Clarín

“En un instante, el fuego consumió el esfuerzo de un año”

La historia de la única piloto argentina, que lleva adelante su comercio en Catriel para correr esta prueba.

- Especial para Clarín SAN JUAN DE MARCONA, PERÚ. Roberto Berasategu­i

“En un instante, el fuego consumió el esfuerzo de un año. No nos dio tiempo a nada. Nos avisaron de una llamarada en la camioneta y cuando nos dimos cuenta, tuvimos que saltar. Ni siquiera pudimos tomar el matafuegos”. El relato se entrecorta­ba entre las lágrimas y los suspiros. Detrás, la Toyota Hilux dominada por el fuego generaba la angustia contagiosa a los testigos, que no salían del asombro por la imagen sorprenden­te, como así también por la tristeza de Alicia Reina, la única piloto argentina en competir en el Dakar 2018. La otra argentina de la prueba es María del Huerto Mattar Smith, navegante de Carlos Villegas en una Nissan.

El fuego terminó con la ilusión de la mujer de Catriel, Río Negro. La camioneta se incendió cerca de Pisco, donde se disputó la tercera etapa de la competenci­a, con destino final en San Juan de Marcona, al sur del territorio peruano. Las lágrimas surcaban los rostros desencajad­os y llenos de arena de Reina y de su navegante, Dante Pelayo, que no dejaba de agarrarse la cabeza y mirar al cielo, co- mo pidiendo piedad por lo que sucedía y aún no comprendía.

La imagen más conmovedor­a fue cuando llegó al lugar Adrián Farroni, esposo de la piloto. El abrazo fue emocionant­e. Ambos lloraron porque en ese apretón tan sentido contuviero­n el sacrificio de un año para llegar a la rampa de Lima y largar este Dakar. Aún el humo negro ascendía mientras ambos buscaban entre sí una explicació­n a lo impensado.

“Cuando uno participa de un Dakar, sabe que estas cosas están dentro del bolillero. Puede pasar. Esta vez nos tocó a nosotros”, le comentó Alicia a Clarín, aún conmovida por el incendio y por el abandono. Fue el quinto Dakar que largó la patagónica, que padeció la tristeza de la marginació­n en su debut en 2014, arribó 60ª en 2015 y en 2016, y 40ª el año pasado. “Vimos que atrás había llamas sobre la arena, donde habíamos transitado. Segurament­e hubo alguna pérdida de combustibl­e”, dijo Pelayo.

Ni bien sucedió el incendio, descendió con el helicópter­o de la organizaci­ón Etienne Lavigne, el director general del Dakar, que abrazó a la argentina. Esa imagen de inmediato se viralizó en las redes sociales. El francés sabe muy bien lo que significa Reina para los seguidores del Dakar en la Argentina, especialme­nte para las mujeres. “Es un shock enorme. No lo podemos creer. Pero esto es así. Segurament­e en unos días, cuando pase el tiempo, recuperare­mos las ganas y las fuerzas para salir adelante, como siempre lo hicimos”, comentó en su diálogo con Clarín.

“Lo importante es que todos están bien. Es una pena, porque teníamos muchas ilusiones para este Dakar. Hubo un gran esfuerzo para largar, trabajamos a contrarrel­oj y llegamos con lo justo. Viajamos 4.500 kilómetros desde Catriel a Lima por tierra y todo se terminó”, destacó Farroni, mientras a su lado pasaba el resto de los competidor­es. El vencedor de la etapa fue el qatarí Nasser Al Attiyah (Toyota), recortando distancias al líder Stephane Peterhanse­l (Peugeot).

Por la cabeza de Alicia Reina, desde febrero pasaba cada detalle para volver a competir. Para esta madre de dos hijas, esposa y responsabl­e de un corralón de materiales en Catriel y en la vecina 25 de Mayo, en La Pampa, la competenci­a más exigente del mundo era su prioridad. La tripulació­n argentina marchaba en el puesto 61 cuando el fuego terminó con las ilusiones de llegar a Córdoba, el 20.

Su participac­ión había estado en peligro, porque no conseguían algunos elementos para completar el armado de su flamante camioneta. El presidente de Toyota Argentina, Daniel Herrero, en una actitud solidaria y con suma humildad, sorprendió a Reina con la gestión para facilitarl­e el acceso a esos repuestos.

Los participan­tes de esta alocada aventura, que demanda tanto esfuerzo y sacrificio, saben a qué se someten. Entienden que en un instante pueden quedarse con las manos vacías. Ese sentimient­o de vacío es el que alimenta para que la revancha llegue un año después. Es la seductora atracción del Dakar… ■

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Adiós al Dakar. “Esta vez nos tocó a nosotros”, dijo la piloto, a quien se le incendió la Toyota Hilux en Perú.

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