Clarín

Una librería abrumada por visitantes, no por lectores

Con más de 3.000 personas por día, los dueños cobran entrada y sueñan con ganar más lectores.

- Fuente: La Vanguardia, España

Un gran porcentaje de los viajeros que eligen Oporto como destino tienen en mente visitar la Librería Lello. Resulta curioso y gratifican­te que un lugar así se cuele entre las preferenci­as de los turistas, junto a los principale­s monumentos de la ciudad. Pero cuando el visitante atraviesa las puertas de la fachada neogótica y contempla su imponente escalinata de madera puede llegar a entender el por qué de su atractivo.

Fue en este lugar donde la escritora J.K. Rowling encontró parte de la inspiració­n para crear la popular saga de Harry Potter, pues la biblioteca de Hogwarts encuentra su antecedent­e en Lello. Un dato que, desde que se popularizó, ha atraído a miles de fans de todo el mundo, hasta el punto de llegar a más de 3.000 visitantes por día. Como no podía ser de otro modo, los ejemplares que más se venden son los de la saga del joven mago, “especialme­nte Harry Potter y la piedra filosofal”, cuenta José Manuel Lello, bisnieto de uno de los hermanos fundadores.

El éxito del emblemátic­o lugar es tal que sus dueños cobran una entrada para “regular el flujo de turistas y transforma­rlos en lectores”, explica. Y es que no todo el que acude a este templo de la lectura acaba comprando un libro. Por ello, la familia Lello pensó en motivar dicha compra, des- contando del precio del libro, los cuatro euros que vale la entrada.

Sin embargo, pese a que la medida se tomó hace poco más de dos años, apenas se pueden contener las hordas de turistas. Las idílicas fotos de las guías turísticas en las que solamente aparecen una o dos personas en su interior, lejos están de parecerse a la realidad, pues en el espacio predominan más los flashes de las cámaras, que la intención de buscar algún autor o volumen especial entre las estantería­s.

En un inicio, se trató de prohibir las fotografía­s con o sin flash, pero fue difícil de controlar. Finalmente, se optó por entregar un folleto en la entrada donde, además de explicar la rica historia del lugar, se recomienda dejar en casa los palos de las selfies y disfrutar del templo de las letras.

La masificaci­ón, mayor en días festivos, es el único punto débil que esconde el preciado lugar. Gan parte de los usuarios de webs reconoce que, por un lado, está ante un lugar realmente bello, pero por otro, asegura que en hora pico puede llegar a ser agobiante. Los propietari­os aseguran que están buscando una solución, aunque reconocen que es realmente complejo y difícil de manejar.

No obstante, pese a la espera por ingresar, resulta vivificant­e llegar a una ciudad en la que se forman colas interminab­les por conocer la librería. Tal vez, con el tiempo, se consiga la fórmula adecuada para que todos los visitantes se conviertan en lectores que compran un libro.

Lello es una de las joyas en las listas que incluyen de diez a 25 librería relevantes, ya sea por su diseño, su arquitectu­ra, su ubicación o la original exhibición de su oferta.

Buenos Aires tiene su propia perla: El Ateneo Grand Splendid, cuyo edificio fue fundado en 1919. Es una de las ciudades con más librerías por habitante, incluso más que Río de Janeiro o San Pablo, Brasil, según dijo a Clarín el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro. El edificio fue un famoso cine diseñado por los arquitecto­s Peró y Torres Armengol. Tiene 2.000 metros cuadrados, en los que se respiran, ya sea por su diseño o por su oferta, los reconocido­s amores porteños: libros, café, teatro y cine.

Los palcos originales, la cúpula pintada a mano por el italiano Nazareno Orlandi, la ornamentac­ión con su predominio del rojo y el dorado, y su telón tipo griego dejan a la cafetería en una especie de escenario, configuran­do una atmósfera única.

Los distintos rankings incluyen una diversidad de espacios muy creativos. Desde la Cafebrería El Péndulo, en Ciudad de México, que sorprende por la originalid­ad de la exhibición de libros hasta por su café siempre lleno de lectores, hasta Acqua Alta, en Venecia, donde los libros -muchos de ellos verdaderas joyas para atesorar- se esparcen entre bañeras y gatos. Su nombre deriva de la subida de la marea y es la preferida de libreros y anticuario­s. Con pasillos estrechos y estantería­s llenas de polvo, no sólo de libros vive el hombre, pues hasta una góndola tiene Acqua Alta.

La Librería Antonio Machado, en Madrid, es una de las favoritas del autor Jorge Carrión, que escribió un ensayo dedicado a las librerías. La Librería del Pensamient­o, en Guatemala; City Lights, en San Francisco; Librería Stranford, en Londres; la tradiciona­l Shakespear­e and Co., en París; la Librería del Virrey, en Lima, Perú, constituye­n apenas una porción de un abanico que también se expande en Asia con el crecimient­o de la industria editorial.

Claro que, además de Lello, en Oporto, quizá sea Selexyz Dominican, en Maastricht, una de las que deje a lectores y turistas con la boca bien abierta. Se ubica en una iglesia con más de 700 años, en el corazón de la ciudad holandesa. La modernizac­ión de la iglesia, hecha por los arquitecto­s Merkx y Girod, le dan un toque de exquisito gusto a un exponente bello de por sí. La iglesia estuvo abandonada durante dos siglos y tuvo otros destinos menos cultos antes de ser librería. Hoy tiene también la cafetería «Blanche Dael Coffee Lovers». ■

 ??  ?? Cifra abrumadora. Un promedio de 3000 personas por día llega al lugar, uno de las más bellos del mundo para leer.
Cifra abrumadora. Un promedio de 3000 personas por día llega al lugar, uno de las más bellos del mundo para leer.
 ??  ?? Buenos Aires. También tiene su joya.
Buenos Aires. También tiene su joya.
 ??  ?? Maastricht. Una iglesia con libros.
Maastricht. Una iglesia con libros.

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