La popularidad del Rastrojero no conoce fronteras en el Dakar
”La gente nos sigue porque sabe que todo lo que hacemos lo hacemos a pulmón”, comenta Blangino.
¿Cuál es la explicación del caso? ¿De dónde surge esa comunión tan particular entre un vehículo que no está apuntalado por la estrategia marketinera y el público? Y más aún, ¿cómo hace para trascender las fronteras? No tiene un comunity manager, pero el Rastrojero de José Blangino deja su huella en el Dakar. El vehículo más seguido en Argentina también ganó adeptos en Perú y lo hace en Bolivia, donde la gente espera el paso del particular vehículo.
Blangino, sin ataduras teóricas, despliega el desarrollo y dice: “La gente nos sigue porque sabe que todo lo que hacemos lo hacemos a pulmón. Acá no hay especialistas en nada. No es que yo vengo y me bajo del auto para que un ejército de mecánicos se aboque al Rastrojero. Somos cinco, nada más. Y todos hacemos de todo”.
“Compré un motor Camaro 0 kilómetro en Estados Unidos y el diseño fue a ojo; acá no hay computadora ni aire acondicionado”, se ríe. Tal es la situación amateur de Blangino que se asustó con los neumáticos. “Mi contador se confundió en hacer un pago a Francia para que nos mandaran las gomas y no llegaron. En Perú conseguí unas para la arena y son un espectáculo. No hay mal que por bien no venga”, exclama Blangino.
“Los peruanos me preguntan de dónde proviene el Rastrojero. Y yo les explico. Es un vehículo argentino que se hacía en Córdoba. Lo utilizaban los laburantes. En la época en que salieron las F 100, con esa plata te comprabas diez de estos. Es un vehículo noble, legendario y económico. Por eso es tan querido. Y les digo que en el interior de la Argentina hay un montón dando vueltas”, afirma orgulloso.
Con el buzo muy sucio, la cara llena de tierra y las energías que apenas permiten sostener la bandeja con la cena mientras busca una mesa vacía, Blangino define el Dakar 2018 que ayer tuvo su día de descansa y que hoy retomará la acción: “Gracias a Dios y a la Virgen estamos en La Paz. En un momento nos paramos en una duna alta y no nos daban los ojos para ver un verdadero mar de arena. Un espectáculo inimaginable. Este Dakar es el más completo y exigente”.
La ílusión está en llegar a Córdoba y celebrar en el podio que se levantará a sólo 20 kilómetros de su Monte Cristo. ■