Unos 200 mil salvadoreños, al borde de la deportación
Cerca de 200.000 salvadoreños que viven en Estados Unidos desde 2001, cuando su país fue devastado por un terremoto, quedaron al borde de la deportación luego de que el gobierno de Donald Trump decidiera ayer no renovar el estatus de “protección temporal” para esos inmigrantes. Tendrán tiempo hasta el 9 de septiembre de 2019 para abandonar territorio estadounidense o serán repatriados de forma forzosa.
George W. Bush y Barack Obama habían prorrogado ese estatus, pero el magnate ascendió a la Casa Blanca con un fuerte discurso antiinmigrante y está revisando los acuerdos de cada comunidad. Es así que en los últimos meses no fue renovado el status a 59.000 haitianos (su programa se inició tras el terremoto de 2010) y a 5.300 nicaragüenses, protegidos tras el huracán Mitch de 1998.
Pero la decisión sobre los salvadoreños es la que afecta a un grupo más grande, que tienen decenas de miles de hijos que nacieron en suelo estadounidense y por eso son ciudadanos. El gobierno argumenta que las condiciones de El Salvador mejoraron tras el terremoto y por eso ya no hay motivo para mantener el estatus preferencial. Las asociaciones civiles, en cambio protestan por el riesgo que implica que tantas personas regresen a un país marcado todavía por la violencia.
Conocida la noticia, un nutrido grupo de salvadoreños se congregó frente a la Casa Blanca para protestar por la decisión. La medida no solo significa a un fuerte golpe a la comunidad salvadoreña, sino que tendrá impacto en la economía norteamericana con la pérdida de un importante número de trabajadores, buena parte de ellos en el sector de la construcción y la jardinería. El impacto económico en El Salvador puede ser enorme. Los salvadoreños residentes en EE.UU. (muchos de ellos afincados en las afueras de Washington) envían anualmente más de 4.500 millones de dólares a su país, lo que representa el 17 por ciento del PBI. ■