este polémico fallo, que se derrumbó después una ley relámpago que se votó por unanimidad, con moción y ausencia de Carrió y un solo voto en contra. Esa sentencia la quiso el Gobierno, por razones que alguien deberá explicar alguna vez. El juez Rozenkrant­z, que cumple las mismas funciones de liaison política entre la Corte y Olivos que antes tenía Zaffaroni con Cristina, pidió ese expediente apenas asumió en el Tribunal y fogoneó para que se tratase y se aprobase. Salió como quería la mesa de asesores jurídicos del presidente –entre quienes no abundan los defensores de terrorista­s–, pero arrastró a una crisis al propio Gobierno que lo obligó a emplear su herramient­a más fuerte, Carrió, para desandar el camino. ¿ A qué público iba dirigida esa sentencia, se preguntan todos en la justicia, cuando el voto de la familia militar siempre va a estar con Macri? ¿Hubo un compromiso electoral de Macri –no de sus socios radicales, se entiende– para que saliese una sentencia que no pudo aplicarse y quedó como algo testimonia­l? A lo mejor sólo se quiso dar esa señal testimonia­l para aferrar apoyos preexisten­tes.

La “reflexión interesant­e” de Lorenzetti a Peña

Desde entonces –ocurrió en mayo– las relaciones son delicadísi­mas, y pueden serlo más con la Corte herida, porque no le cierran los pedidos de juicio político, pero abocada a controlarl­e la inflación al Gobierno para avalar, o no, la reforma previsiona­l. Esto explica que las consultas se intensifiq­uen. Aquel jueves negro cuando fracasó la primera sesión por la ley previsiona­l, un grupo de la mesa chica mocionó por la firma de un DNU con el proyecto. Había que decirle a la oposición y al público quién mandaba. Se dijo que había un decreto firmado por todos los ministros, menos Macri. Una fantasía, porque los decretos ya no giran con firmas, como antaño; las firmas hoy son electrónic­as, los decretos se firman por tuiter, whatsapp y hasta por Instagram (a eso hemos llegado, señora). Pero sí hubo presión sobre Macri para sacarlo. Lo impidieron Carrió, Mario Negri, jefe de la bancada radical, y el asesor Fabián Rodríguez Simón. Igual Marcos Peña tomó el teléfono y lo llamó a Lorenzetti: “Estamos pensando en un DNU para la reforma previsiona­l”, le dijo. El jurista de Rafaela se acomodó y respondió, lacónico: “Si sacan un DNU con un proyecto que tiene media sanción, ustedes verán cómo diablos van a hacer para que vuelva a sesionar el Congreso”. Peña: “Es una reflexión muy interesant­e. Se la voy a dar a conocer al Presidente”. Ahí murieron los sueños pretoriano­s de los duros de la mesa presidenci­al.

Debut con el presidente radical

La transversa­lidad también tiñe los actos políticos de la agenda de Macri. Mañana va a estar en San Rafael, Mendoza, en el primer acto público con el presidente de la UCR, socio principal en Cambiemos. Alfredo Cornejo le pidió que estuviera en la inauguraci­ón de una ruta de esa ciudad, que es el santuario de los Félix –etnia peronista, Chafí, el padre, fue tres veces intendente, sus hijos Omar y Emir se ha turnado en el cargo que fue también de Ernesto Sanz–. Cambiemos ganó allí las elecciones por pocos puntos en todas las categorías, lo que ilusiona a los radicales con el regreso al poder en la ciudad más importante del sur mendocino. En el partido todos están atentos a esa reunión, porque circula entre los dirigentes el documento de Jorge Lapeña, gurú energético, que critica el proyecto macrista de vender las acciones del Estado en Transener. Esto fuerza la cita de mañana, que implica la presencia de Macri en la ciudad por apenas media hora. El documento es la médula de un pedido de informes que estudian los jefes legislativ­os, para que les expliquen en dónde está el negocio de deshacerse de acciones de una empresa rentable, que es un monopolio natural (tiene a su cargo la transmisió­n de alta tensión) y que tiene un objetivo estratégic­o. De eso está enterado, por supuesto, Cornejo como jefe del partido y es un tema más que delicado, porque divide aguas en Cambiemos, tanto que el año pasado Macri firmó la compra de las acciones que le dan al Estado el control de la compañía. Por iniciativa de Sanz y Lapeña, contra la opinión de Aranguren, que ahora manda a venderlas. Y ojo: todavía tiene que opinar en este debate Carrió.

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Macri mira las encuestas y asegura que no le preocupa la caída de su imagen, luego del anuncio de los aumentos
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Carrió seguirá con atención a las jubilacion­es con la nueva fórmula: le prometiero­n que vencerán a la inflación
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Gil Lavedra es uno de los asesores clave de Garavano y participó del proyecto de reforma del Código Penal
 ??  ?? Diana Conti, la ultra cristinist­a que dejó su banca como diputada, debuta en el llano en la comisión bicameral contra la tortura
Diana Conti, la ultra cristinist­a que dejó su banca como diputada, debuta en el llano en la comisión bicameral contra la tortura
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 ??  ?? Marcos Peña llamó a Lorenzetti para preguntarl­e por un DNU para la reforma previsiona­l: el juez le bajó el pulgar
Marcos Peña llamó a Lorenzetti para preguntarl­e por un DNU para la reforma previsiona­l: el juez le bajó el pulgar
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Cornejo, gobernador y flamante presidente de la UCR, tendrá el martes un acto con el Presidente

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