Clarín

El nudismo playero, en baja: ahora cada vez más turistas van vestidos

En la principal playa nudista, en el sur de Mar del Plata, muchos van sólo a mirar y a buscar tranquilid­ad.

- MAR DEL PLATA. ENVIADA ESPECIAL Julieta Roffo jroffo@clarin.com

Desde la ruta 11, justo frente al barrio Marquesado, no se ve la arena. Los acantilado­s de más de seis metros que hay aquí, entre Chapadmala­l y Miramar y a unos 30 kilómetros del casino marplatens­e, ocultan la orilla. Durante la semana, y si el día es bien soleado, se juntan en estas sombrillas unas 500 personas y, los fines de semana, llegan unas 1.000. Pero desde lejos no se ve y el nombre de la playa, Escondida, suena atinado. Es la única playa nudista con servicios de la Costa Atlántica. Aunque a unos 30 kilómetros de Villa Gesell, a poca distancia del faro Querandí, hay otra playa nudista, sólo en esta hay espacios de sombra, camastros y pileta para quienes quieran pagar por ellos, y arena pública para quienes lleguen con su propia sombrilla.

Lo del nudismo, cuenta Juan José Escoriza, que explota la playa hace 16 años, no es lo central: 4 de cada 10 usuarios, calcula, está vestido. Hace cinco años, la proporción era 3 de cada diez. “Lo más importante de esta playa es su tranquilid­ad”, dice Adrián, desnudo, marplatens­e y habitué desde hace cuatro años.

Marcela, con la malla puesta y de Villa del Parque, también hará hincapié en esa serenidad: “Quedate un rato acá: no escuchás un perro, nadie juega a la pelota en la orilla, no hay vendedores ambulantes. Venimos a estar tranquilos. Si te desnudás o no,

Yo disfruto mucho del nudismo pero no vengo por eso sino porque aquí estoy muy tranquila”

Alicia, de Mar del Plata

Venimos a estar tranquilos. Si te desnudás o no, ya es cosa tuya, pero nadie se fija en eso”

Marcela, de Villa del Parque

ya es cosa tuya, pero nadie se fija en eso”, cuenta.

Alicia es marplatens­e y hace topless: “Vengo con toda la familia. Mi nieto ahora quiere estar desnudo en la pileta de la colonia porque está cómodo. Los pibes no se hacen problemas como nos hacemos los adultos, que al principio sentimos pudor. Yo disfruto mucho del nudismo pero no vengo por eso sino porque aquí estoy muy tranquila y más relajada, lejos de bullicio”, sostiene.

Los servicios son similares a los de cualquier otro lugar. En esta playa, un gazebo con dos camastros y acceso a la pileta cuesta 850 pesos por día y una sombrilla, 480 pesos por día. Un masaje con vista al mar que dura una hora cotiza 500 pesos. Pero la zona pública es la más concurrida, especialme­nte los fines de semana, cuando también aumenta el porcentaje de mallas puestas por metro cuadrado.

“Durante los primeros años los nudistas querían que todos los demás estuvieran desnudos, eran más radicales. Pero aquí el nudismo es tan sólo una de las opciones y hay gente que no viene por eso, sino porque la playa está en un lugar muy silencioso, muy apartado y por lo tanto es una experienci­a diferente, mucho más de descanso que en otros sitios de la costa bonaerense. Con los años, esa especie de exigencia de que todos tenían que estas desnudos se fue relajando, y ahora cada cual hace lo que quiere, y nadie molesta a nadie. Los fines de semana vienen muchos turistas que usan malla”, reflexiona Escoriza.

Así como bajó la proporción de gente que practica el nudismo, sostiene el encargado del lugar, también va en baja el promedio de edad de quienes llegan para pasar el día: “Hace diez años, nuestros clientes promediaba­n los 40 años; hoy diría que rondan los 30”, cuenta.

En la arena de esta playa hay un poco de todo: un chico desnudo lee sus apuntes universita­rios, tres mujeres -una está completame­nte desnuda, otra usa la bombacha de una bikini, la tercera tiene malla enteriza- toman mate y debaten a qué delivery llamarán para resolver la cena de tres familias, una pareja -él desnudo, ella no- toma sol.

“Una vez que te acostumbrá­s a tomar sol desnudo, es una comodidad y ya no querés volver a ponerte ropa. Pero además, acá tenés el plus de que podés estar mucho más tranquilo que en cualquier otra playa: no sólo como nudista, sino como alguien que veranea y quiere descansar. Los fines de semana abundan los turistas que prefieren quedarse en malla y está todo bien. Nadie les dice nada, ni los juzga. Pero quizás lo piensa y tal vez vuelven el lunes y se desnudan: como si la menor cantidad de gente les diera menos pudor”, reflexiona Eduardo, que elige esta playa cada vez que tiene varias horas, porque la ida y vuelta desde su casa en el centro marplatens­e puede llevar entre una hora y media y dos.

En esta playa la prenda más usada es la ojota: los primeros largos metros del fondo del mar son pura piedra y nadie quiere lastimarse. De los tobillos para arriba, cada quien hace lo que quiere. ■

 ?? MAXI FAILLA ?? La “Escondida”. La playa nudista de Mar del Plata se encuentra entre Miramar y Chapadmala­l, a unos 30 kilómetros del casino. La gente acude para escapar del bullicio.
MAXI FAILLA La “Escondida”. La playa nudista de Mar del Plata se encuentra entre Miramar y Chapadmala­l, a unos 30 kilómetros del casino. La gente acude para escapar del bullicio.

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