Murieron tres ciclistas en un mes y vuelven los reclamos de más control a los colectivos
Desde el 6 de diciembre hubo accidentes en Pompeya, San Telmo y Caballito, todos causados por el transporte público. Denuncian que los choferes violan la velocidad máxima.
Tres ciclistas murieron atropellados por colectivos en el último mes. El caso más reciente ocurrió anoche en Caballito. Minutos después de las 20, un colectivo de la línea 26 que iba por Del Barco Centenera atropelló y mató a una ciclista que transitaba por la ciclovía de Valle. Era Isabel Vera (46), la pareja de Sergio Dima, periodista de Clarín que falleció el 16 de julio de 2016. Ella había nacido en Chile pero hace años que vivía en la Argentina.
“El colectivo iba rápido, se nota porque dejó una marca de más de diez metros en el pavimento cuando clavó los frenos”, aseguró un vecino de la cuadra. Otra testigo contó a la televisión que minutos antes del accidente, el chofer había discutido con uno de los pasajeros.
Este caso trágico se suma al de Sofía Osswald, otra ciclista que murió la semana pasada tras ser atropellada por un colectivo en Perú entre Carlos Calvo y Estados Unidos, en San Telmo. Sus familiares y allegados piden a cualquier testigo que los contacte a los teléfonos 15-6595-8858 o 15-56677945, para aportar a la causa.
El primer caso había sido el de Franco Sánchez, que el 6 de diciembre iba a trabajar en bicicleta cuando fue arrollado por un colectivo en Cachi y Traful, en Pompeya.
Cada día, se hacen 280.000 viajes en bicicleta en la Ciudad, según cálculos de la Secretaría de Transporte porteña. Esto representa un 3,5% del total de traslados, mientras que hace ocho años este índice llegaba a apenas 0,4%. A su vez, ya hay 200 kilómetros de ciclovías protegidas.
Sin embargo, todavía falta para que sea un sistema eficiente: la escasa señalización y la falta de mantenimiento en algunas calles dificultan el tránsito seguro. A su vez, los ciclistas deben competir por el espacio con autos (mal) estacionados, contenedores de basura, ramas de podas ilegales, motos, camiones que descargan mercadería y hasta peatones que esperan que corte el semáforo parados sobre la ciclovía.
La mayoría de las ciclovías cuenta con un cordón separador del resto de los vehículos y está del lado izquierdo, donde está prohibido estacionar. Aún así, a muchos todavía les cuesta aceptar que los ciclistas son un actor más del tránsito en las calles, lo que se refleja en parte en la cantidad de autos estacionados sobre ciclovías. Además, “en algunas zonas, los postes o separadores plásticos que marcan los límites de las ciclovías fueron arrasados por los colectivos y nunca se repusieron. Eso implica que los vehículos siguen avanzando igual sobre las bicisendas”, explica Hernán De Jorge, responsable del Área de Seguridad Vial de CESVI.
Al mismo tiempo, hay ciclistas que no cumplen con las normas de tránsito. “Quien anda en bicicleta es sumamente vulnerable, pero existe cierta impunidad de su lado. Ellos deben respetar las normas y no pasar ningún semáforo en rojo. Y siempre, sin excepción, usar casco -aclara De Jorge-. Según un estudio que hicimos hace tres años, sólo el 32% lo usaba. Por supuesto que esa no es una excusa para atropellarlos”.
Los colectiveros juegan un rol importante en el problema. Muchos exceden los límites de velocidad máxima y no suelen respetar las normas de tránsito. “Pero también están bajo presión por el horario. Además, cuando doblan, no les resulta sencillo percibir vehículos más pequeños porque su carrocería mide unos 12 metros. No creo que tengan intenciones de atropellar a alguien, pero sí es necesaria mayor cautela”, dice De Jorge.
“Esto pasa porque no hay controles de velocidad: todos estos casos se dieron por que los colectivos iban excedidos. Lo atribuyo absolutamente a eso”, sostiene por su parte Ema Cibotti, presidenta de la Asociación Civil Trabajar Contra la Inseguridad y la Violencia Vial (ACCTIVAS).
En cambio, para Néstor Sebastián, presidente de la Asociación de Ciclistas Urbanos (ACU), este tipo de siniestros ocurre incluso cuando no se va tan rápido: “Esa carrocería mata a velocidades menores a las máximas. El cuerpo humano no está diseñado para soportar golpes de objetos con una masa como la de un auto o un colectivo. Hay que trabajar en la concientización”.
Para Sebastián, la prevención es clave. “Como sociedad ignoramos los riesgos en el tránsito, y nadie se puede prevenir de aquello que no conoce. Todos, independientemente de cómo nos traslademos, tenemos que ponernos en el lugar del otro”. Ema Cibotti apunta concretamente a los colectivos: “Son choferes profesionales, saben que cuando pasa un rodado de alto porte al lado de una bici hay un aire que envuelve al ciclista y lo desequilibra”. ■