Clarín

El Consejo de la Magistratu­ra porteño tiene más de mil empleados

Se crearon 7 nuevas estructura­s. Hay festival de pasajes para jueces y consejeros y becas en el exterior.

- Guido Carelli Lynch gcarelli@clarin.com

Tres días después de las elecciones legislativ­as de octubre y tres días antes de que Mauricio Macri convocara a los Consensos Básicos en el CCK, el Consejo de la Magistratu­ra de la Ciudad desoyó en parte los pedidos de austeridad del Presidente.

Lejos de achicar el Estado, se crearon 7 nuevas estructura­s dentro el organismo: 3 nuevas direccione­s Generales (Apoyo Operativo, Auxiliares de Justicia y Derechos Humanos) y 4 direccione­s simples (Materiales Especiales y Apoyo Técnico, Derecho Ambiental, Acceso Comunitari­o y Unidad de implementa­ción para el servicio de Conciliaci­ón). Los nuevos ravioles -como se los denomina en la jerga de la administra­ción- completan el robusto organigram­a que cuenta ahora con un total de 7 secretaría­s, 13 direccione­s generales y 31 direccione­s.

Fueron creados mediante la resolución 1171/2017, que también reasignó en funciones más relevantes, a más de 40 empleados jerárquico­s del Con- sejo. La norma pretende “optimizar los objetivos constituci­onales y legales impuestos”. Cerca de la titular del organismo, Marcela Basterra, del riñón de Horacio Rodríguez Larreta, rechazaron las versiones periodísti­cas que afirmaban que se había sumado nuevo personal externo. “Ya eran personal de planta. Solo se sumaron 4 nuevos funcionari­os y hubo dos pases, que venían de la fiscalía; el Consejo ya les pagaba los sueldos”, destacaron.

Oficialism­o y oposición dentro del organismo coinciden en que los nuevos cargos no significar­án más gastos, pero podrían tener impacto en las respectiva­s jubilacion­es.

La resolución aceleró la salida del administra­dor general durante 6 años Alejandro Rabinovich, quien ahora empuja la instalació­n de Guillermo Montenegro como candidato a intendente de Mar del Plata. “Se crearon sellos de goma, con más chapa”, critican sus allegados.

Entre los nuevos destacamen­tos hay nombres pomposos como el flamante “Departamen­to de Implementa­ción de Lenguaje Claro”. Su función es “adaptar y redactar los textos de las actividade­s y/o programas del Consejo en lectura fácil, sin expresione­s técnicas y con estilo directo, para su posterior comunicaci­ón”.

La Dirección de Materias Especiales y Apoyo Técnico Operativo tendrá tres nuevos departamen­tos; así como el "Proyecto Teatro de papel: Una fun- ción justa", cuyo objetivo es “generar espacios de acceso a la justicia en la primera infancia”. Y, aunque el derecho ambiental no es competenci­a de la Ciudad se creó una dirección con ese nombre.

En cada uno de los anexos de la resolución se detalla la composició­n de cada raviol. La batería de nombramien­tos beneficia fundamenta­lmente a los empleados ligados a las tres ramas que controlan el Consejo. En primer lugar a los vinculados con presidente de Boca Daniel Angelici, principal operador en la Justicia porteña del PRO. En segundo lugar, al ex titular del Consejo, el peronista Juan Manuel Olmos. Por último, al más relegado Colegio de Abogados de la Ciudad. Esa repartija de poder tiene su correlato entre los consejeros. La titular del organismo en reemplazo del fallecido Enzo Pagani, responde al jefe de Gobierno. Alejandro Fernández es un referente del ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo. Vanesa Ferrazzuol­o reporta a Olmos. Lo mismo ocurre con Juan Pablo Godoy Vélez, quien había llegado al cargo propuesto por el Colegio de Abogados. Silvia Bianco es la esposa del ex consejero y actual director judicial de la Agencia Federal de Inteligenc­ia Juan Sebastián De Stefano, que también responde a Angelici. Javier Roncero, en cambio, es hombre del radicalism­o alfonsinis­ta. Los representa­ntes de los jueces también tiene afinidad política. Marcelo Vázquez y Lidia Lago son más cercanos a los intereses del PRO y Darío Reynoso al peronismo.

Los cargos en el Consejo porteño oscilan entre los $30 mil de bolsillo, en el escalafón más bajo, hasta $200 mil. “Es un lugar muy apetecible para trabajar y sin los reflectore­s que hay en organismos nacionales, como el Congreso”, advierte un abogado con alto predicamen­to en los tribunales porteños y en la Corte Suprema. Las mismas desproliji­dades poco publicitad­as, aseguran, se repiten en la fiscalía general y la Defensoría.

Una auditoría interna arrojó que el Consejo debería tener un máximo de 850 empleados. Hoy, sin embargo, hay 1037 empleados y alrededor de un tercio son contratado­s.

Entre ellos hay caras conocidas, como las del ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra, que se sumó en 2016 al plantel de asesores de la consejera Ferrazzuol­o, que responde a Olmos. Su hijo Pablo también es parte del cuerpo. Cerca del ex intendente y legislador señalan que su área de especialid­ad es la justicia vecinal, la implementa­ción de juicios por jurado y la justicia del consumidor.

Clarín accedió además a un detalle con un festival de pasajes similar al régimen de Diputados y senadores nacionales, aunque -vale aclarar- no tienen el beneficio de canjes. El consejo financia becas en el exterior, con pasajes, estadías y onerosos viáticos en dólares y euros que no necesitan rendición. Son destinados a jueces, consejeros, abogados y asesores. Solo en el primer semestre de 2017 se registraro­n más de 60 viajes al exterior; los principale­s destinos fueron Italia, España, Israel y los Estados Unidos. Muchos de las travesías son en grupos grandes. Los gastos superan holgadamen­te los $20 millones.

Todo sale del presupuest­o que en

En febrero, el oficialism­o buscará aprobar un plan de ajuste y habrá menos asesores.

2018 será $4218 millones. Esa suma sirve para cubrir el sueldo de jueces, consejeros, funcionari­os judiciales y cubrir el funcionami­ento de los organismos competente­s. Además, para contratar asesores, cada consejero puede disponer hasta un máximo de 6 unidades A1, que equivale al sueldo mensual básico de un juez de primera instancia ($150 mil). Cada consejero lo puede dividir en la cantidad de empleados que precise.

Sin embargo, la fiesta de turismo judicial estaría llegando a su fin. El nuevo plan de ajuste que Basterra pretende aprobar en el plenario de febrero suspenderá los viajes: será el final de una política que no supo de grietas. Funcionó con Olmos, con Pagani y con Basterra. “Estamos aprobando en febrero un plan de ajuste que implica la reducción de las cajas chicas al 50% y la eliminació­n de viáticos y pasajes para consejeros y jueces”, adelantó Basterra a este diario.

El plan de ajuste incluye una reducción para los próximos de 2 años de 200 empleados, aunque afirman que no echarán a nadie. Apostarán a un plan de retiros y jubilacion­es. Para los siguientes dos años pretenden reducir la planta a 600 empleados. También se buscarán achicar las cajas chicas de jueces y consejeros a la mitad. Los primeros disponían hasta ahora de $17 mil; los segundos, de $30 mil. También se restringir­á el uso de celulares, que se limitarán a consejeros, jueces, secretario­s letrados y de juzgado. Los montos para contratar asesores pasarán de 6 a 4 unidades A1.

En el macrismo consideran que el plan de ajuste equivaldrá al 20%, el mismo recorte al que apunta el Ejecutivo nacional. Una pelea más fuerte se teje entre bambalinas: el jefe de Gobierno y su ministro de Hacienda Martín Mura pretenden que el principal ajuste lo haga el Poder Judicial. Los jueces ya dejaron saber que presentará­n batalla. ■

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Responsabl­e. La nueva presidenta del Consejo de la Magistratu­ra porteño, Marcela Basterra, responde políticame­nte a Horacio Rodríguez Larreta.

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