Una zona donde ya era imposible poder caminar
La lucha de los comerciantes con los manteros era cotidiana en Liniers. “Lográbamos mantener nuestra puerta liberada, con muchas peleas y amenazas. Resistimos todo lo que pudimos porque pagamos todos los impuestos y esta situación siempre nos pareció injusta”, contaron a este diario los dueños de El Fortín, una verdulería ubicada hace 30 años en José León Suárez al 100.
Para Edgar, peluquero boliviano que hace 22 años vive en el país, “el descontrol llegó cuando el Gobierno desalojó otros lugares, como Avellaneda y Once. Muchos de esos manteros vinieron para acá y entonces, desde hacía meses, era imposible caminar”.
El shopping del barrio también se veía afectado: “A dos metros de nuestro local, vendían los mismos jeans y remeras que vendemos. Es imposible competir de igual a igual, cuando en el shopping se paga mucho dinero por un alquiler. Además, estamos siempre con el miedo de perder nuestro trabajo”, contó un vendedor.
La queja de los comerciantes es- taba enfocada no sólo con los controles en general -también se elaboraba, cocinaba y vendía mucha comida en la calle-, sino también a la Comisaría que tiene jurisdicción sobre el barrio, la 54. “Mas allá de la venta ambulante, también se vendían drogas sin ningún tipo de resguardo. Y en los últimos tiempos era impresionante cómo robaban. Era imposible venir a hacer compras con cierta tranquili- dad. Por eso, muchos vecinos se alejaron de nuestros locales”, contaron. Con el operativo, los comerciantes se muestran optimistas. “Creemos que las ventas van a mejorar. Entendemos que los manteros también son trabajadores pero era una competencia desleal. Para fin de año había algunos que contrataban a gente que los ayudara para poder vender”, agregó Oscar, otro vendedor. ■