“Éramos una familia feliz... nos mataron en vida”
Mañana marcharán hasta el lugar donde fue el crimen, en Ezeiza, a 18 días del hecho. Hay un sospechoso preso.
“¿Qué consuelo le puedo dar a mis papás? Le sacaron un hijo matándolo como a un perro”, plantea Rosana Bejarano (41), hermana de Cristian (34), asesinado frente a su hijo cuando probaba el cuatriciclo que le había regalado para Navidad, en Ezeiza.
En la casa de los Bejarano se vivieron ayer horas de bronca y confusión. Primero, porque nadie les avisó formalmente que habían arrestado a tres sospechosos. Y, más tarde, porque se enteraron que, en realidad, había un solo detenido, de unos 20 años, y no los que informó bien temprano la Policía.
“La casa está vacía. Cristian era todo, andaba por todos lados. Estamos destruidos. A los tres días de que lo mataron recién nos entregaron el cuerpo. ¿Qué justicia podemos esperar? Los delincuentes tienen más fuerza que nosotros”, lamenta Ángel Bejarano (76), el papá de la víctima, ante la consulta de Clarín.
La ausencia de Cristian se nota y mucho en la casa en la que vivía con su hermana y sus papás en Laferrere (La Matanza). “Nos asistía en todo”, recuerda Ángel, luego de detallar las dificultades que afrontan con su mujer porque ambos son diabéticos y él se encuentra limitado físicamente por un accidente que tuvo cuando trabajaba en la construcción.
“Éramos una familia feliz, nos rompíamos para tener todo y ahora, de repente, nos derrumbaron. Nos mataron en vida. ¿Qué consuelo les puedo dar a mis papás?”, indaga Rosana.
La familia anticipó que mañana realizará otra marcha, a las 18.30, desde su casa en Laferrere hasta el lugar del crimen, en las inmediaciones de la autopista Riccheri.
El homicidio fue el sábado 23 de diciembre, cuando la víctima decidió anticiparle a su hijo Agustín (13) el regalo de Navidad, un cuatriciclo Yamaha azul. Ansioso, se fue con el chico a Ezeiza para probarlo y todo terminó de la peor manera: al mediodía, cuando estaban por volver, dos ladrones se bajaron de un auto, le exigieron a Cristian las llaves del suyo, que tenía el cuatriciclo enganchado en el trailer, y comenzaron a llevárselo.
Agustín gritó con desesperación cuando veía que se robaban su regalo y su papá, que no pudo contener la angustia, comenzó a correrlos y alcanzó a subirse en la parte de atrás. Le dieron tres tiros por la espalda. ■